Cristina Fernández de Kirchner participa del cierre del plenario de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), en el marco del Día de la Bandera. La acompañan Jorge Ferraresi, ministro de Hábitat y Desarrollo Territorial de la Nación y Hugo Yasky, secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).
Desde el Parque de la Estación en Avellaneda, en un acto aparte al del Alberto Fernández, la vicepresidenta diserta sobre la vigencia de Juan Manuel Belgrano, la importancia del Estado en las crisis y la situación actual.
El primer orador fue Ferraresi, quien hizo alusión a la gestión anterior y expresó que "en los últimos cuatro años se paralizó un sistema de viviendas, que hoy volvimos a poner en marcha".
Tras citar palabras del escritor Arturo Jauretche, donde habla de la suba del dólar como forma de "disciplinar" a la clase obrera, el ministro afirmó que "la batalla es cultural" y por ende "una de las cosas que tenemos que empezar a construir es la conciencia de clase".
En este marco, ironizó: "El gran éxito del peronismo va a ser cuando saquemos 0 votos, cuando convirtamos a todo el país en clase media. Porque la clase media nos odia. Por eso hay que empezar a construir la identidad de clase, para que no nos olvidemos de dónde venimos".
Ante la presencia del gobernador Axel Kicillof y varios dirigentes provinciales, a su turno Hugo Yasky destacó que "por primera vez en muchos años, hemos logrado tener paritarias acordes a la inflación".
Tras apuntar contra los grandes empresarios por la especulación financiera y el aumento desmedido de precios, el líder sindical invitó a "abrazar esta lucha con alegría para enfrentar a estos factores de poder que tratan de limitar la capacidad de acción de los gobiernos populares".
En otro pasaje de su discurso, también reivindicó a Cristina como "la figura más importante de la política en estos últimos años".
Luego disertó la vicepresidenta, quien agradeció la cálida bienvenida y afirmó que Avellaneda "es una de las muchas casas que tenemos en la provincia de Buenos Aires".
La palabra de Cristina: la "lapicera" y otras cuestiones
En un repaso por la historia argentina, desde las ideas de Belgrano hasta la crisis que la Argentina enfrenta actualmente, invitó a "mirar el pasado". "Desconfío de los que no les gusta mirar el pasado: yo no tengo problemas con el pasado, ni con el mío ni con el del peronismo. Me hice peronista conociendo el pasado e imaginando lo que viene", remarcó.
Rememoró la crisis económica del 2008, una de las más grandes a nivel mundial, y luego la desatada por la pandemia en 2020: "Fue el Estado el que salió a hacerse cargo de todo, el que salió a enfrentar un fenómeno totalmente desconocido. ¿Qué hubiera sido sin Estado en la pandemia?".
En este marco, indicó que "el déficit no es el causante de todos los desmadres económicos, sí el endeudamiento criminal de los cuatro años del macrismo" y que la Argentina tiene "capacidad instalada ociosa para seguir produciendo, y al mismo tiempo salarios muy magros".
Al igual que Yasky, apuntó contra los empresarios formadores de precios. "Hay empresas que tienen que pagar por lo que ganaron. Esto no es un problema de amores u odios, es un problema de plata. Cuando miro las ganancias de una de las empresas alimenticias más grandes entre 2019 y 2021, veo un crecimiento del 420%", reveló.
Por otro lado, poniendo en tela de juicio los sloganes libertarios, Cristina Kirchner expresó que "la presencia del Estado es fundamental" y que "Argentina, a diferencia de países como Francia, tiene una presión tributaria baja".
En el último tramo de su discurso, atacó al poder judicial y a "los funcionarios que no funcionan". "Acá pasa que si la necesidad es del poderoso hay juez, fiscales y represores. Pero si son del pueblo no. Por eso digo que en la Argentina no hay poder judicial, hay partido judicial", indicó.
En esta línea, hizo alusión a la necesidad de escuchar las necesidades del pueblo: "No es obligatorio ser legislador ni ministro, si tienen miedo o les da cosa alzar la voz consiganse otro trabajo. Nos tiene que importar quedar bien con la sociedad, con los argentinos que nos eligieron".
Sin embargo, en medio de acusaciones tácitas y tensiones internas, pidió que "nadie se preocupe porque la unidad del Frente de Todos, porque nunca estuvo en discusión".
También propuso un cambio en la matriz financiera y el plan económico del gobierno, por lo que aconsejó que "no hay que tener miedo de usar la lapicera". En este sentido, volvió a resaltar que "cada vez que el país se endeuda en dólares, el bimonetarismo hace saltar al país por los aires".
Posó el ojo sobre los planes sociales, y consideró que "no tendría que haber tantos en un contexto como el que estamos viviendo. El peronismo es laburo, no depender de un dirigente barrial que me de el alta y la baja".
En el acto, donde quedó expuesta una vez más la grieta en la coalición gobernante, también estuvieron presentes el gobernador bonaerense, Axel Kicillof; el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, y su par de Quilmes, Mayra Mendoza; los sindicalistas Pablo Moyano (camioneros) y Sergio Palazzo (bancarios); los funcionarios provinciales Andrés Larroque y Daniel Gollan y el senador nacional Mariano Recalde.
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