Con la confirmación de la que la Provincia de Buenos Aires afrontará la gestión de 2024 con el Presupuesto de este año prorrogado, para Axel Kicillof es clave que la Legislatura le apruebe con premura el paquete de leyes que llegó este viernes al Parlamento y que incluye la Ley Impositiva, un pedido de endeudamiento y la prórroga de las emergencias administrativas. En ese marco, la última semana del año se convierte en trascendental para que el Gobierno bonaerense comience con cierta tranquilidad el nuevo año. Aunque ni siquiera eso despejará el escenario de incertidumbre y preocupación que impera en el Ejecutivo por la falta de definiciones por parte del presidente Javier Milei.
Concretamente, en la Provincia no saben a ciencia cierta con qué recursos nacionales contarán, además de los por ahora intocables e insuficientes 21 puntos de coparticipación. Kicillof mantuvo reuniones con el ministro del Interior, Guillermo Francos, y un par de encuentros con el mismísimo Presidente de la Nación, pero en ningún caso consiguió precisiones acerca de cuáles son los recursos con los que podrá contar y cuáles no. Es por ello que el Ejecutivo preparó una Ley Impositiva que prevé para el año próximo un ajuste de impuestos por inflación; pide un permiso de endeudamiento en pesos por hasta el equivalente a 1.800 millones de dólares, que es la cifra de vencimientos de deuda (capital e intereses) que debe afrontar en 2024; y extiende el monto de la emisión de Letras del Tesoro para contar con más disponibilidad de recursos.
Vayamos por partes. A Axel Kicillof y a su equipo económico le preocupan sobremanera la falta de precisiones por parte del gobierno nacional sobre los recursos que vendrán a la Provincia. En ese sentido, nadie sabe si Milei concretará el anuncio de bajar el 0,5 del PBI recortando las transferencias discrecionales a las Provincias. Actualmente representan esas partidas el 0,8 por ciento del PBI, por lo tanto si decide recortar más de la mitad se caerán programas de gobierno demasiado sensibles, además de resentirse las cuentas públicas de una manera notoria.
Para ponerlo en dimensiones concretas, por coparticipación la Provincia recibe el 21 por ciento del total de la masa. El desfasaje respecto a lo que produce (entre el 40 y el 50 % en algunos casos) es enorme. En parte se ve compensado por las transferencias discrecionales, donde Buenos Aires recibe el 40 por ciento de lo que reparte la Nación en esos programas. El Fondo de Fortalecimiento Fiscal (FOFOFI) -que va destinado a las fuerzas de Seguridad- el Fondo Nacional para el Incentivo Docente (FONID) y el programa alimentario MESA están entre esos programas. Esa participación alta de la Provincia en la distribución de fondos discrecionales hace que, de alguna manera se compense un poco la baja coparticipación y en vez del 21 por ciento del total de los recursos repartidos Buenos Aires se quede entre el 24 y el 25 por ciento.
De modo que sacarle esos recursos, o parte de ellos, le significarían a Kicillof un verdadero dolor de cabeza, y por eso busca, de alguna manera, buscar recursos compensatorios. Pese a la presunción de que el Estado bonaerense es elefantiásico, lo concreto es que la Provincia tiene el menor gasto per cápita en empleo público y el menor ingreso de recursos per cápita del país. “Si perdemos esos tres puntos que vienen por transferencias discrecionales el agujero sería enorme”, reconoció una alta fuente del Gobierno.
Otro de los temores en la administración es que se caiga la participación presupuestaria en la obra pública. Los gastos de capital en 2019 significaban 4 puntos del Presupuesto, en los cuatro años de la actual administración la cifra se elevó al 7 por ciento y el objetivo del ministro de Economía, Pablo López, sigue siendo de llegar en algún momento al 10 por ciento. Esa pretensión no es utópica si se tiene en cuenta que en otras provincias la participación de la obra pública sobre el presupuesto llega al 14 por ciento. Pero en el contexto actual esa cifra parece una quimera y se darían como muy satisfechos si conservaran los 7 puntos de inversión sobre el total de los recursos.
El presupuesto aprobado por la Legislatura para el ejercicio 2023 fue de 6,9 billones de pesos, y se estima que el ejecutado final rondará los 8 billones. Sobre esa base se extenderá la previsión de gastos y recursos de 2024, con la prórroga de la Ley de Leyes vigente. Esto le dará al Ejecutivo la posibilidad de reasignar libremente los excedentes que superen el monto aprobado por ley. Entre ellos consensuar con los intendentes, por pedido de la oposición, un fondo que reemplace el ya ejecutado programa Municipios a la Obra (ex FIM), que en este caso sería de libre disponibilidad para las administraciones municipales.
El Gobierno acepta que pronto deberá reabrir las negociaciones salariales, pero sin un marco de previsibilidad acerca de porcentajes y, sobre todo, de un cronograma de actualizaciones. “Todo va a depender de cómo evolucione la inflación y de cuáles serán los alcances de la recesión que el propio gobierno nacional reconoce”, dicen en el Ejecutivo bonaerense.
ENDEUDAMIENTO, LETRAS Y BONOS
Las herramientas con las que cuenta Kicillof para paliar en parte la crisis son la Impositiva y el pedido de endeudamiento. En este caso, la Provincia pide autorización a la Legislatura para endeudarse en 2024 por un monto en pesos equivalente a 1.800 millones de dólares, que es lo que debe afrontar como vencimientos de deuda de capital e intereses. No obstante, si bien no está en el horizonte abrir un período de renegociación de deuda en moneda extranjera (que ya se cerró el año pasado), se prevé alguna refinanciación de las acreencias en pesos.
Explican en el Gobierno que la cifra parece excesiva, pero que en realidad es la mitad del promedio de deuda que tomó durante su gestión la gobernadora anterior. “(María Eugenia) Vidal se endeudó el primer año de su gobierno en 6.000 millones de dólares y en los años posteriores en 3.000 millones, lo que hace un promedio de 3.600 millones por año, o sea que nosotros estamos pidiendo la mitad de eso”, aseguran en el oficialismo.
El proyecto de autorización de endeudamiento también incluye artículos relacionados a los préstamos que se solicitarán a los organismos bilaterales y multilaterales de crédito, y que tienen asignación específica. En ese sentido, la intención del Ejecutivo es usar los remanentes que quedaron de pedidos de endeudamientos anteriores y no fueron utilizados. Por eso no existen en el proyecto de ley montos especificados para ser solicitados a esos organismos.
En cuanto a las Letras de Tesorería, un instrumento que la Provincia utiliza a menudo para hacerse de dinero rápido y que tiene buena recepción en el mercado, hay un fuerte incremento. Este año el Gobierno estaba autorizado a emitir Letras de Tesorería por 100.000 millones de peso y ahora pide autorización para elevar esa cifra a 300.000 millones de pesos.
Aunque es un instrumento al que podría echar mano en cualquier momento, en el Gobierno descartan que por ahora se emitan bonos de cancelación de deuda con proveedores como hizo Kicillof en el primer año de gestión para cumplir con la deuda heredada con los proveedores.
También descartan por ahora la emisión de una cuasi moneda, como lo fue en los tumultuosos 2000 el Patacón. “Es un instrumento al que se puede echar mano pero que no está en los planes por ahora”, repiten como un mantra en el entorno del Gobernador.
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