Argentina
Viernes, 3 mayo 2024
AXEL KICILLOF INTIMO
18 de octubre de 2023

El mate como combustible, la familia como refugio y la ciudad que le da libertad

"Funciono a mate", dice el Gobernador en la parte distendida de la entrevista con La Tecla. El placer de poder pasear con sus hijos y su compañera por La Plata, el incordio que le provoca ir a comprar ropa, lo que lo enoja y una anécdota que grafica su pensamiento económico y político.

El mate como combustible, la familia como refugio y la ciudad que le da libertad - La Tecla
El mate como combustible, la familia como refugio y la ciudad que le da libertad - La Tecla
El mate como combustible, la familia como refugio y la ciudad que le da libertad - La Tecla

Un termo y un mate, esté donde esté, sea la hora del día que sea. Axel Kicillof y la infusión de ilex paraguariensis son compañeros inseparables en todo momento y circunstancias. Tampoco podía faltar durante la entrevista con La Tecla, y entre respuesta y respuesta se sirve, toma un sorbo, lo deja, vuelve a tomar unos minutos después cuando ha acabado la explicación, a veces remueve un poco la bombilla. Durante la hora que dura la charla no pide que se lo acomoden, porque pese a ser un compulsivo bebedor de mate, no es para nada estricto con las reglas materas. 



“Me dicen que soy muy poco exigente, no soy preciosista; vieron que están los que tienen una técnica para hacer mate, yo lo hago a la que te criaste. Tomo mate en todas de sus formas, menos dulce. Frío, caliente, lavado, y frío quiere decir tereré también, pero dulce no”, explica. 

El mate que usa es de madera, se lo regalaron en la campaña de 2019, tiene la inscripción “Y ahora qué”, título de un libro. La bombilla tiene el símbolo peronista de los dedos en V. Dice que la cantidad de termos que consume por día son “incontables, incontables, pierdo la cuenta, porque es un continuo”. Muchas veces hasta funciona como postre después de la cena. “Funciono a mate, es lo primero que tomo y lo último que tomo en el día, mi día transcurre entre mate y mate”, cuenta.

El Gobernador dice que frente a los malos momentos “mi refugio es la familia. Mi casa, mi familia, mis hijos, mi compañera, la verdad que siempre ha sido así. Disfruta de jugar al ajedrez y al ping pong con León y Andrés y aunque se reconoce poco futbolero cede ante la exigencia de los chicos de patear una pelota. 

El mate como combustible, la familia como refugio y la ciudad que le da libertad

Es recordada la imagen del Gobernador  junto a Soledad Quereilhac, su compañera, y sus hijos intercambiando figuritas del Mundial 2022 en la Plaza Malvinas de La Plata, una ciudad en la que se siente muy cómodo, sobre todo porque se mueve por sus calles con una simpleza y libertad no muy común en la clase política. “Nos encanta salir a andar en bicicleta, lo hemos hecho varias veces al bosque. Disfrutamos mucho de la ciudad, lo más que podemos. Vamos al cine”.

Kicillof valora infinitamente esa vida familiar al aire libre. “A a mí me gusta la vida más de barrio, y sería una gran pérdida no poder hacer actividades en público y con público. Por supuesto que sé que te piden fotos, que eventualmente alguien te puede decir algo malo; pero acá en La Plata, y lo valoro mucho, hay mucho respeto”.

“Nosotros hemos perdido las elecciones en La Plata, o sea que no hay mayoría del peronismo o que me votó y, sin embargo, hay mucho respeto. Si no me equivoco, una sola vez alguien me dijo algo fuera de lugar, por suerte no estaba con los chicos; yo estaba yendo a un negocio a cambiar una pilcha que me habían regalado, llegando a plaza Moreno, y una señora, desde in auto me gritó”, recuerda.

Clásico en el vestir, le incomoda tanto irse a comprar ropa como usar corbatas. Ante la pregunta “¿te comprás vos la ropa?”, la respuesta: “Nunca en mi vida. Sí me la pruebo, Me gusta que me regalen ropa para no tener que ir a comprarme, pero no me gusta nada comprarme ropa y ahora estoy también obligado a estar decentemente vestido. En otras épocas de mi vida tenía tres o cuatro remeras, lavaba y usaba, lavaba y usada, siempre la primera de la pila. Siempre fue muy poco atento con eso, ni coqueto”.

Kicillof reconoce que suele enojarse mucho y que a veces ese enojo dura un buen rato. ¿Qué es lo que más lo enoja? “La injusticia, la injusticia. Voy a hablar de sensaciones que tal vez son más de la infancia, peor me enoja en lo personal cuando te acusan de algo que no hiciste, cuando te tratan como algo que no sos, cuando desconocen esfuerzos que hiciste. A eso llamo injusticia. Obviamente yo tengo un posicionamiento político con respecto a la justicia social que es clarísimo y también me duele, pero no sé si es enojo”.

El mate como combustible, la familia como refugio y la ciudad que le da libertad

También reconoce que se ha peleado con dirigentes y empresarios. Para graficarlo recurre a un ejemplo de cuando era ministro de economía de la Nación y se “enojó mucho” con un fabricante de bicicletas que le reclamó apertura de importaciones de insumos.

“Vino a quejarse porque no podía importar una pieza de una bicicleta, un rulemán que no se lo dejaban importar y estaba indignado, y me vino a hacer todo un escándalo. Entonces yo le hice varias preguntas. La primera fue ¿cómo están tus ventas? y me cuenta cómo están las ventas. Entonces me dice ´te pido esto porque se viene el día del niño y no doy abasto`. Entonces le pregunté, ¿comparado con hace diez años? `Ah, no, yo estaba en la lona´. Le digo, o sea que a vos te va muy bien. `Sí, me va muy bien, pero tengo que producir más´. La segunda pregunta: ¿esto que vos querés importar se produce en la Argentina? `Sí, hay un fabricante de Córdoba que lo hace, pero la calidad y el precio que consigo afuera son mejores’. Entonces yo le digo bueno, primera propuesta, hace un acuerdo, un contrato de largo plazo con el proveedor, asociate con él para que, a medida que crezca tu producción él tenga la capacidad de crecer en producción, como hacen las automotrices, y hacer un acuerdo de largo plazo. Y después te doy una opción, yo puedo hacer lo que haya que hacer para que vos puedas importar todos los rulemanes que quieras, pero con una condición, que se importen todas las bicicletas que quieran. ‘¡No! ¿Cómo vas a abrir la importación de bicicletas? No, porque entonces vienen y te hacen dumping, te la venden más barato, funden la industria nacional. Y yo digo, mirá vos, proteccionista para el producto, librecambista para el insumo, qué vivo eh. Y se tuvo que ir de la oficina”.

La anécdota pinta como nada su pensamiento económico. El mate descansa un rato arriba del escritorio del despacho mientras accede a las últimas fotos. En unos minutos acompañará a unos de los chicos a la práctica de básquet por esas calles de La Plata que le son cada vez más familiares y a las que aprendió a querer porque en ellas se siente uno más, a pesar de ser el Gobernador.
 

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