Argentina
Miércoles, 1 mayo 2024
NOTA DE GRAFICA
9 de abril de 2024

Gabinete bonaerense: cómo engrana la máquina de Kicillof

El Gobernador tiene desafíos políticos atados a la reconfiguración del peronismo que requerirán estrechar lazos con diferentes sectores. El rol del multiespacial equipo de gobierno y la función central del círculo íntimo

Por Hernán Sánchez y Andrés Sosa

Las circunstancias le demandan a Axel Kicillof tomar un rol protagónico por encima de la ya alta exposición que supone ser el gobernador de la provincia de Buenos Aires. Está llamado a ser una de las figuras en las que el peronismo basará su reconstrucción tras la dura derrota nacional del año pasado, cuyo duelo todavía impera sobre algunos sectores. Acepta el desafío, sin dejar de lado convicciones innegociables pese a sugerencias o pedidos que van en el sentido contrario.

Respetó los lugares para los espacios que formaron Unión por la Patria, aunque no le devolvieron la misma gentileza desde la Legislatura. Volvió a confiar en su círculo de amistades, que conforma el primer anillo de la gestión y conduce paternalmente administrando egos y rencillas. Ahora viene la etapa de que todo confluya detrás de un objetivo común que lo tenga como faro principal en 2027. Antes está la elección de medio término, dónde la influencia del mandatario provincial deberá ser totalmente distinta a la de 2023.

“No puede quedar otras vez aislado, sin poder de negociación con la Legislatura provincial ni el Congreso. La fortaleza de Axel es que es el único que queda con poder real, y en eso se tiene que montar”, aseguró un colaborador de uno de los nuevos ministros. Para muchos, Kicillof debe ejercer más a fondo ese rol, para otros entendió que si no lo hace dejará pasar el tren y volverá a quedar sometido a la dedocracia K.

Bajo esa lógica, el Gobernador necesita tener candidatos para la lista de diputados nacionales y para las nóminas legislativas seccionales. Quizá no sean del riñón porque hasta ahora nunca quiso jugar sus fichas ahí, pero sí de las estructuras aliadas con las cuales tiende lazos que se verán reflejados en la consolidación de una mesa política provincial. ¿Podrá recuperar el peronismo la lógica de construcción que tuvo antes del kirchnerismo, donde había un líder (Eduardo Duhalde) en la Provincia y distintos coroneles que juntaban tropa? Es un objetivo difícil.

A grandes rasgos, el oficialismo bonaerense se compone del sector cercano al Gobernador, con una fuerte influencia en intendentes del interior; un cúmulo de jefes comunales del Conurbano que también reporta (con sus independencias); alcaldes sueltos; sectores sociales y gremiales; el Frente Renovador, con Sergio Massa pivoteando entre Kicillof y Máximo Kirchner; y la alianza de La Cámpora con Martín Insaurralde. 

Los dos últimos espacios no serían parte de esa mesa provincial, que busca darle más volumen a la desarmada mesa de Ensenada. Massa, como siempre, esperará el momento oportuno para dar el paso estratégico. Su deseo de ser presidente jamás se apagará. En cambio, con el kirchnerismo duro las cosas son más complejas. Para muchos, el plan de La Cámpora es que Axel se vaya de presidente para quedarse con la Provincia. El resto del peronismo es reticente a ello. Lo expresa como pocos, y en los hechos, el mandamás de Avellaneda, Jorge Ferraresi, entusiasta armador de la Agrupación Eva Perón, que pondría a disposición de la jefatura provincial, y eventualmente nacional, de Kicillof.

“Pareciera que Milei y Máximo tienen una coincidencia de objetivos, que tienen un enemigo común, que es Axel”, disparó un funcionario de muy buen vínculo con el mandatario provincial. Esta advertencia está dentro de una lógica que anticipa que si Cristina se pone como candidata el año que viene es para facilitarle a Máximo poner el gobernador en el 2027. Tampoco sería buena señal, en la búsqueda de más apertura, que ella se ponga al frente del PJ Nacional, “porque eso reedita la pelea kitrchnerismo-antikirchnerismo cuando el enemigo tiene que ser Milei”, dijeron en La Plata.

