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Argentina
Política Provincial
29 de agosto de 2018
INFORME

"Que se vayan todos", el terror de Cambiemos

Mauricio Macri cae en las encuestas. Cristina Fernández detuvo su crecimiento por la causa de los cuadernos. Nadie capitaliza esas pérdidas y aumenta el descontento por la crisis económica. El miedo a que la reacción social sea de hartazgo hacia la política.

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El gobierno de Mauricio Macri no logra encontrar el rumbo económico y el descontento social se traduce en un mal humor generalizado que ya empieza a afectar a los propios. El pasado reciente ha quedado entrampado en renglones de corrupción y robos asqueantes. Y la mirada hacia el futuro inmediato no tiene un foco de atracción que permita ver otra salida que no sea repetir lo anterior o insistir con lo actual. En ese escenario, el escepticismo se apodera de la sociedad.

Las últimas encuestas, ya sean las públicas o las que manejan en secreto los principales dirigentes de cada sector, encienden luces de alerta tanto para el Gobierno como para la oposición. La caída de imagen y de intención de voto del Presidente no es capitalizada por otro di-rigente. Cristina Fernández, que venía en ascenso, también muestra una retracción a partir de la causa de los cuadernos de la corrupción K. En situaciones normales, una tercera vía debiera capitalizar eso, pero tampoco ocurre.

El peronismo anti-K y dialoguista con el Gobierno pretende ser esa salida. Sin embargo, carece hasta ahora de liderazgo y expertise para ganar terreno e intentar ser la costura a una grieta cada vez más profunda, que tanto el macrismo como el kirchnerismo se encargan de potenciar, incluso a riesgo de llevar el escenario hacia un desmadre absoluto. 

“Va a ser difícil acercar posiciones cuando todos se pelean por el choripán”, comentó ante este medio un intendente peronista del interior bonaerense, cansado de ir a reuniones donde se proclama la unidad a la vez que todos quieren ser más de lo que les dan los zapatos.

Entonces gana terreno la posibilidad de tener que ir a otra elección con el liderazgo de la expresidenta, aun cuando las mejores encuestas la ubican, en un escenario de balotaje, por debajo del 40 por ciento.

La caja de Pandora abierta por el juez Claudio Bonadío y el fiscal Carlos Stornelli sigue deparando sorpresas, y todavía es imposible mensurar su alcance. Pero expuso lo peor de la década pasada, y algunos votantes de Cristina no fanatizados recalculan su preferencia política. 

Los sucesos de Comodoro Py debieran potenciar el poder electoral de Cambiemos, pero en el medio está la economía.“No hay hoja de ruta en la política económica, y lo peor es que no veo posibilidades de que la economía pueda rebotar el año que viene”, dijo a La Tecla un diputado de Cambiemos con domicilio en el Conurbano, donde “la conflictividad social está en aumento y muestra un escenario preocupante hacia fin de año”. El legislador expuso con crudeza la inquietud imperante en el oficialismo provincial. 

Por más que lo disimulen, María Eugenia Vidal y su entorno están intranquilos por el panorama electoral que deberán afrontar. Sobre todo porque ella sigue siendo la figura excluyente de Cambiemos y, para muchos, cada vez más el plan A en la intención de salvar la ropa el año que viene. No obstante, si la caída del oficialismo sigue potenciándose, también Vidal quedará entrampada en los desaciertos económicos y políticos de la administración nacional.

La inflación sin freno, el dólar en ascenso y la caída estrepitosa de la actividad económica, que tuvo en julio el peor registro de los últimos ocho años, hacen que el Gobierno no pueda capitalizar como quisiera el escándalo de la corrupción K. Incluso, la causa llevada adelante por Bonadío ya empieza a ser un estorbo para Cambiemos y para Macri. Una de las razones es que no se sabe hasta dónde podrá quedar indemne la familia empresaria del Presidente; y la otra es el freno a la obra pública (fundamentalmente a los proyectos de PPP), porque los empresarios están “distraídos” en asuntos que los amenazan con la cárcel.

El bolsillo de la clase media sufre demasiado; la pobreza, lejos de llegar al índice 0 prometido por Macri, va en aumento; cierran fábricas con cientos de obreros y, para colmo, todos los entendidos en materia económica vaticinan un último trimestre aún más complicado. Aunque todavía el escenario diste del de 2001, el hartazgo crece de manera proporcional a las dificultades financieras.

Las encuestas demuestran que los argentinos empiezan a mostrarse descreídos de la política, y en ese marco, la sensación de una vuelta al “que se vayan todos” aparece cada vez más concreta y palpable. “Estamos preocupados por la conflictividad social, que puede implosionar en cualquier momento, y si el Gobierno insiste en cumplir las metas del FMI, va a ser peor. Y esto, así, va derecho a un enojo hacia la política que no es conveniente para nadie”, aseguró otro legislador de Cambiemos.

El escenario más temido para el Gobierno es que regrese ese clamor popular que se escuchó en 2001. A la oposición, también la inquieta el escepticismo social, aunque es el sector que podría aprovecharlo. Algo es claro: la causa de los cuadernos impacta, pero, por ahora, aparece como más dañino electoralmente el descontento por el rumbo económico. 


"Hay una situación política desestructurante"

Las crisis sociales y el descreimiento de la política son, por lo general, efectos colaterales de la recesión financiera. Así, al menos, lo analizó la socióloga Alcira Argumedo, quien se desempeña como investigadora del Conicet. Si bien descartó que, por el momento, se produzca un estallido social similar al de 2001, que terminó con el famoso “que se vayan todos”, la ex diputada nacional consideró que existe un desencanto de la población en relación con la dirigencia política.

