El PRO identificó y calificó a 730 mesas de índole “peligrosa”. No es una adjetivación circunstancial ni grandilocuente sino, más bien, apropiada, por el riesgo que las mismas encierran para las elecciones y las pretensiones del partido amarillo.
Obvio, la inmensa mayoría de esas mesas están ubicadas en el Conurbano bonaerense, básicamente en la Tercera sección electoral. Un gran mapa a escala de todo el país en el comando de operaciones del macrismo ubica con diferentes colores y calificaciones los puntos neurálgicos para el 9 de agosto y el 25 de octubre.
“Ya aprendimos de Santa Fe”, graficó uno de los estrategas de la fiscalización PRO en el sitio donde se librará la madre de todas las batallas: el primer y el segundo cordón que rodean a CABA, básicamente hacia el sur y el oeste.
La “enseñanza Del Sel” hizo tomar dos decisiones medulares al ejército de personas que está encargado de controlar los comicios generales: subir el precio para los fiscales y organizar todo de manera de maximizar los recursos en los puntos álgidos.
Uno de los apoderados del PRO, e integrante de la mesa chica del partido, José Torello, está al frente del operativo fiscalización, el cual será determinante, sobre todo en los amplios sectores del Conurbano donde el macrismo carece de “aparato” o de presencia territorial.
Las cuentas previas son las siguientes: en la Tercera no hay ningún jefe comunal que juegue por Cambiemos. Ninguno. Pero en la Primera está el primer cordón norte pegado a la Capital, donde estiman que hay un voto afín a Mauricio. Además, figura el único intendente PRO del Conurbano: Jorge Macri (Vicente López).
De hecho, es el encargado de la coordinación de la fiscalización en toda esta sección, donde también contará con el respaldo de parte del possismo en San Isidro. Y del secretario de Gobierno de Vicente López, César “Tuta” Torres, quien encabeza la lista de diputados por la Primera. Este no es el problema central.
El nudo gordiano está en la Tercera. Torello dispuso que allí trabajen en conjunto el legislador porteño Federico Salvai, marido de la ministra de Desa-rrollo Social, Carolina Stanley, y el diputado nacional Jorge Triaca, uno de los hombres de mayor confianza de Gabriela Michetti.
Para atenuar el impacto del aparato peronista en esta sección, que siempre resulta determinante, el PRO generó un programa de clasificación de voluntarios, escaneo de escuelas y colocación de funcionarios y/o candidatos en las denominadas “zonas rojas”. La Matanza, San Martín, Quilmes y Varela, por ejemplo, lo son.
Las mesas fueron clasificadas de acuerdo a su “peligrosidad”, término que no sólo tiene en cuenta el aparato del intendente de turno, sino también la cuestión de la inseguridad reinante.
Tanto es así, que el macrismo desarrolló una app que bautizó “Plataforma de movilización”. Primero se llevó a cabo el mencionado scouting y luego se identificaron con rojo las 730 mesas “peligrosas”; es decir, donde se sospecha que la fiscalización será más farragosa o muy difícil de realizar.
Los grandes temas son la logística y los recursos humanos. Si bien el PRO ha lanzado una convocatoria masiva de voluntarios, la realidad indica que precisará más gente (100 mil en total). Y básicamente personas con cierta experiencia previa en fiscalización. Alguien tiró un número de 500 pesos el día, pero nadie pudo confirmar esa especie.
Tan grande es la preocupación por la fiscalización y la falta de gente, que los apoderados del frente Cambiemos presentaron en los últimos días un recurso de amparo en el Juzgado Federal de María Romilda Servini de Cubría para solicitarle a la jueza que se expida sobre la posibilidad de utilizar fiscales de diferentes puntos del país en la provincia de Buenos Aires. Básicamente, la idea es “mudar” fiscales porteños (que deben votar en CABA) al Conurbano.
La app de “Plataforma de movilización” no sólo discrimina el Conurbano, sino también el resto del país en secciones, las cuales no obedecen a ninguna cuestión geográfica, sino más bien a los puntos calientes. Es decir: es una mezcla entre las divisiones por secciones en la Provincia; en muchos casos las zonas son menores para focalizar la tarea.
Además del Conurbano, el PRO está “preocupado” por puntos de alta densidad poblacional e importante caudal de votos en el Gran Rosario, que controlan el socialismo y parte del PJ, y el Gran Córdoba, con vasta presencia del delasotismo.
Los establecimientos educativos fueron a su vez divididos en tres grandes grupos. La categoría “A” es la más “peligrosa”, con colegios que superan las 17 mesas. Gran parte de ellos está en la Tercera.
Por eso, en este lugar trabajarán fuerte los hombres más peronistas del PRO: Cristian Ritondo, actual vicepresidente de la Legislatura porteña, y Diego Santilli, vicejefe electo. También Patricia Bullrich, aunque, paradójicamente, va de candidata a diputada nacional por la Ciudad.
Esta app o mecanismo de fiscalización ya se usó en parte de Santa Fe, por lo que también hay un fuerte debate interno al respecto. “Quieren imponer este sistema que tuvo una efectividad comprobada en el balotaje”, ironizó un hombre crítico del PRO, en debate interno.
Es que para el macrismo son horas de severa introspección, luego de los exiguos tres puntos de diferencia en la segunda vuelta porteña. Y todas las estrategias son observadas con cierta desconfianza, incluso ésta.
“Perfecto, pero que alguien venga y diga cómo se hace para fiscalizar semejante territorio, y sobre todo el Conurbano”, tiró un operador del macrismo. No tuvo respuestas. |
