18 de abril de 2020
ECONOMíA
Números a favor: los beneficiados de la pandemia
La crisis, también significa oportunidad. Al menos, para algunas compañías productoras de servicios esenciales en la emergencia sanitaria. Cuáles son y cuánto dinero recibieron del Estado

En todas las crisis, siempre hay beneficiados. En las económicas, por lo general, son los acreedores o los grandes bancos; en las políticas es el partido opositor; y en las sanitarias, los ganadores son los productores de artículos de primera necesidad. Ya sea de alimentos, de higiene, medicamentos y hasta insumos médicos son algunas de las empresas que, en esta crisis, están sacando partido.
La veloz expansión del coronavirus en todo el mundo obligó a los gobiernos nacional y provincial a tomar cartas en el asunto, rápido. Por eso, como primera medida, el presidente Alberto Fernández decretó el aislamiento social obligatorio que, por ahora, regirá hasta el 26 de abril inclusive. ¿Para qué? Para aplanar la curva de casos confirmados y así proveer al sistema de salud de los elementos necesarios para atender a todos los que necesitaran asistencia médica.
Y como el reloj corre rápidamente, la adquisición de insumos, también, debió hacerse en el marco de la emergencia. Es decir, con compras directas y licitaciones con procesos abreviados; o sea, sin invitaciones, actos de apertura de ofertas y la intervención de la Comisión de Preadjudicación. Allí es donde entran en escena los ganadores de esta crisis del COVID-19.
Desde el inicio de la pandemia, el gobierno de Axel Kicillof aprobó una serie de contrataciones para la adquisición de insumos básicos y necesarios. Por caso, según pudo saber La Tecla, por Decreto 132/2020 -que declaró el estado de emergencia sanitaria-, el Ejecutivo aprobó la adquisición de 39.600 botellas de sanitizantes y alcohol en gel con destino a diversos hospitales provinciales y centros de salud municipales, por el que benefició a la empresa Algabo S.A. con $ 3.455.760. Lo llamativo de esta compra fue que se habilitó la contratación con un proveedor no inscripto en el Registro del Estado, puesto que resultaba favorable al interés fiscal de la Provincia.
Lo mismo sucedió con la contratación de Insumos Quirúrgicos S.R.L., para la compra de 2.500 mamelucos de tela por $ 2.125.000. La firma tampoco estaba inscripta en el Registro de Proveedores, pero, ante la necesidad, fue aprobada de todas maneras y con la posibilidad de ampliar el contrato en un ciento por ciento.
Lejos de ello, una de las empresas ganadoras en la pandemia es Fresenius Medical Care Argentina S.A., que resultó adjudicada con dos compras: una, para la adquisición de “Máquinas e insumos para terapia de reemplazo renal”, por $12.818.252,78, y otra, para la compra de “Insumos para hemodiálisis”, por $3.755.658, lo que hace un total de $16.573.910,78. La compañía, a nombre de Gabriela Canatelli, trabaja con el Estado bonaerense a través del programa Incluir Salud en distintas dependencias sanitarias de la Provincia, especialmente, en pacientes bajo tratamiento de diálisis.
No obstante, hasta la fecha, una de las firmas que mayor presupuesto recibieron del Gobierno bonaerense es Genbiotech S.R.L., por la adquisición de “500 kits II por 300 rxnes y 150 mil unidades de método para extracción o reactivo de ARN-Columnas”, por un importe de $ 41.449.980. El laboratorio, propiedad de José Luis Vera y Leonardo Aguinaga, permite elaborar los análisis para determinar los casos positivos de coronavirus y, según aclararon de la gestión de Kicillof, fue el único que presentó cotización para los famosos kits.
En tanto, la firma EXSA S.R.L., a nombre de Héctor Angel Calvo y Roberto Alfredo Breide, fue contratada para la provisión de 30 mil determinaciones “para la extracción de ácidos nucleicos con el fundamento de micropartículas magnéticas”, a un precio unitario de $795, por un monto total de $23.850.000.
