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Lunes, 23 junio 2025
Argentina
31 de diciembre de 1969
Entrevista

Paggi: "Tocar el piano me ayuda para hacer catarsis"

El nuevo jefe de la Policía bonaerense dice que su pasión por la música le sirve como vía de escape. Familia, análisis social, proyectos en la fuerza y un contundente "no sé qué voy a hacer cuando me vaya" en un mano a mano con La Tecla

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A pocas horas de cumplir los 50 recibió uno de los mejores regalos de su vida. Y mientras se muda a la oficina más encumbrada a la que podría aspirar reparte la emoción del nuevo cargo con la inquietante impresión de que después de esto vendrá la jubilación: "No sé cómo voy a encarar la vida el día que me vaya, debo prepararme para eso, porque yo amo ser policía" dice.



El nuevo Jefe de la Bonaerense promete la mayor cantidad de agentes en la calle y sueña con construir un plan de seguridad desde abajo hacia arriba. Pero, además de lo que piensa para la fuerza, ¿cómo es el Juan Carlos Paggi más íntimo, capaz de reconocer que hace enormes esfuerzos para comprender y estar cerca de sus hijos aún niños? La pasión por la música, el piano como escape, una esposa policía, y la elección de Villa Elisa para vivir porque "es mi lugar en el mundo desde hace veinte años".



-¿En qué momento de su carrera llega esta posibilidad de conducir la fuerza?



-Es un momento muy particular. Mi carrera ha sido afrontar desafíos y lo he hecho siempre con mucha entereza, buena voluntad y compromiso. Siento fundamentalmente el apoyo gubernamental en todo sentido, y eso es muy importante a la hora de asumir un cargo de tanta responsabilidad. Creo que el gobernador ha tomado la iniciativa de ponerse al frente de la lucha contra la delincuencia. Lo ha hecho saber no sólo por los medios, sino que se lo dijo a esta policía. Hizo un esfuerzo económico muy grande para dotar a la institución de algo que no había visto en treinta años de carrera, que es renovar plenamente la flota automotor. Ha adquirido motos, chalecos antibalas, armamentos y muchas cosas más, para darle a la institución herramientas que hacían falta para poder combatir en igualdad de condiciones a la delincuencia. Si bien tengo treinta años de servicio me siento renovado, con nueva ilusión, y la esperanza de dar respuesta a una ciudadanía que aún confía en su policía. Espero no defraudar a nadie, mucho menos al ministro, al gobernador y a la ciudadanía.



-¿Este es el techo?



-Para mí sí. No tengo otra posibilidad de ascenso. Ya llegué al lugar al que todo oficial que se precie quiere llegar, a la conducción de la fuerza.



-¿Qué espera que se diga de Juan Carlos Paggi cuando le toque dejar la función?



-Espero que se diga lo mismo que cuando me fui de la Departamental La Plata, que los diarios de la ciudad decían que me había caracterizado por la innovación, por estar siempre en contacto con el vecino en cada conflicto, en cada reunión. Yo cosecho eso, que la gente no se cruce de vereda cuando me ve, que cuando camino me reconozcan porque si hubo un problema estuve ahí, y si no hubo un problema también estuve con el vecino para ir generando el consenso necesario para microproyectos de seguridad. La mejor manera de articular es con la gente, para que ellos orienten hacia dónde volcamos nuestros recursos humanos y materiales. Que la ciudadanía sienta que la policía está con ella es lo que pretendo que digan cuando deje la función.



-¿Qué le dijo su familia cuando se enteró del ascenso?



-Tengo dos hijos chicos, uno de doce y otro de nueve años, que mucho no entienden de estas cuestiones. Y mi esposa es policía, es inspector, y trabaja en el ámbito de siniestral. Ella se puso muy orgullosa, feliz, contenta, y no debo negar que también se sintió preocupada por la gran responsabilidad que el gobernador depositó en mí. Pero como buena esposa que es desde hace más de 20 años, debo reconocer que se puso al lado mío, dándome todo su apoyo, su paciencia y su comprensión. Porque en estos 30 años de servicio lo que uno ha hecho es quitarle horas a la familia, pero sabe que soy un adicto al trabajo, que me encanta lo que hago. A ella también le gusta lo que hace, así que nadie mejor que ella para comprenderme y apoyarme en esta situación.



-¿Viene de una familia de policías?



-No



-¿Por qué es policía?



-Por vocación. Una vocación de joven. Me acuerdo que cuando yo era chico jugábamos al vigiladrón y queríamos ser policías. Eso, como una actividad lúdica te va fomentando. Y siempre vi a la policía como una profesión digna. A mí me gustaba ser policía; aún a sabiendas que mi mamá por temor a que me pasara algo no quería que fuera. Insistí, logré su apoyo, y acá estoy. Lamento profundamente que mi madre no esté presente en este momento porque se sentiría muy orgullosa; de todos modos que está muy feliz desde el lugar donde esté.



-Cuando usted era chico los pibes querían ser policías, ¿hoy los chicos prefieren ser ladrones?



-Este es un tema mucho más complicado, que tiene que ver con las opciones; con que uno sueña con un estado real de igualdad. Pero es una utopía, en todo lugar del mundo existen diferencias en cuanto a las situaciones educativas, culturales y económicas de los seres humanos. Creo que en nuestro país se dio una situación concreta que fue la crisis del 2001, yo no recuerdo otra igual. Me parece que esa crisis generó un sinnúmero de efectos que provocaron un marcado desequilibrio social, y eso provocó a su vez una violencia social inusitada. Esto ha hecho también que la seguridad se convirtiera en un fenómeno pluricausal, polifacético.



-¿Más allá del querer ser policía en la juventud ,hubo algún hecho puntual que lo terminó de convencer?



-La vocación no tiene una explicación, es una invitación a; después uno se termina enamorando de esa profesión. Hay gente que eligió ser por ejemplo médico y después no trabaja de médico. Yo tenía el anhelo de ser policía, después me fui enamorando de la profesión de manera tal que se terminó convirtiendo en algo tan necesario que me lleva a tener cierta adicción por la policía. No sé cómo voy a encarar la vida el día que me vaya de la institución, porque voy a sentir un vacío tremendo. Pero sé que me tengo que ir preparando para eso porque puede ser el mes que viene, dentro de dos años, no sé. En lo que dure el cargo debo ir elaborando esta situación para que de algún modo no sea traumático, porque me pasé el 70 por ciento de mi vida siendo policía.



-¿Tiene algún hobbie?



-Me gusta mucho la música. Estudié de chico en un conservatorio. Es un hobbie que no abandoné hasta hoy. Me sirve como catarsis.



-¿Qué toca?



-Me gusta mucho el piano. En casa tengo uno piano electrónico que para mí es un lindo juguete psicológico, porque cuando estoy sobrepasado de cosas me pongo los auriculares y toco algo. No soy Charly García, pero me ayuda mucho para hacer catarsis.



¿Qué tipo de música le gusta?

-Me gusta toda la música. Me gusta el tango y el folclore, pero también me gusta la música de los chicos jóvenes. Tengo un chico de 12 años que escucha cosas que a veces parecen inentendibles, y debo hacer el esfuerzo de escucharlo para comprenderlo y estar con él, y hay cosas que escucha que me gustan como algo de rap. La música la tomo como un cable a tierra, y también me gusta mucho la lectura. Creo que hemos perdido la capacidad de imaginarnos cosas. El libro nos brinda cosas que hacen a nuestra fantasía, nuestra creatividad; a que podamos ponerle un sello a lo que estamos leyendo.

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