19 de junio de 2025
LA TECLA MAR DEL PLATA
IOMA y la educación, al servicio de la política: el ravertismo, en el centro de la polémica
En plena campaña, la figura de Fernanda Raverta vuelve a quedar en el centro de los cuestionamientos. Este miércoles, IOMA anunció guardias mínimas y una escuela municipal suspendió las clases para facilitar la movilización en respaldo a CFK. Las consecuencias del alineamiento político impactan de forma directa en los servicios esenciales, afectando especialmente a los sectores más vulnerables.

(VÍA LA TECLA MAR DEL PLATA)
La jornada peronista en apoyo a Cristina Fernández de Kirchner volvió a dejar al descubierto la fragilidad de los servicios públicos en Mar del Plata cuando las decisiones políticas pesan más que las responsabilidades de gestión. En dos áreas clave como son la salud y la educación se registraron interrupciones y malestar. Ese día, trabajadores de IOMA se sumaron a las protestas y no brindaron la atención correspondiente, ni siquiera en las guardias anunciadas. Incluso, hubo casos de pacientes que intentaron comunicarse con las sedes y no recibieron respuesta. Mientras tanto, la Escuela Municipal N°211 no dictó clases luego de que la directora otorgara “libertad de acción” al plantel docente frente al paro de ATE, al que adhirió el personal auxiliar
En medio del escenario, todas las miradas se dirigen hacia la directora regional de IOMA General Pueyrredon, Celeste Lazo, y, por sobre ella, hacia Fernanda Raverta, su líder política y principal referente del kirchnerismo local. La maniobra deja en evidencia el grado de politización de estructuras estatales que deberían garantizar servicios públicos básicos, incluso en un contexto de crisis económica y social.
Según pudo reconstruir este medio, varios de los trabajadores de IOMA que participaron de la movilización se identifican como “ravertistas” y exhiben con orgullo fotos con Axel Kicillof, en medio de una interna cada vez más visible por el liderazgo del peronismo marplatense. Las definiciones políticas se acercan: a menos de tres semanas del cierre de alianzas, cada gesto de obediencia partidaria parece una ficha más en el tablero de las listas.
Lo sucedido en IOMA, tendencia en X, y en la Escuela 211 vuelve a poner sobre la mesa una discusión de fondo: ¿Hasta qué punto la política partidaria interfiere en la prestación de servicios públicos esenciales? ¿Y qué costos sociales está dispuesta a asumir la dirigencia para sostener su épica militante?
Con Raverta en el centro de la escena, lo que debería ser gestión se transforma, una vez más, en campaña. Y los servicios públicos, en rehenes del calendario político. Así, mientras el peronismo local define candidaturas, la ciudadanía paga los costos de una militancia que “confunde” el respaldo partidario con el ejercicio del poder.