La semana política no fue la más tranquila tras la defensa en las redes que inició Cristina Fernández de Kirchner luego que le negaran ampliar su indagatoria en el marco de la causa vialidad, en donde es una de las principales acusadas.
Este sábado, todo finalizó en caos con incidentes entre militantes peronistas que se acercaron al barrio de la Recoleta, más precisamente al departamento de la Vicepresidenta para respladarla, y efectivos de la Policía de la Ciudad. Lo cierto es que desde el oficialismo interpretaron el operativo como una provocación tras la decisión del Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta de vallar las calles.
Con el paso de las horas se registraron incidentes, donde militantes avanzaron sobre las vallas, donde hubo respuesta con camiones hidrantes de la Policía de la Ciudad, al respecto el Jefe de Gabinete, Felipe Miguel señaló que "tuvimos muchas denuncias de vecinos y vimos que esto siguió escalando, por eso en el día de hoy decidimos poner un vallado y reforzar la presencia policial en el barrio, con tres objetivos: garantizar el orden público, la paz social y por supuesto, la convivencia entre los argentinos".
“Están buscando generar quilombo para profundizar la grieta: civilización o barbarie”, sentenció un funcionario kirchnerista que estuvo largas horas frente al edificio donde vive la Vicepresidenta. En el peronismo están convencidos que el gobierno porteño buscó dar una señal a su electorado y se excedió con la dureza de sus intervenciones.
Lo cierto es que todo el conflicto, televisado casi en cadena nacional, colocó a la Vicepresidenta en una centralidad absoluta y al peronismo donde sabe lucirse: resistiendo. Además, rodearon a la presidenta con militantes movilizados -no swólo orgánicos- lo que le imprimió un tenor épico en las últimas apariciones.
Lo que el peronismo está transmitiendo en cada acto en las calles o en las sedes del PJ es que si a la Vicepresidenta la condenan, será solo un capítulo más de la persecución política que, según entienden, sufre desde hace tiempo. Y que, en consecuencia, deben volcarse a las calles para defenderla, para darle un mensaje claro a la Justicia y para advertir que no se quedarán en paz si el tribunal decide condenarla.
JxC, al cruce de las manifestaciones
Desde la coalición de Juntos por el Cambio acusaron al kirchnerismo de generar un clima demasiado tenso con las marchas para respaldar a la Vicepresidenta y las consideraron una amenaza para el tribunal que debe decidir si la condena en la causa Vialidad.
En este contexto es que en la oposición temen por lo que pase en el caso que el Tribunal Federal Oral 2 condene a Cristina Kirchner. “Esto es solo una parte de lo que son capaces de hacer. Cristina es la responsable de este caos”, aseguró un legislador de Juntos por el Cambio al medio Infobae, donde además aseveraron estar convencidos que la Vicepresidenta incentiva el conflicto y siembra la sensación de inestabilidad permanente sobre el orden en las calles.
Al mismo tiempo la coalición opositora de Juntos Por El Cambio hizo un llamado a la Paz Social, mediante un comunicado donde expresó su respaldo a la decisión del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, "en la acción preventiva implementada" frente a la casa de la dos veces mandataria nacional.
"Las intenciones de la Vicepresidenta, de querer encuadrar todo en su teoría conspirativa y en la búsqueda de cualquier excusa para alterar la paz social y politizar la causa judicial que atraviesa, terminan incitando violencia irresponsablemente", continúa el texto.
En este sentido, el expresidente Mauricio Macri, publicó en sus redes: "La responsable de este desborde y alteración de la paz es CFK, que nuevamente atropella las instituciones, creyéndose por encima de la ley. Se victimiza para promover el caos. Envío mi apoyo a las fuerzas de seguridad y al Gobierno de la Ciudad y mi solidaridad con los vecinos."
Cuando parecía que todas las miradas estaban puestas en la tarea que iba a tener que realizar el nuevo ministro de Economía, Sergio Massa para recomponer las finanzas, el pedido de condena a la ex presidenta rompió completamente el escenario político.
Ahora, el vínculo entre el gobierno nacional y el de la Ciudad de Buenos Aires se tensó al máximo tras lo sucedido ayer, cuando la Policía decidió dispersar a los militantes que tumbaron las vallas y coparon las calles aledañas al lugar donde vive la ex presidenta.
A la difícil tarea en la Argentina de la grieta de sellar acuerdos de convivencia se le suma un nuevo capítulo que polariza a pleno el escenario político y agita la campaña de cara al 2023, donde algunos y algunas ya se van probando el traje de candidato. |
