Por Juan Courel (*)
El ausentismo electoral se volvió un tema en agenda desde la pandémica elección de 2021. La baja participación en las elecciones desdobladas de las provincias este año suben el interés en la materia. Las encuestas hoy ya no solo le preguntan a la gente a quién piensa votar, sino también si piensa ir a votar.
Más allá de ese abordaje, fijarnos en el comportamiento electoral pasado nos da algunas puntas para imaginar a quién beneficia que la gente entre o no entre en el cuarto oscuro.
Una manera práctica de hacerlo es detenernos en qué pasó desde que tenemos elecciones polarizadas entre dos fuerzas políticas: Frente para la Victoria y Cambiemos en 2015, Unidad Ciudadana y Cambiemos en 2017, Frente de Todos y Juntos por el Cambio en 2019 y Frente de Todos y Juntos en 2021.
Si comparamos la participación electoral en PASO y generales de las últimas cuatro elecciones podemos plantear algunas hipótesis, más allá de la multitud de otros factores que también han influido en el resultado.
En las elecciones presidenciales de 2015, la participación electoral en las primarias fue del 75% y en octubre, del 81%. En ambos comicios se impuso el Frente para la Victoria, pero cuando más gente fue a votar, menos diferencia obtuvo frente a Cambiemos (38% a 30% en las PASO contra 37% a 34% en las generales). Finalmente, en el balotaje, Mauricio Macri dio vuelta el resultado y fue electo Presidente.
Cristina Fernández de Kirchner se enfrentó a Esteban Bullrich en las elecciones a senador nacional por la provincia de Buenos Aires de 2017. En agosto fue a las urnas el 75% y en octubre, el 79%. En la primera fecha, Unidad Ciudadana ganó por décimas (35,58% a 35,35%), y en la segunda se impuso Cambiemos por cuatro puntos (41% a 37%). Cambiemos volvió a revertir el resultado.
“Mauricio la da vuelta”, dijeron nuevamente en 2019, después de que en agosto el Frente de Todos aplastó 48% a 32% a Juntos por el Cambio en unas primarias con 76% de participación. No le alcanzó a Macri, pero cuando creció la participación (subió a 81% en las elecciones de octubre), la diferencia se achicó sensiblemente para pasar a ser de ocho puntos con el 48% a 40% definitivo.
Las PASO legislativas de la pandemia tuvieron el récord de ausentismo, con solo 68% de participación. En esa instancia, Juntos ganó 40% a 35% en la provincia de Buenos Aires. Luego, cuando creció la participación y superó el 72%, la diferencia pasó de cinco a un punto: 40% a 39%. Remontada de cuatro puntos asociada sobre todo a una mayor movilización del aparato político peronista.
Los fenómenos sociales, como las elecciones, son únicos e irrepetibles, pero si su-pusiéramos que esta realidad no fuera así, podríamos afirmar que si vota menos del 70% se beneficiará Juntos por el Cambio, si lo hace entre el 70% y 77% se beneficiará Unión por la Patria, y si la participación es mayor que el 77%, el beneficio será para Juntos por el Cambio. El domingo vemos.
(*) Consultor político de la campaña presidencial del Frente de Todos en 2019. Secretario de Comunicación bonaerense con Daniel Scioli |
