Argentina
Sábado, 27 abril 2024
LA TECLA MAR DEL PLATA
25 de julio de 2023

La factura impaga de la política marplatense

Los 40 años de restitución democrática coinciden con las ejecutivas del 2023. Las deudas de la ciudad, los números fríos y el contrapunto con la campaña.

La factura impaga de la política marplatense - La Tecla

 

Transformación, cambio y necesidad son tropos comunes de los discursos oficialistas y opositores. Previo a las PASO, la política se encuentra en temporada alta de spots, encuestas y cruces que toman por asalto la agenda pública. Estas elecciones ejecutivas tienen una singularidad: coinciden con los 40 años de la restitución democrática.

En cuatro décadas pasaron veinte años de gobiernos radicales: Angel Roig (‘83 -‘91), Elio Aprile (‘95 -‘02) y Daniel Katz (‘02 -‘07); uno de la Unión de Centro Democrático, con Mario Russak (‘91 -‘95), ocho de la fuerza vecinal Acción Marplatense, con Gustavo Pulti (‘07 -‘15), y los últimos ocho bajo la coalición Cambiemos/Juntos, con el PRO, la UCR y la Coalición Cívica como principales componentes y bajo los mandatos de Carlos Arroyo (‘15-‘19) y Guillermo Montenegro (‘19-‘23). En ese periplo de cuatro décadas la política se anotó puntos altos, pero a la vez gestó o no supo resolver cuestiones estructurales que deberán enfrentar las gestiones por venir.
Las potencialidades de la ciudad son sindicadas por todo el arco político: primer puerto en materia de desembarcos del país, segundo cordón frutihortícola de la Provincia, un parque industrial en vías de ampliación, el más reciente polo tecnológico y la presencia de instituciones como el INIDEP y las universidades. A su vez se erige como uno de los destinos más elegidos por el turismo interno y cuenta con plazas hoteleras y gastronomía de calidad. Sin embargo, dicha riqueza no impacta de lleno en todos los sectores y la población. En ese sentido, la comuna tiene varios “eslabones perdidos”, “lados B” y reversos que pueden sintetizarse entre sus distintos motes: de “la capital de la desocupación” a “la Perla del Atlántico”.

La factura impaga de la política

En materia municipal, una de las principales dificultades está relacionada al financiamiento de la Comuna, un eje poco abordado en las campañas. Los presupuestos, donde más del 50% va a salarios, genera gestiones “paga-sueldos”, con poca cintura para articular obras y proyectar a largo plazo. El gran interrogante es cómo engrosar las arcas comunales. Una de las vías es la coparticipación, que toma en cuenta población, tamaño y camas hospitalarias propias (algo ausente en el Municipio).
Otras de las aristas es la adhesión a fondos y préstamos, como los que otorgan el BID o el Banco Mundial. Por su parte, el rediseño de tasas es un desafío permanente para la política, que se agudiza en un contexto económico adverso, donde la recaudación cae. Uno de los desafíos en ciernes es cómo capitalizar inversiones por venir, como la exploración y explotación off-shore, la recuperación de la administración de Punta Mogotes o las excepciones en el desarrollo inmobiliario, para que la articulación público-privada impacte no solo en materia laboral, sino también en beneficio económico para General Pueyrredon.
 
La ciudad continúa su expansión más allá del ejido urbano. La frontera delimita una zona donde los servicios como cloacas o gas de red se obstaculizan o disminuyen. Lo mismo ocurre con la accesibilidad al transporte, que cuenta, además, con una tarifa diferenciada. En
ese sentido, la actualización del límite, supone el reconocimiento de dicho crecimiento. En la misma línea, el ordenamiento territorial permanece casi impoluto de cambios y no alcanza a toda la comuna, lo que habilita de facto un crecimiento sin planificación urbanística.

Según el RENABAP (Registro Nacional de Barrios Populares), General Pueyrredon cuenta con 71 barrios populares, en los que hay 13.449 hogares. El registro da un desagregado de la fecha de la creación de los asentamientos por década, que expone a las distintas gestiones políticas: en los ‘80, 23,94%; en los ‘90, 29,58%; en los 2000, 8,45%; y en los 2010, 11,27%. Es decir, el 73,24% de las urbanizaciones precarias aparecieron después de la restauración de la democracia.

La factura impaga de la política
Pobreza e indigencia, dos variables estructurales

Según la medición más reciente del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), el
segundo semestre del 2022 arrojó que 199.171 (30,4%) personas se encuentran en situación de pobreza, mientras que 54.250 (8,3%) son indigentes. De este modo, el 38,7% de la población tiene dificultades para alcanzar tanto la Canasta Básica Total (CBT) como la Canasta Básica Alimentaria (CBA).

Educación, un área con peso propio

El sistema municipal cuenta con 25.000 alumnos repartidos entre 84 establecimientos: 33 jardínes, 17 primarias, 20 secundarias, 10 escuelas de formación profesional y 4 institutos de educación superior. El tamaño supone un caso casi único a lo largo del país. La burocracia,
que alcanza a todas las secretarías, demora problemáticas que requieren de solución inmediata y restan espacio a la veta pedagógica.

Los electores caídos fuera del mapa

En total, 13 de los 29 circuitos electorales de la Comuna se encuentran más allá del ejido
urbano (368, 369, 370 y sus subdivisiones). Se trata de 101.661 personas ubicadas en su
mayoría al oeste y al sur del Municipio, es decir, el 18 por ciento del padrón total. En dichas zonas se concentra la mayoría de las urbanizaciones precarias.

Los vaivenes estacionales del empleo y la informalidad
 
La comuna tuvo por años el mote de la “capital nacional de la desocupación”, algo que se desprendía de la relación entre empleo y cantidad de habitantes. En ese sentido, los peores números se dieron en el ‘95: 22,1%. En dicho año el Municipio fue incluido por primera vez en la encuesta del INDEC. En el 2002 fue de 24,6%, y durante la pandemia del 2020, de 26%. Por su parte, los dos mejores registros se dieron en 2022 (5,8%) y 2023 (4,9%). Sin embargo, más allá de las “marcas históricas”, del análisis se desprende un dato que da cuenta de la estacionalidad del empleo: los mejores números se dan durante el primer trimestre del año, con el empuje de la temporada estival, el plato fuerte para la economía local. Esto explica, por ejemplo, cómo en el último trimestre del 2022 Mar del Plata trepó al 8,8%, ocupando otra vez el primer lugar del ranking a nivel nacional de desempleados.

Otra de las aristas a tener en cuenta es la informalidad. Relevamientos más recientes del INDEC, referidos al primer trimestre del 2023, revelan que 45.000 personas (13,8%) se encuentran subocupadas, mientras que 42.000 habitantes (12,9%) son ocupados demandantes de empleo. Es decir, es otro 25% más de la población con dificultades en la materia. Dichos números pueden explicarse desde el desbarajuste macroeconómico anclado a la política nacional, lo que no resta responsabilidad en materia laboral a las gestiones municipales.

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