Pese a este contexto, conviven en el gabinete provincial todos esos grandes sectores de Unión por la Patria. El kirchnerismo duro tiene a los ministros Martín Mena (Justicia y DDHH), Nicolás Kreplak (Salud) y Daniela Vilar (Ambiente); a la presidenta del Instituto Cultural, Florencia Saintout; el titular de IOMA, Homero Giles; la responsable del IPS, Marina Moretti; y la directora del Organismo Provincial de Contrataciones, María Victoria Anadon, quien merece un capítulo aparte. Un sector del círculo íntimo le pidió a Axel que la sacara, pero no accedió a la demanda y demostró, una vez más, que los pedidos de Cristina aún siguen estando por encima, incluso de las demandas de los propios. 

También llegó del kirchnerismo Alberto Sileoni (Educación); y la expresidenta apoyó la llegada de Sergio Berni a Seguridad. Su sucesor, Javier Alonso, responde a Berni; y ambos están alineados a Kicillof.

Gonzalo Atanasof entró al Instituto de Lotería y Casinos de la mano del mandamás de La Plata, Julio Alak, pero jugaba cerca del esquema de Martín Insaurralde. En rigor, pocos vestigios del exjefe de Gabinete quedaron en el Gobierno después del yategate. En tanto, a la espera de cerrar los acuerdos por el Grupo Bapro y otras oficinas descentralizadas, Massa tiene sólo a Jorge D’Onofrio (Transporte) como espada ministerial. El tigrense dice que su sacrificio en la carrera presidencial debió ser mejor recompensado, pero como en la Legislatura perdió terreno con el tándem Máximo-Insauralde pivotea entre los dos enojos, y prefiere negociar con Axel mientras prepara el retruque legislativo.

Walter Correa (Trabajo) y Estela Díaz (Mujeres y Diversidad) llegaron al gabinete desde el ámbito gremial. Correa, de muy buen vínculo con Cristina, se distanció de La Cámpora, formó parte de la mesa de Ensenada y es uno de los vínculos con la pata sindical.

Andrés Larroque (Desarrollo de la Comunidad) tiene un rol protagónico en la nueva etapa política del Gobernador. El “Cuervo”, contenedor de las organizaciones sociales, fue artífice del acercamiento de Fernando Espinoza con Kicillof y juega en la relación con los jefes comunales del Conurbano. El intendente de La Matanza y la vicegobernadora Verónica Magario se cuadran en la causa Axel. A ellos les responde la ministra de Hábitat, Silvina Batakis. 

Larroque, alejado de La Cámpora, es uno de los que más impulsa el armado de la nueva mesa política, en la que también estará Espinoza, continuarán, entre otros, Mario Secco (Ensenada) y Juan José Mussi (Berazategui), y donde se sentarán el ministro de Infraestructura, Gabriel Katopodis, y la jefa de Asesores, Cristina Alvarez Rodríguez. A los dos se les reconoce ascendencia política. Katopodis, además de tener injerencia en el Conurbano, es un nexo con todos los sectores de intendentes, incluso con el grupo Insauurralde. Alvarez Rodríguez tiene un conocimiento pormenorizado del interior profundo.

Toda esa estructuración de rosca relacionada a Kicillof tiene como terminal al ministro de Gobierno, Carlos Bianco. Y ahora sí entramos en el primer círculo de confianza. “Bianco es la voz política de Axel”, reconocen todos. Junto a Jésica Rey (ministra de Comunicación Pública) y Nicolás Beltram (secretario privado) fueron los que se subieron al ya mítico Renault Clio para recorrer la Provincia en los albores de la campaña electoral del 2019. Ellos se sumaron al clan en el ministerio de Economía de la Nación. Venían de antes, de épocas estudiantiles, Augusto Costa (Producción), Pablo López (Economía), Javier Rodríguez (Desarrollo Agrario), Juan Cuattromo (Banco Provincia), Cristian Girard (ARBA), Agustina Vila (Secretaría General),  y Santiago Pérez Teruel (Asesoría Gral.). Desde afuera se lo ve como un grupo hermético al que Kicillof les confía carteras que son reclamadas para pagar alianzas estratégicas. Nada hace pensar que eso cambiará, y desde el espacio se defienden diciendo que “todos tenemos la tarea de construir políticamente para Axel y el que no lo hace se va, acá ninguno está haciendo una pasantía”.

