La Tecla
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En su anteúltima edición impresa,
Claro, el modelo que el Pro catalogó como “óptimo” y tomó como propio tras el paso de Jorge Telerman por la jefatura de gobierno de
Cabe destacar que, a pesar de las claras intenciones de María Eugenia Vidal de poner el Sigaf en marcha en enero de
La primer prueba, fue un error tras otro hasta llegar al punto de colmar la paciencia de los propios funcionarios bonaerenses que se agotaron de los errores. Claro, las fallas del Sigaf repercutieron directamente en toda la órbita de las relaciones de los ministros: gremios, proveedores, prestadores, profesionales y todo aquel que interactúa económicamente con el Estado bonaerense.
El sistema no funcionaba correctamente; entonces, los proveedores no cobraban, los empleados de varias dependencias no recibían sus horas extra y viáticos, los profesionales que prestan servicios al IOMA dejaron de percibirlos, los ministros no podían abrir licitaciones porque el sistema les impedía imputar presupuestos de algunos programas. Literalmente, la administración estuvo paralizada por tres meses y un poco más, desde enero hasta la última semana de marzo.
Para buscar escapar a la problemática que aquejó solo se llevaron adelante algunos parches, pero que no ofrecieron ni un mínimo alivio en la bronca de los mismos funcionarios.
Sin embargo, a pesar de todas las pálidas que
Claro está, no todo es perfecto en la vida y no son todas las áreas las que ya tienen su funcionamiento en plenitud. Así lo explicaron desde la órbita de la cartera judicial, que detallaron que algunos problemas se mantienen y que “en realidad a muchos ya los cansó y no les importa el Sigaf”.
Sin embargo, desde Provincia aseguran que el sistema está funcionando, que los pagos comenzaron a realizarse y que es cuestión de días para que el funcionamiento sea el óptimo. Igualmente, algunos especulan con una estrategia oficial para reducir los gastos sobre el cierre del ejercicio, atrasar los pagos y mejorar los números en el fin del año.
Al final, de a poco, parece que el sistema que puso a Gastón Messineo al borde de dar un paso al costado y dejar