La lista continúa y, a medida que pasan los días, más son las compras que el Estado provincial debe aprobar para hacer frente al “enemigo invisible”; desde camas hospitalarias y respiradores mecánicos hasta los principales insumos médicos como guantes, barbijos y gasas. Pero no sólo los productos sanitarios, porque, como todos los días, la gente tiene que comer y, en una crisis, es un derecho al que no todos pueden acceder.
Las camas cotizan en dólares
En los últimos días, el Ministerio de Salud de la Provincia, a cargo de Daniel Gollán, distribuyó en distintos centros sanitarios camas de internación hospitalaria en las que podía verse el nombre del fabricante: Stryker. La compañía nació en Michigan, Estados Unidos, a principios de la década del ’40. Actualmente está a cargo de Timothy Scannell, quien es su
presidente y jefe ejecutivo y tiene presencia en los cinco continentes. En nuestro país, cada cama eléctrica tiene un costo cercano a los 200 mil pesos.
La ganancia del lavado de manos
Más allá de las grandes compras que puedan autorizar los distintos organismos del Estado, las empresas que producen artículos de limpieza e higiene hogareña son también grandes beneficiadas. Por ello, la Secretaría de Comercio instó a las compañías a acelerar su producción y garantizó que no habrá faltante de materia prima para la elaboración de jabón. En el país se recolectan cerca de 340.000 toneladas de sebo por año; 120.000 están destinadas a la producción y fabricación de jabones, ya sea de tocador o para lavar la ropa, y el resto va a parar a productos alimenticios.
Una de las más grandes (por no decir monopólicas) compañías que se dedican a este rubro es Unilever, y desde hace semanas tiene su capacidad productiva al ciento por ciento para poder abarcar el mercado local. “En este momento estamos en nuestra capacidad máxima productiva, esto nos va a garantizar la disponibilidad de productos de higiene y cuidado personal”, aseguraron desde la compañía que también fabrica alimentos.
Compras: empresas detrás de los barbijos
Otro elemento esencial y, en algunos casos, hasta obligatorio, es el barbijo. El Gobierno de la provincia de Buenos Aires, por caso, destinó importantes sumas de dinero para su adquisición, por lo que las empresas que se dedican a su confección se vieron directamente beneficiadas. Dos de ellas son Bio Kit, y Trosher S.A., a las que la gestión bonaerense les destinó $2.468.400 y $ 1.226.755, respectivamente.
La primera, a nombre de Marta Beatriz Lukezic, elaboró 300 mil barbijos para distintas dependencias hospitalarias. La segunda, propiedad de Bautista Burigotto, fue contratada por el Ministerio de Seguridad para proveer 4 mil tapabocas y otros productos de limpieza para el personal policial.
El monopolio argentino de los respiradores mecánicos
En nuestro país existen apenas dos firmas que producen respiradores mecánicos, hoy absolutamente necesarios para la atención de pacientes con cuadros graves de coronavirus. Ambas compañías están situadas en la provincia de Córdoba. Se trata de Tecme, que nuclea el 60 por ciento del mercado local, y Leistung, que posee el 40 por ciento restante.
Tecme nació en 1966, de la mano de un médico cirujano de tórax, Ernesto Mañá, y su hermano, Luis Mañá, estudiante de ingeniería, quienes actualmente siguen a cargo de la empresa, como presidente y vice, respectivamente. Tras el brote de COVID-19, la firma fue intimada por el Gobierno de Alberto Fernández para que deje de exportar sus productos -que se comercializaban en 50 países- y destine su entera elaboración a la Nación. Esto, por supuesto, despertó el malestar en algunas provincias, como Mendoza, que ya habían encargado sus respiradores. Sin embargo, el Ejecutivo nacional decidió centralizar su entrega, de acuerdo a la cantidad de casos en cada región y su gravedad. La compañía, por supuesto, acató la orden y se abocó a la tarea. La misma situación corrió para Leistung, la otra Pyme cordobesa fabricante de respiradores mecánicos, fundada en 1984 por tres ingenieros y que hoy administra Silvina Grasso, la hija de uno de ellos.