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11 de marzo de 2019
HIPERSEXUALIDAD

Cuando el sexo se vuelve una adicción

Este trastorno obsesivo compulsivo ha sido invisibilizado debido a que afecta a un bajo porcentaje de la población; sin embargo, va en ascenso. Conocé de qué se trata

Cuando el sexo se vuelve una adicción
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Según lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la salud sexual es un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad”. Por ello, mantener relaciones sexuales regularmente influye de manera positiva en el estado general de los seres humanos; mientras que la ausencia de ellas puede repercutir negativamente a nivel físico, mental o emocional. 

Es que el sexo, además de ser una práctica fundamental en la etapa reproductiva de los seres humanos, es una actividad física placentera, y su ejercicio regular se manifiesta tanto al interior como al exterior; es decir, revitaliza el cuerpo, la mente y el espíritu. De hecho, está científicamente comprobado que nuestro físico parece otro después de una buena dosis de pasión.

Pero, como es sabido, ningún extremo es sano y, como en todos los aspectos de la vida, siempre hay que buscar el equilibrio.

En tal sentido es necesario aclarar que, así como la falta de sexo repercute negativamente en las personas, el incremento abrupto del deseo sexual, que llega a convertirse en una obsesión persistente, puede ser un indicativo de que se está padeciendo una alteración.

En esta línea, la Sociedad Americana de Psiquiatría encasilló a la hipersexualidad o adicción al sexo como un trastorno obsesivo compulsivo y lo definió como “un impulso sexual irrefrenable, pensamientos persistentes y conductas repetitivas que el individuo siente que no puede controlar”.

Las adicciones afectan a la calidad de vida de las personas, y particularmente, la hipersexualidad, además de provocar problemas en la vida cotidiana, genera conflictos en las parejas, pudiendo llegar a deteriorarlas hasta acabar con ellas.

En sintonía con ello es importante destacar dos puntos claves: el primero es que, además de la compulsión sexual, este trastorno presenta síntomas claros y fáciles de detectar, que permiten atacar el problema de manera temprana. Y el segundo es que, como todas las adicciones, tiene un tratamiento que posibilita la recuperación efectiva y sanadora, con el fin de que la persona no tenga que renunciar al sexo, sino que pueda vivirlo de forma saludable. 

Señales a las que hay que prestar atención

Los puntos claves que pueden ser indicios de que algo no marcha bien son: 

- Manifestación de una excesiva atención a lo sexual; los pensamientos y accionares resultan monotemáticos. 
- Aparece el distanciamiento y cambios de humor repentinos. La persona se muestra retraída y lejana. 
- Sus exigencias sexuales incrementan exponencialmente con el tiempo.
- Se masturba constantemente, incluso después del sexo.
- Desaparece el interés por el otro, está tan involucrado en sus fantasías con terceros que ya no demuestra interés en tener intimidad con su pareja.
- Invierte mucho tiempo en sexo y abandona otras actividades.
- Coquetea con cualquiera: los adictos al sexo se preocupan de tener siempre una conquista “a mano”.

¿Cómo es el tratamiento?

La recuperación es un proceso largo y puede realizarse de manera ambulatoria o en un centro especializado.
En general, los especialistas coinciden en que la mejor forma es hacerlo “mediante un enfoque cognitivo conductual para aprender a controlar los impulsos sexuales, con el fin de que el paciente encuentre el origen de su adicción para poder revertirla”. 
Para ello, los tratamientos suelen imponer un margen de tiempo de abstinencia.
La recuperación total estará dada cuando el paciente comprenda que no debe renunciar al sexo, sino mantenerse alejado de los comportamientos problemáticos y adictivos.

Satiriasis vs. ninfomanía

Vocablos con los que se conocía a la adicción al sexo por parte del hombre y la mujer, respectivamente. Los expertos coinciden en que estos términos son antiguos, y señalan además que, por una cuestión de mandatos, suelen darse más casos en hombres. 

¿Una enfermedad mental?

En junio de 2018, la OMS publicó un nuevo listado de trastornos y consideró a la adicción al sexo como una enfermedad. No obstante, este documento será presentado en mayo de 2019 y entrará en vigencia a partir del 1 de enero de 2022.

Cantidad de veces aconsejada

No existe una cifra respecto de la cantidad de encuentros sexuales que debe tener una pareja. Es decir, la frecuencia adecuada no la marca nadie más que las personas involucradas. No obstante hay que destacar que cuando el deseo es demasiado frecuente, ocupa gran parte del día o interfiere negativamente, es muy probable que hablemos de adicción al sexo.

Estrés y depresión

Las personas que padecen hipersexualidad pueden presentar síntomas tales como estrés y depresión. Es que el problema suele agravarse a medida que el placer disminuye. Por lo que no solo no podrán controlar la actividad, sino que la incrementarán de forma exponencial.

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