Además, los últimos estudios realizados han comprobado que este tipo de técnica también ayuda a pacientes con secuelas del coronavirus y se puede usar en personas con enfermedades físicas o emocionales, o para estimular determinadas áreas del cerebro que antes estaban inactivas. Esta práctica surgió en los años 50 en los Estados Unidos, pero con el tiempo se fue divulgando en Europa y otros continentes, principalmente basado en aquellos casos de niños con epilepsia o con síntomas de hiperactividad. Por su parte, Catalina Hoffmann es terapeuta ocupacional especializada en estimulación cognitiva y una de las pioneras en entrenamiento cerebral: hace más de veinte años que trabaja e investiga acerca de este entrenamiento. |