La consultora Opina Argentina elaboró un informe en el marco del 40 aniversario de la asunción de Raúl Alfonsín, poniendo fin a la última dictadura cívico-militar en nuestro país. En este sentido, las preferencias de la opinión pública presentan luces y sombras.
Por un lado, el apoyo a la democracia en términos conceptuales es alto. Pero por el otro, cuando se consulta por aspectos concretos de la vida democrática argentina, se advierte una intensa insatisfacción y una corriente de opinión autoritaria latente.
En términos abstractos, los argentinos muestran un apoyo abierto al sistema democrático: un 71% prefiere esta forma de gobierno antes que cualquier otra y solo un 8% respaldaría un gobierno autoritario en circunstancias especiales.
Sin embargo, hay fuertes señales de descontento social respecto a las instituciones representativas. Más del 50% de los encuestados define al sistema como una democracia “con graves problemas” y se muestra insatisfecho con su funcionamiento.
A su vez, alrededor de la mitad de los argentinos apoyaría un gobierno autoritario si éste garantizara resolver problemas materiales y concretos como la inflación y la inseguridad.
Y alrededor de un tercio admite restringir en ocasiones especiales cláusulas liberales como la libertad de prensa de los medios de comunicación y el derecho a las minorías.
Respecto al modo de enmarcar al último gobierno militar, parece haberse roto el consenso democrático de condena irrestricta. Las opiniones sobre esta experiencia están muy divididas: un 47% la define como una dictadura violatoria de los derechos humanos, y el 43%, como un gobierno que cometió excesos frente al terrorismo guerrillero.
En cuanto al lazo democrático entre representantes y representados, una porción significativa de la sociedad es favorable a introducir el factor educativo como un requisito necesario para participar del juego democrático.
Por el lado de la demanda del “mercado electoral”, un 44% está de acuerdo con que haya un piso mínimo de educación para poder votar. Por el lado de la oferta, un 63% apoya que la educación universitaria sea un requisito obligatorio para ser elegido presidente o legislador.
Los jóvenes, el grupo de menor nivel educativo y los votantes de Javier Milei en ballotage son los segmentos que mayor descontento muestran hacia la democracia y más actitudes autoritarias registran. Por ejemplo, alrededor del 70% de los encuestados sub-29 años, el 62% de las personas con menor educación y el 82% de los votantes de Milei se muestran insatisfechos con la democracia.
En el caso de los votantes de Massa, la satisfacción democrática alcanza el 72%. Alrededor del 70% de los jóvenes, el 55% de los menos educados y más del 75% apoyaría un gobierno autoritario si éste garantizara resolver problemas como la inflación y la inseguridad.
Estas cifras están por encima de la media general. Los votantes de Massa presentan una actitud más autoritaria específicamente en la pregunta referida a la libertad de prensa.
Un 55% se expresa a favor de limitar la libertad de prensa para evitar abuso de los medios de comunicación, frente a un 26% de los votantes de LLA que se pronuncia de este modo.
La caracterización sobre la última dictadura militar también ofrece diferencias contrastantes según el segmento social. Las mujeres, el segmento 30-49 años y +60 años, el grupo de mayor educación y los votantes de Massa conciben ese período como una dictadura violatoria de los derechos humanos.
Los hombres (48%), el segmento 24-29 años (66%), el grupo de menor nivel educativo (55%) y los votantes de Milei (75%) lo definen como un gobierno que llevó a cabo una guerra y cometió excesos.
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