“Hay una crisis política seria en la medida de lo que fueron las faltas de alternativas. Se dieron en los primeros años de este siglo, pero bastante ligadas a un proceso de incremento de los precios de las materias primas por la presencia de China en el mercado mundial. El tema es que a partir de la crisis de 2008, del estallido de Wall Street, sus efectos hicieron entrar en crisis a la mayoría de los gobiernos posliberales”, detalló la dirigente de Proyecto Sur. 

En este sentido, Argumedo señaló a La Tecla que este escenario golpeó a esos gobiernos regionales (denominados “populistas”), a los que no se en-contraron alternativas. “Se perdió la oportunidad histórica de fijar condiciones estructurales que hicieran reversible ese proceso de reunificación. Fue un intento político muy fuerte. Esto ha entrado en una crisis seria, es estructural. Hay una crisis política que abarca a todos los sectores”, expresó la socióloga.

Para ejemplificar mencionó a los partidos tradicionales de Argentina. “El radicalismo está en crisis. Hay todo un sector de base que no está avalando la alianza de Cambiemos. En el peronismo y en la llamada centroizquierda, también. Hay una situación política muy desestructurante”, concluyó. 


La satisfacción, es descenso

Durante el mes de julio, la Universidad de San Andrés (UDESA) elaboró una encuesta de satisfacción política y opinión pública, cuyos resultados son más que preocupantes para la Casa Rosada. Según el informe, el 63 por ciento de los consultados considera que las cosas empeoraron, mientras que sólo el 18 por ciento cree que han mejorado desde que asumió el presidente Mauricio Macri. En este sentido, según la universidad, la proporción de personas insatisfechas alcanza el valor más bajo histórico: 72 por ciento. 

En esta línea se observó un alto nivel de rechazo tanto sobre el desempeño del Poder Ejecutivo como del Poder Judicial, siendo este el reflejo del efecto de los llamados “cuadernos K” en el electorado. 

En esta línea, con relación a las perspectivas electorales del año próximo, un 27 por ciento manifestó que votará por Cambiemos, mientras que un 33 por ciento lo hará por la oposición. No obstante, frente a este escenario se destaca un 32 por ciento que aún no sabe a quién votará en 2019. 


"No hay voto negativo o de rechazo, hay incertidumbre"

Tal como sucedió en el resto de las encuestas más recientes, el último informe de Analía del Franco Consultores puso de manifiesto una creciente tendencia de los “indecisos” frente al escenario electoral de 2019. Es decir, cada vez son más los electores que buscan una salida a la grieta.

“El electorado, ahora se retrae, empieza a dudar. Hay una incertidumbre que se pronuncia desde marzo. La gente se pregunta: ¿Qué hago, a quién voto? Tanto Cristina como Macri mantienen sus núcleos duros. Pero aquellos votos que Cristina logró capitalizar de los arrepentidos de haber votado a Macri en el balotaje, los perdió. El pierde también por la cuestión económica”, señaló Del Franco en diálogo con La Tecla.

En este sentido, la analista política destacó como positivo que, a diferencia de lo que fue la crisis de 2001, no vislumbra en los consultados la intención de votar con bronca.

“La gente no responde ‘no quiero votar, voy a votar en blanco o voy a impugnar’. Está indecisa. Cuando se dio una situación así en 2001, se dio más un voto de barricada, del ‘que se vayan todos’. Hoy, la gente está indecisa porque no le dan ninguna garantía”. 

Por ello, para Del Franco, el desafío de quien compita por afuera de la grieta será lograr capitalizar este voto indeciso, que está más vulnerable. Pero ni Sergio Massa ni Juan Manuel Urtubey aparecen como la tercera posición. “En 2001 había mucho voto rechazo, voto negativo. Hoy, por lo menos en la provincia de Buenos Aires, no. No hay voto rechazo o negativo, sino indecisos, de incertidumbre. Esto, también, es fruto de la grieta. Por eso están desilusionados de los dos”, concluyó la especialista. 


“Ese liderazgo que predique en el desencanto, todavía no está”

El último relevamiento publicado por la consultora M&R reveló una fuerte presencia de “indecisos” de cara a las elecciones de 2019. En este escenario, cualquier candidato de la oposición cosecharía hoy 47,6% de los votos; el oficialismo, 28,7%; mientras que el 23,7% de los consultados se inclinó por el “no sé”.

Al respecto, uno de los directores de la encuestadora, Gustavo Marangoni, en diálogo con La Tecla aseguró que, frente a esta incertidumbre, “es posible que se dé un ‘que se vayan todos’; especialmente si se deteriora la situación económica. La economía manda. Los primeros temas de preocupación son inflación y desempleo. No estoy tan de acuerdo con esta idea de ‘bueno, si no hay pan, que haya circo’. El circo sin pan es peligroso y puede terminar de motorizar una idea de ‘son todos lo mis-mo’. Es un escenario que no se puede descartar”.

En esta línea, el ex presidente del Banco Provincia reveló que hay cansancio y un alto nivel de desencanto en el núcleo electoral. “Ese liderazgo que predique en este desierto de desencanto, todavía no está. No porque las cosas no se digan. No basta que las digan, no basta sólo con la letra; también se necesita la música. Ahí es donde falta un líder. La política es un acto más complejo, requiere de una cuestión de carisma, de impronta, de llegada. Hay una insatisfacción económica y política importante”, señaló Marangoni.

Y puntualizó: “Hasta ahora, en la política argentina no hubo lugar para el sofá cama; hay sofá y cama. No hay alguien que diga tener las virtudes de uno y otro. Eso no ha calado en el electorado. Ahí está la matriz de lo que habrá que resolver en los próximos meses, y cada vez queda menos tiempo”.

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