Excéntrico, bon vivant, cultor de la prolijidad y el buen vestir, Fabián Perechodnik no suele pasar inadvertido. Y su apego al alto perfil ha llevado a que sus propios compañeros en el gabinete provincial miren con recelo, y a veces desconfianza, al secretario general de la Gobernación.
“Muchos en el PRO lo ven como sapo de otro pozo”, se sinceró ante La Tecla un integrante del equipo de María Eugenia Vidal. Se sabe, en el partido amarillo hablan mucho de apertura pero se manejan de manera bastante encriptada, y Perechodnik nunca fue del palo.
No pocos se ilusionaron con la ola de cambios anunciada hace un par de se-manas y creyeron ver fuera del gobierno a un hombre que arrancó con un perfil muy alto pero que en los últimos meses quedó en la mira por una serie de traspiés. No obstante, “la Gobernadora lo protege y lo tiene entre las personas de su máxima confianza”, confiesan fuentes PRO.
Hace un año, cuando María Eugenia Vidal presentó a su equipo, hasta los más cercanos se sorprendieron con la designación del secretario general. “Nunca estuvo en el PRO; era el director de Poliarquía e iba a integrar el gobierno de (Daniel) Scioli si ganaba, para quien trabajó en la campaña”, dijeron en su momento, y reiteran ahora, quienes marcan diferencias con el funcionario.
Si con la designación había resquemores, éstos se acentuaron cuando Perechodnik dejó en evidencia su alto perfil. Una comitiva de custodios por encima de la de los demás ministros, incluso a veces por encima de la de la Gobernadora; moverse en una Volkswagen Tiguan, cuando el resto de los funcionarios todavía usaba los Toyota Corolla de la administración anterior; mantener a funcionarios del sciolismo y esforzarse por aparecer al lado de la mandataria en todas las instantáneas dispararon celos y enojos.
Pero no fue su alta exposición lo que más conflictos internos le creó. Perechodnik se vio obligado a bajar el perfil luego de varios traspiés en la gestión. El primero fue la renuncia del director provincial de Aeronavegación, Fabián Sivak (un experimentado piloto que estuvo sólo ocho meses en el Gobierno), debido a que la Secretaría General no avaló el plan de recuperación de la flota de la Gobernación.
La primera semana de septiembre fue la más dura para Perechodnik. Un mal paso administrativo dejó fuera del Gobierno a una estrecha colaboradora de Vidal porque no le dieron el alta en los papeles. La mandataria estalló, y ello derivó en una renuncia masiva en la DGA, incluyendo a su titular, Gustavo Durán; además del director de Personal, Ricardo Callaba, y el director de Contabilidad, Mariano Navia.
Hasta allí, la DGA de la Secretaría General concentraba la administración de las secretarías de Comunicación, de Medios y de Derechos Humanos. Pero demoras en los pagos de es-tas dependencias hicieron poner el grito en el cielo a sus titulares, e incluso al ministro de Gobierno, Federico Salvai. La consecuencia fue que, mediante el decreto 1034, Vidal devolvió a cada secretaría su Dirección General de Administración.
De esta manera se recortó notoriamente el poder del secretario general. Sin embargo, Perechodnik hizo oídos sordos a las críticas de mantener a funcionarios del gobierno anterior en áreas clave, y a la renuncia de Durán respondió con la convocatoria a Fabián Leonardi (nombrado por el decreto 1.381), confeso sciolista, exdirector de Gestión Comercial de radio Provincia y de estrecho vínculo con Juan Courel, el secretario de Comunicación Pública de Scioli.
Con menos poder, aún conservando caprichos y con el rol de ser nexo con el radicalismo, Fabián Perechodnik se mantiene en el gobierno provincial. Hay quienes sostienen que, a la larga, los “sapos de otro pozo” son desplazados del todo por aquellos que se apropiaron primero del lugar. |