11 de enero de 2013
CASINO OPOSITOR
Cristina le bajó el pulgar al Sasso
Luis Barrionuevo compró el Hotel Casino de Mar del Plata, y la Presidenta lo vetó hasta nuevo aviso. En el camino quedaron las promesas de Mariotto a los gremios y las evasivas del Gobernador

Tras un año de lobby furioso, todo se desmoronó, y con el derrumbe surgieron las promesas de futuras represalias. Los contrincantes son Luis Barrionuevo (con toda la prole duhaldista) y la Presidenta, Cristina Fernández. En el medio, como incómodos pero inevitables convidados, se encuentran el Gobernador, Daniel Scioli, y el vice, Gabriel Mariotto. El botín de guerra es el casino que está ubicado en el predio del hotel Sasso, en Punta Mogotes, Mar del Plata.
En 2006, el secretario general de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos, Luis Barrionuevo, compró el quebrado hotel. Tiempo atrás había sido propiedad de la familia Cirigliano (grupo vinculado primero al menemismo y luego al ex Presidente Eduardo Duhalde). Héctor “Ronco” Lence, conocido gestor duhaldista, trabajaba para ellos y resultaba el nexo conveniente entre el por entonces caudillo bonaerense y el grupo empresario. Aseguran que el casino supo dar buenos dividendos al poder político.
Con el tiempo el edificio se avejentó y perdió valor. Barrionuevo lo adquirió, lo refaccionó a nuevo y lo transformó en un cuatro estrellas. La apertura, en 2007, fue muy promocionada, y significó la puesta en marcha de un lugar (con 95 habitaciones, lobby bar, tres salones de conferencias y spa) ideal para convites políticos y de otras yerbas. Aunque el plato fuerte era el que el gastronómico tenía reservado en el playón de estacionamiento, donde construyó las instalaciones de un futuro casino. Fue una inversión de 30 millones de pesos, que sólo aguardaba la autorización de Loterías y la ubicación de las mesas y las máquinas tragamonedas; pero la autorización no llegó.
“Hay una orden de Cristina para que no se abra”, afirmó a La Tecla el jefe de los gastronómicos. La frase, repetida en otros ámbitos, conlleva una historia.
A mediados de 2012, el tema del juego, y el rol del Estado, habían adquirido fuerza inusitada. Puertas adentro se discutían las ganancias que se alcanzaban, y quién capturaba esa caja, y hacia fuera, en el ámbito parlamentario y de gobierno, se hablaba de estatizar todo el sistema.
Desfilaron proyectos de ley de randazzistas, sciolistas y gran parte de los sectores opositores. Y en el medio, el vicegobernador, que convocaba a un foro de discusión, para ensamblar todas las propuestas. Fue en Mar del Plata, y lo organizó el titular de la Asociación de Empleados de Casinos, Jorge Baino. Si bien la movida no dejó definiciones claras, le sirvió al sindicalista para gestionar ante Mariotto un viejo reclamo: la licencia de un nuevo casino en la Provincia. El presidente del Senado no tuvo inconvenientes en apoyar el pedido y dar su palabra para la apertura, aunque luego no pudo cumplirla.
El lugar elegido por Baino fue el viejo Hotel Casino Sasso, cerrado hacía más de diez años, y cinco años atrás adquirido y remodelado a nuevo por Barrionuevo.
Frente a las aguas de Punta Mogotes, convertido en espacio vip, el salón de juegos sólo necesitaba para arrancar el ok de Loterías, las mesas y el paño .
“Hay una orden de Cristina para que no se abra”, volvió a escucharse la voz, que les recordó a todos que el proyecto, al menos por el momento, no se podía llevar a cabo.
Mariotto, apurado, sacó un as de la manga: ofreció la conformación de la comisión bicameral (creada por la ley), para observar el caso y dar el aval, que luego debía ser refrendado por Loterías. Esto daba un margen de tiempo vital para el proceso.
Scioli, en un fugaz encuentro que tuvo con Baino el día que se desataron los saqueos en varios puntos de la Provincia, sólo indicó que “vamos a estudiar el tema”.
El Gobernador, por el momento prefiere dilatar el tema, atento a la decisión de Cristina Fernández. En tanto, en la Legislatura, el vice apuró la conformación de la bicameral, que tendrá en el Senado la representación de los oficialistas, la legisladora de Ezeiza, Leonor Granados, y el bouduista Jorge Ruesga, además de la opositora Isabel Gainza, del unibloque CC.
En Diputados la situación es distinta, ya que, además de los dos oficialistas -el camporista José Ottavis y el sciolista Rodolfo “Manino” Iriart-, la integra el justicialista anti K Rubén Eslaiman, que responde a la mujer de Barrionuevo, la diputada nacional Graciela Camaño. Algunos opositores ya indicaron, en reserva, que el diputado se dedica a realizar un lobby evidente en favor del salón de juegos. Pero la comisión doble, que se creó sobre el cierre del período 2012, no tuvo ninguna reunión hasta la fecha, ni siquiera una citación. No está claro tampoco si en marzo se habilitará la discusión o la conformación quedará en una expresión de deseos.
Si el gobierno habilitara el casino, que tiene la intención de capturar la atención de apostadores de altos ingresos, entregaría al sindicalista opositor una herramienta muy conveniente, más allá de que la explotación del juego corresponde al Estado. Sucede que el salón resulta muy amplio, donde se pueden ubicar varias mesas de ruleta, black jack y punto y banca e infinidad de tragamonedas.
“A nosotros nos interesa el juego artesanal, y hacer torneos de póquer internacionales”, expresa Barrionuevo. Desde el kirchnerismo niegan con la cabeza, y el sciolismo, inmutable, observa las jugadas.
Este verano, que anticipa muchas actividades de gestión del Gobernador, tiene la promesa sindical de mucho ruido, escraches y reclamos al mandatario. El tiempo dirá quién ganó la pulseada.