"Me lo entregaron muerto, todo quemado y muy lastimado", dijo Javier Porqueras, el hijo de un hombre de 70 años que se encontraba internado en el Hospital Rural de Camarones, Chubut. El hombre necesitaba que le aplicaran tácticas de reanimación y usaron un desfibrilador que se incendió y las consecuencias fueron gravísimas. |