“Cristina, que está proscripta, no puede llamar a nadie para proscribirlo, sería una contradicción”, aseguran en el entorno de Daniel Scioli, donde reafirman que el embajador en Brasil no se baja por nada del mundo de la carrera presidencial. ¿Quizá sea ella la única que puede hacerlo desistir si se lo pide? Scioli está convencido de que la vicepresidenta no lo hará, y desde su búnker de campaña, a metros de la Casa Rosada, afirman “ya no tenemos margen para retroceder”.
En medio de fuertes presiones para que se baje, que nacen principalmente desde el ministerio de Economía y la comandancia de La Cámpora, el precandidato presidencial se muestra cerca del presidente Alberto Fernández, tiene una apretada agenda de reuniones y muestra una gestión como embajador con algunos logros que envidiarían varios ministros. En cuanto al armado político, la tarea de sus colaboradores es intensa.
Hasta que Juan Schiaretti no cierre definitivamente con Horacio Rodríguez Larreta, Daniel Scioli no dejará de fantasear con la posibilidad de que sea aliado suyo. Trabaja para ello, como también lo hace con otros peronistas que hoy están fuera del Frente de Todos. En la provincia de Buenos Aires, en tanto, el sciolismo avanza en los armados seccionales y empezó a llenar los casilleros de los distritos.
Por caso, anoche se cerraron en un departamento de la calle San Martín -cerca de donde horas antes los gobernadores habían clamado por una lista única y participación de ellos en esa nómina- las candidaturas para intendente de La Matanza del sindicalista Heraldo Cayuqueo y para jefe comunal de Presidente Perón del exalcalde Aníbal Regueiro. Scioli sube a su ambulancia a todos los que se sintieron maltratados por el kirchnerismo.
La presión para que Scioli abandone la competencia son tan fuertes que se ha echado a circular la versión de que el massismo y el cristinismo podrían armar un frente conjunto que dejaría afuera a todo lo que tenga aroma a Alberto Fernández. A menos que Cristina Fernández también quiera poner en riesgo máximo la continuidad del oficialismo en la provincia de Buenos Aires donde, se supone, se resguardaría el kirchnerismo en caso de que el gobierno nacional caiga en manos de la oposición. Y también pondría en riesgo algunas intendencias.
La propia Cristina conoce ese veneno. Cuando dejó afuera a Florencio Randazzo en el 2017, en la elección de la provincia de Buenos Aires su exministro, que tenía como jefe de campaña a Alberto Fernández, sacó 5,29% de los votos, mientras que la expresidenta perdió en la elección de senadores con Esteban Bullrich por cuatro puntos.
Se presume que la de este año volverá a ser una elección reñida, por lo tanto, parece casi imposible que el Frente de Todos juegue tan al fleje que en caso de no tener a todos los jugadores adentro podría mandar la pelota afuera y quedarse sin nada. Scioli eso lo sabe, pero no hace falta que responda a las operaciones en su contra con cuentas que quienes saben de política las tienen bien sacadas.
Si lo dejaran afuera, Daniel Scioli podría competir con su propio frente electoral, cimentado en el partido PARTE, el sello del que es propietario Alberto Fernández.
Este jueves, por caso, el Presidente de PARTE, Claudio Ferreño, se reunió con el Secretario General de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló, en la sede de la UOM en la Ciudad de Buenos Aires, para organizar el Encuentro de Dirigentes, Militantes y Vecinos que se realizará la semana próxima en CABA, con la presencia de Daniel Scioli. También, participó del encuentro, la Legisladora Porteña, Maia Daer.
Horas más tarde, Scioli publicó en sus redes un video es que responde a quienes lo presionan para que baje su candidatura. "La única forma de avanzar es enfrentando los desafíos y triunfando. De eso estamos hechos. Así somos", posteó.
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