A Kicillof le costó en su momento sacar a Agustín Simone, exministro de Infraestructura y de Hábitat, a quien quería tener de nuevo en su equipo. Pero el exfuncionario le pidió una garantía que el Gobernador no le podía dar, entonces prefirió acompañarlo desde afuera. Simone igual está cerca y su aparición al lado del mandatario en un par de inauguraciones causó recelo en los actuales titulares de los ministerios. Apenas una anécdota para ratificar que el conductor del gobierno provincial “es muy contemplativo con sus amigos, tiene una cosa muy afectuosa con ellos”, como describió un ministro. Y es con ellos en la base que Kicillof acepta (sin decirlo públicamente) el desafío que le imponen los tiempos actuales, con varios espacios dispuestos a apoyarlo, pese a que todavía falta mucho y hay demasiadas cuitas internas por resolver.


Gabinete bonaerense: cómo engrana la máquina de Kicillof


MIRADA AL FUTURO
Autoconvencimiento, apertura y el karma de no enfrentar a Cristina

“La Cámpora nos corre con eso de que somos solamente técnicos, pero no es así. Es cierto que somos técnicos porque nos formamos en distintas especialidades, pero construimos políticamente para Axel; nuestra lógica es la construcción de Axel”, explica una de las personas más cercanas al Gobernador. Más allá de la respuesta al sector interno con el que existe un cortocircuito crónico, la frase encierra otra revelación: el axelismo empieza a jugar de otra manera.

Kicillof aparece más convencido de que es su momento para tomar las riendas. Empezó a convivir con eso y puede manejarlo sin que se convierta en una carga incómoda. La dirigencia comienza a exigírselo también. “Hay un reconocimiento por parte de los intendentes del fenómeno social electoral que él representa”, graficó un ministro, quien destacó que el Gobernador vivió esa demanda en carne propia en la marcha del 24 de marzo.
Kicillof nunca será un cultor de la rosca, pero sabe que será llamado a tomar un rol protagónico y eso obliga a decisiones fuertes. El problema sigue siendo siempre el límite que se autoimpone para no molestar a Cristina Fernández, con la que sigue manteniendo diálogo fluido sin intermediarios.

“Siempre para él va a ser mejor que el proceso de reconstrucción del peronismo sea en paz, pero el otro sector no tiene esa predisposición”, alertó un ministro que ve en el kirchnerismo duro, corporizado en La Cámpora, la principal piedra en el zapato. “Axel tiene una lógica constructiva, y del otro lado hay lógica destructiva”, insistió el funcionario. Si eso sucede, el Gobernador no tendrá alternativa.

Son cada vez más los sectores que reniegan de la digitación excesiva ejercida por Cristina y 
de los fracasos derivados de esa verticalidad extrema. No pocos atribuyen a “los caprichos” de Máximo Kirchner esos errores de conducción de alguien que entiende la política y el juego como nadie. Además, La Cámpora parece cada vez más encerrada en sí misma cuando la apertura es el sentimiento que gobierna al resto del peronismo y sus satélites, siempre ávidos de poder. En ese sentido, Kicillof afina relaciones con una mirada renovadora. Por caso, los contactos con el cordobés Martín Llaryora son frecuentes y van en la línea de un peronismo más abierto, aggiornado, con el objetivo de volver a conquistar la confianza perdida. 



FRENTE RENOVADOR
Massa recargado: las enemistades y el pivoteo entre Axel y Máximo

El Frente Renovador ingresó en un proceso de recambio dirigencial y Diego Giuliano fue ungido como presidente del partido. No obstante, el retorno de Sergio Massa a las pistas y la fuerte presencia de Malena Galmarini marcan el termómetro de una fuerza que busca relanzarse hacia el 2025.

El exministro de Economía y excandidato presidencial de Unión por la Patria (UP) comenzó a retomar la iniciativa al tiempo que la crisis económica de profundiza producto de las medidas implementadas por Milei. “Está empezando a salir porque encontró algún margen”, señalan desde el peronismo provincial. 

