El evento más importante del fútbol en Latinoamérica empezó mal. Los hinchas de Fluminense realizaron una emboscada contra los de Boca en Copacabana: los robaron y golpearon con complicidad de la policía brasileña, que dejó actuar a la barra brava y luego reprimió a los argentinos.
Daniel Scioli, embajador de Argentina en Brasil, recibió al plantel del xeneize en Río. “Lo primero que me preguntó Almirón (entrenador de Boca) fue cómo está todo, venían percibiendo que hay un clima de tensión”. Desde 2019, la final de la Copa Libertadores se hace a partido único, con una sede neutral -que se elige a principios de temporada-. Pero por primera vez en la historia se clasificó un equipo de esa ciudad. Es decir, se “rompió” la neutralidad. Para la CONMEBOL no significó un problema, no hubo necesidad de contemplar alternativa alguna.
Semanas atrás, empezó a crecer el rumor en las redes de una movilización histórica de hinchas. Una “invasión a Río” de más de 100.000 bosteros. Y en la semana previa al partido aparecieron las primeras imágenes del folclore futbolístico. Argentinos que cruzaron la frontera caminando, otros en bicicleta. Los que se endeudaron y perdieron sus trabajos con tal de estar en Brasil. Camisetas azul y oro en la playa, fiesta símil a lo vivido en el mundial 2014. Pero dos días antes del gran partido empezó el caos.
Mientras un grupo numeroso de hinchas de Boca estaba reunido en una de las playas de Copacabana, irrumpió una facción de la barra del "Flu" para atacarlos. Les robaron las camisetas, los celulares, los documentos. La policía estaba presente pero no frenó a los locales. Sí a los argentinos, que intentaron defenderse.
Ana Sarrabayrouse, consulesa general de Argentina en Río de Janeiro, en Diálogo con Radio La Red, se refirió a las fuerzas de seguridad y la protección para con los argentinos: “es imposible pretender que tengan la misma empatía con un hincha de Boca que con uno de Fluminense. Tenemos que manejarnos con ese contexto: es otro país, las reglas son distintas, la policía es más dura y no van a tener empatía con Boca”.
Luego de los incidentes, Daniel Scioli volvió a hablar, respaldó a los hinchas del xeneize y hasta puso en duda las garantías para que la final se juegue. “Nada justifica una represión tan brutal como la que se vio en Copacabana, donde incluso había niños”.
Nadie se atreve a asegurar que la escalada de violencia finalizará. Flavio Azzaro, periodista argentino, compartió un audio que le compartió el Manco Aravena, uno de los líderes de La 12, la barra brava de Boca -que se espera que llegue a Brasil el viernes al mediodía-. En el mensaje de voz, Aravena dice: “El único favor que te pido que hagas llegar ahí a la gente: que espere que lleguemos nosotros y que los de Fluminense nos vengan a buscar”.
El partido está programado para el sábado a las 17 en el Estadio Maracaná. En Fluminense, el goleador y principal figura del equipo es el argentino Germán Cano. Boca juega con lo mejor que tiene: ningún jugador -de los disponibles- se perderá el partido por lesión. La única duda que tiene Almirón es quién ocupará el lugar que deja el suspendido Marcos Rojo, Nicolás Valentini o Carlos Valdez.
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