Argentina
Jueves, 18 abril 2024
GERIATRICOS
31 de mayo de 2020

El virus que destapó la emergencia

Las residencias de adultos mayores son un peligro de contagio.Según datos oficiales, casi dos mil funcionan en la Provincia sin habilitación. El plan de regularización y los casos detectados.

El virus que destapó la emergencia - La Tecla

Los geriátricos están en estado de emergencia sanitaria. Así lo declaró la Legislatura provincial, a pedido del gobernador Axel Kicillof en base a los números recibidos cuando tomaron el control del Poder Ejecutivo. Actualmente, en la provincia de Buenos Aires funcionan 977 geriátricos habilitados por el Ministerio de Salud, mientras que 1.933 establecimientos lo hacen de manera irregular, es decir, sin todos los requisitos legales.

Como se sabe, desde que estalló la pandemia, las personas mayores de 65 años resultan un grupo de riesgo frente al COVID-19, por lo que las residencias geriátricas presentan un verdadero peligro de contagio potencial, que requirió de la aplicación de un protocolo especial ante la posible detección de casos sospechosos de coronavirus. Según pudo saber La Tecla, en los casi mil espacios de alojamiento para adultos mayores habilitados residen 34.032 personas, y si bien no existen registros de los números en los no habilitados, podrían fácilmente duplicar esa cifra, teniendo en cuenta la cantidad de hogares relevados.

De acuerdo al último parte oficial, en territorio bonaerense se registraron 55 casos positivos en alojamientos para adultos mayores, de los cuales, 10 personas fallecieron. Diferente situación se relevó en la Ciudad de Buenos Aires, donde se detectaron 223 casos positivos de COVID-19, de los cuales 47 perdieron la vida.

“Los casos son de 16 geriátricos distintos y los fallecimientos son de cinco
establecimientos. La diferencia con lo que ocurre en CABA es por el cumplimiento de los protocolos. Tempranamente lanzamos un protocolo, que fue armado por Fiscalización y
Epidemiología, que contempla dos escenarios distintos. Primero, evitar la entrada del virus al geriátrico prohibiendo las visitas, y regulando el ingreso y salida del personal por cuestiones laborales. Segundo, una vez que se detecta un caso sospechoso, aislar a los adultos mayores o al personal que ha estado en contacto con el paciente. El cumplimiento de los protocolos ha hecho que no haya ‘incendios’ o una explosión de casos dentro de los geriátricos”, expresó, en diálogo con este medio, Juan Canella, director de Fiscalización
Sanitaria de la Provincia.

No obstante, más allá del protocolo, el principal problema de los geriátricos es la gran cantidad que existe sin habilitación. ¿Qué va a hacer el Gobierno con eso? Por lo pronto, y hasta que dure la pandemia, evitar su cierre, ya que eso implicaría trasladar a los residentes, lo que podría constituir un mayor riesgo para la salud de los adultos mayores.
En ese sentido se permitirá su funcionamiento excepcional, precario y transitorio, mientras se tramita la regulación, en la medida que se cumplan determinados requisitos mínimos. 

“Algunos de los 1.933 geriátricos sin habilitación, ahora están cerrados; otros, en distintas condiciones, y en función de los informes que fuimos recabando vamos a fiscalizarlos en etapas para poner la cuestión administrativa en orden”, prometió Canella.

Para ello, y a partir de la declaración de emergencia, se creó el “Programa Geriátricos” mediante el que se entregarán subsidios a las entidades, tanto públicas como privadas, para la adquisición de insumos, equipamientos y mejoramiento edilicio.

La ley que regula las residencias para adultos mayores, sancionada en 2011 y reglamentada un año más tarde, establece que la habilitación, categorización y fiscalización de los geriátricos es otorgada por el Ministerio de Salud. Una vez cumplido este requisito, las
municipalidades deben registrar dicha habilitación, y tienen competencia concurrente con el ministerio; es decir, ambos son responsables.

Por eso, desde la oposición motorizan un proyecto para modificar la legislación y que los establecimientos sean inspeccionados al menos una vez al año por la Autoridad de Aplicación, debiendo fiscalizar el cumplimiento de los requisitos establecidos y su pertinente reglamentación.

Pero lo cierto es que las irregularidades en los geriátricos preceden a la pandemia. Lo único que hizo el COVID-19, si se quiere, fue destapar las condiciones de emergencia en las que viven los adultos mayores, principales víctimas hoy del virus. 

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