“Está pivoteando entre Máximo y Axel”, detallaron, y resaltaron que el tigrense “está peleado con Insaurralde”. Tal situación se expresa cotidianamente, pero tuvo su punto más álgido el día que la tropa massista vació la sesión en la Legislatura, allá por febrero. “Fue por un quilombo con Dichiara”, recordaron fuentes de peso en el oficialismo. 

En esa línea, aclararon que “públicamente se la cobró a Axel porque entienden que el Gobernador no castiga y no quería pelearse con Cristina”. Por supuesto el enojo de Axel Kicillof se hizo notar, pero en la Gobernación le respetan los lugares acordados en el gabinete. En la lista aparecen Aubasa y el Grupo Provincia, pero todavía el Frente Renovador no decidió nombres.

Massa acordó con Kicillof que Malena presida el Grupo Provincia, pero la extitular de AySA se negó y abrió un foco de conflicto tanto hacia afuera como al interior del massismo. Si bien desde un sector del FR niegan ruidos internos, tal situación ayudó a que la situación se tensara un poco más. 

Algunos aventuran que Sergio Tomás mira hacia Capital Federal y tendría en mente jugar electoralmente en ese distrito en 2025. Allí no encontraría muchos escollos para tal fin en un contexto en el que Malena propone una autocrítica profunda en el peronismo y se le planta a Cristina. Mientras tanto, el exministro administra su relación con Máximo, pero intuye que el futuro del justicialismo se encuentra por otro camino.


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NUCLEO DE ACCION
La mesa política provincial para respaldar a Kicillof hacia el futuro

El Gobernador gana protagonismo y peso político paso a paso en un escenario en el que el presidente Javier Milei lo eligió como su principal enemigo. Una pelea a la que Kicillof prefiere esquivarle por ahora. Además de enfocarse en la gestión provincial, Axel tiene un esquema en el que varios dirigentes de peso -además de su mesa chica- integran un círculo para darle mayor volumen de acción.

La denominada Mesa de Ensenada ya no existe como se la conocía y pasó por varios estadios desde su conformación con aquella primera reunión en la que Cristina Fernández se hizo presente. Las diferencias internas en el kirchnerismo ubicaron a La Cámpora y sus aliados por fuera del esquema y los más cercanos a Kicillof, con cuestionamientos al camporismo, continuaron dándole vida sobre todo en el proceso electoral del 2023.

No obstante, este 2024 aparece con un nuevo formato en vías de desarrollo. “Está en estado de reformulación Ese fue un instrumento creado para una situación particular, que era el proceso electoral del año pasado”, detalló un integrante del espacio. Luego indicó que “lo que se está construyendo es una mesa provincial para Axel. Falta ensamblar eso. Hoy hay distintas vertientes, hay intendentes, sectores de los gremios y organizaciones sociales”.

La misma voz reiteró que esa estructura “todavía está en un proceso germinal” y que por ese motivo quienes la componen poseen “cierta autonomía” para realizar sus intervenciones políticas. Entre las principales figuras están la vicegobernadora Verónica Magario, los intendentes Fernando Espinoza, Jorge Ferraresi, Mario Secco, Juan José Mussi, Mario Ishii, más los barones Julio Pereyra y Alberto Descalzo. Entre los ministros destacan Andrés Larroque y Gabriel Katopodis, y la jefa de Asesores, Cristina Alvarez Rodríguez. 

Asimismo, según trascendió, otros jefes comunales comenzaron a experimentar un acercamiento en los últimos meses con el mandatario provincial. Entre ellos se encuentran Mariano Cascallares, Gastón Granados y Federico Achával.



LOS DE SIEMPRE
La estructura y las afinidades en el primer círculo de confianza 

Si debiera prepararse una mesa para que el Gobernador se siente con su clan de funcionarios más cercanos y hubiera que ubicar a los comensales de un lado o del otro, según las propias afinidades de cualquier grupo humano, en una cabecera se sentaría el mandatario y en la otra Augusto Costa. Kicillof conduce al grupo sin mano de hierro, con la firmeza de los buenos amigos cuando piden compromiso y la contemplación de los mejores amigos cuando reprochan. Administra egos, pone freno a discusiones estériles y mantiene la armonía aún cuando hay tormentas. Que las hay.

