Estrés oxidativo: el desgaste celular que todos padecemos
Identificar las causas y los síntomas del estrés causado por el desgaste de las células puede ayudar a la prevención o a un posible tratamiento. Hay métodos no invasivos que benefician al organismo y disminuyen los daños.

El estrés oxidativo es el desgaste celular. Si bien todos lo padecemos en diferentes niveles, aparece en el organismo cuando las células presentan un mayor nivel de oxidación. Es decir, en algunas personas la oxidación se da más rápido de lo habitual, desencadenando distintas afecciones e incluso enfermedades. Los efectos del estrés oxidativo pueden percibirse más fácilmente en la piel y el cabello, pero están presentes en todo el cuerpo.
En palabras más complejas, el estrés oxidativo es el resultado de un exceso de radicales libres de oxígeno en el cuerpo. Los radicales libres son especies con uno o más electrones desapareados inestables que generan una reacción con otras moléculas provocando nuevos radicales libres. Cuando los antioxidantes no son suficientes para contrarrestar a los radicales libres y su número aumenta, se incrementa la actividad oxidativa en la célula. Entonces se hace evidente un cambio estructural y funcional que acelera el envejecimiento y muerte de la célula.
Identificar las causas y los síntomas puede ayudar a evitarlo o lograr un posible tratamiento. Entre las causas encontramos niveles bajos de antioxidantes (por ejemplo debido a una mala nutrición), ejercicio físico de muy alta intensidad (exceso de esfuerzo físico), fumar de forma activa o pasivamente, luz solar y otras luces UV sin el uso de protección, bajo consumo de antioxidantes o gasto muy alto de los mismos, entre otras.
El estrés oxidativo afecta la actividad de las mitocondrias reduciendo nuestra energía, ya que el organismo la emplea para intentar reparar el daño. Los principales síntomas de un organismo afectado por estrés oxidativo son: envejecimiento prematuro, piel menos tersa, arrogas o manchas en la piel, ojeras, cabello quebradizo, menor resistencia al ejercicio, debilidad muscular, entre otros.
Si bien la mayoría de estos síntomas están relacionados con el envejecimiento normal del cuerpo, es señal de alerta cuando suceden de forma prematura o marcada. Como consecuencia, el estrés oxidativo puede asociarse con algunas enfermedades: envejecimiento prematuro, ateroesclerosis, hipertensión y otras enfermedades cardiovasculares, cataratas y otras enfermedades oculares, asma y otras afecciones del sistema respiratorio, insuficiencia renal, diabetes, obesidad, autismo, entre otras.
Para evitar alguno de estos desenlaces, es fundamental reconocer causas y síntomas para establecer un diagnóstico a tiempo e indicar un tratamiento adecuado. Uno de los métodos no invasivos, que se utilizan como tratamiento, es la oxigenación hiperbárica, que actúa como regulador del estrés oxidativo.
El Tratamiento de Oxigenación Hiperbárica (TOHB) genera una fuerte hiperoxia estimulando el aumento de especies reactivas de oxígeno. De estas especies reactivas, un pequeño porcentaje constituye los radicales libres, pero otro porcentaje aún mayor produce un aumento compensador de especies antioxidantes.
La bioquímica Liliana Jordá Vargas de BioBarica (MN 9084) asegura que “el TOHB induce la protección contra estímulos oxidantes, generando, un aumento neto de las defensas antioxidantes con balance antioxidante positivo que beneficia el organismo. Se disminuyen los daños y se nivela el estrés oxidativo sobre los tejidos como efecto protector colateral en el envejecimiento y las enfermedades con base inflamatoria crónica”.
De esta manera, el TOHB reduce los efectos en el tejido dañado, elimina la isquemia (que produce radicales libres), reduce el edema, modera la inflamación, mejora la función inmunológica y activa la producción de enzimas antioxidantes para compensar el estrés oxidativo.