El mundo tal como lo conocíamos sufrió un freno porque la pandemia del coronavirus se llevó centenares de vidas y dejó a otros tantos recluidos en los hospitales. Es por ello que se decretó la cuarentena obligatoria para que las personas se queden en sus casas y así se impida la propagación de la enfermedad.
En este contexto, Ricky Martin decidió permanecer en su casa de Los Ángeles junto a su mamá, su esposo y cuatro hijos. Sin embargo, lejos de quedarse quieto, puso manos a la obra para componer canciones, formar parte de un clip y así recaudar fondos benéficos destinados a las campañas que luchan para ayudar a las entidades de salud en la lucha contra el COVID-19.
Además, el artista siempre deja mensajes positivos en sus redes sociales pero esta vez decidió sincerarse con las sensaciones que atraviesan su cuerpo. De esta manera, escribió: "Las primeras dos semanas fueron increíblemente abrumadoras para mí. Me sentí paralizado. El duelo fue intenso. Estaba pasando por todas las fases: negación, ira, tristeza, aceptación, y luego regresé a la negación en una hora. Las cosas iban a ser diferentes y no podía hacer nada para evitarlo. Qué arrogante de mi parte. El tiempo que pasamos creando una estrategia para lo que sería el 2020 se colapsaba frente a nosotros. Lo que fue, nunca será. Para mí, ese fue un concepto difícil de entender. Mi terrible y agotadora necesidad de actuar despreocupado y calmado en momentos de estrés frente a mi familia, para que no se alarmen, especialmente los niños, tampoco ayudaba. A eso, añádele la poca o mucha información, o más bien desinformación, que nos llegaba de parte de nuestros líderes. Obviamente, sentía que la cabeza me iba a explotar. Estoy seguro que yo no fui el único que se sintió así en esos días. Necesitaba detener todo y concentrarme en mí, en nosotros. Sí, la incertidumbre de no saber cómo será puede ser desafiante, pero estoy seguro que será mejor que la ruta que estábamos tomando. Nuestras acciones (son) fueron catastróficas, pero no estábamos (estamos) escuchando las señales. Y luego, un día, el mundo, la vida, Dios, el cosmos o como quieras verlo o llamarlo, nos obligó a apartarnos del camino y nos encerró en nuestras casas porque evidentemente, la forma en que actuábamos, interrumpía el flujo natural de las cosas".