Costa se ha ganado el derecho de la otra cabecera por los años de amistad y porque Kicillof siente que le debe reconocimiento perenne por ser artífice de políticas públicas que le dieron muy buen rédito cuando era ministro de Economía y por ideas que acercó en la etapa bonaerense. 

En tanto, de un lado de la mesa se sentarían Carlos Bianco, casi como la cabeza de un grupo que pone a la misma altura a Jésica Rey. Del mismo lado, Nicolás Beltram. Los tres que lo acompañaban en el Clío. Bianco también tiene estrechas relaciones con Santiago Pérez Teruel, Juan Cuattromo y Cristian Girard. En el otro lateral estarían Agustina Vila, Pablo López y Javier Rodríguez, también muy amigo de Costa. 

Vila, pese a su bajísimo perfil, tiene ascendencia importante en la gestión, un poco por su rol, mucho por su impronta. La Secretaria General no sólo cuida de la firma del Gobernador junto Pérez Teruel, el Asesor General (es lógico que esos lugares lo ocupen personas de extrema confianza), también tiene injerencia en áreas de gestión y es una voz escuchada asiduamente por el Gobernador. 

Ella y López se impusieron en la confección del texto final de la Ley Impositiva cuando otros funcionarios recomendaban algunas cargas menores. Kicillof, por formación, examina con lupa todo lo económico y deja más liberadas otras acciones de gobierno y es allí donde Vila adquiere más influencia. Pese a que desde el entorno del Gobernador digan que las cuestiones burocráticas a veces se atrasan porque son muy obsesivos en los controles, lo cierto es que desde varias carteras se quejan por la cantidad de expedientes que se demoran en la Secretaría General, donde se ralentiza la gestión o se exigen cambios. Muchos extrañan a Federico Thea, otro integrante del círculo cercano, que ahora desde el Tribunal de Cuentas sigue haciendo aportes políticos al mandatario.


Gabinete bonaerense: cómo engrana la máquina de Kicillof


EL ROL DE LOS INTENDENTES
Los caciques también juegan y hacen valer su peso territorial

El Conurbano bonaerense concentra gran parte de los dirigentes de mayor peso en el peronismo y los intendentes poseen un rol central no solo en la gestión, sino también en el aspecto político de Unión por la Patria (UP). En ese marco, los alcaldes analizan la situación actual y se encuadran bajo los diferentes liderazgos en base a las tribus existentes. 

Axel Kicillof no posee nombres de su riñón ni en la Legislatura ni en los municipios, pero comenzó a tejer fuertes lazos con jefes comunales de peso que observan en el Gobernador a una figura central en el justicialismo. “Ya tiene el apoyo de La Matanza y lo que tiene que generar es el mismo esquema que había armado Alberto Balestrini con ‘Los Tres Mosqueteros’ junto a Juanjo Álvarez y Julio Alak”, consideró un miembro del Gobierno. “Ya tiene adentro a La Matanza, La Plata y Avellaneda”, indicó en referencia a Fernando Espinoza, Julio Alak y Jorge Ferraresi, respectivamente. También, entre otros hay que sumar, Berisso, Ensenada, Berazategui, Florencio Varela, Ituzaingó y José C.Paz. En tanto, quienes se acercan sin reportar son Almirante Brown y Ezeiza.

Quien todavía juega en el terreno es Martín Insaurralde y a pesar de su caída en desgracia mantiene unido a un grupo de alcaldes entre los que se encuentran Federico Otermín (Lomas de Zamora), Nicolás Mantegazza (San Vicente) y David Angueira (Punta Indio). Además, mantiene un acuerdo político con La Cámpora y sus aliados que suman un total de 14 intendentes.

En cuanto a los que se encuentran sin encuadre definido están Gustavo Menéndez (Merlo) y Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas) y algunas versiones sostienen que mantiene un diálogo cercano con la sociedad Máximo-Insaurralde. Mariel Fernández (Moreno) pertenece al Movimiento Evita y tiene llegada a Máximo Kirchner con buena relación con Kicillof. El otro caso particular es el de Fernando Gray (Esteban Echeverría) que habla con el Gobernador al tiempo que le declaró la guerra al camporismo.

Por su parte, el Frente Renovador cuenta con 20 caciques bajo su influencia. Muchos de ellos orgánicos y otros con mayor nivel de autonomía.




 

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