21 de diciembre de 2018
UN EXTRAÑO CASO
Una lata de Coca Cola y una botella de agua, las claves para dar con el responsable de un asesinato ocurrido hace 28 años
Si bien el caso fue descubierto en agosto del año pasado, recientemente se confirmó que el juicio tendrá inicio en abril de 2019
Habían pasado tan solo unos días de Acción de Gracias, en noviembre de 1989, cuando Mandy Stavik decidió salir a correr acompañada de su perra, Kyra. A las horas, la mascota de la familia apareció; pero sin su dueña. Por lo que los Stavik decidieron reportar como desaparecida a la joven de 18 años.
A los dos días, el cuerpo de Mandy fue encontrado flotando en el río Nooksack, a unos cinco kilómetros de su vivienda, en el estado de Washington, en el noroeste de Estados Unidos. El mismo tenía signos de haber sido violentado y presentaba restos de semen.
En aquella época, la tecnología que permitía analizar este tipo de pruebas, aun era incipiente. Por lo que las autoridades guardaron las muestras de ADN que se recuperaron del cuerpo de la joven, y comenzaron a pedir la ayuda de la comunidad en cualquier dato que pudiera arrojar una pista. Sin embargo, no tuvieron éxito.
Pero todo cambió en el año 2017, cuando un vecino del condado de Whatcom decidió hablar con el alguacil del lugar, Bill Elfo, para decirle que Timothy Bass podía llegar a tener "alguna implicación" en el caso de la joven Stavik.
Lo cierto es que esa acusación no era prueba suficiente para obtener una orden de allanamiento de su vivienda o para obligarlo a entregar muestras de su ADN. Pero una compañera de trabajo del sospechoso se enteró y quiso colaborar con los investigadores.
En agosto de 2017, la mujer entregó a las autoridades una lata de Coca Cola y una botella de agua, recientemente desechadas por el hombre. Y el análisis de esos dos envases arrojó como resultado que el ADN de Bass coincidía con el ADN recuperado del cuerpo de Stavik.
Ahora, Timothy Bass de 51 años, espera su juicio que tendrá comienzo en abril del próximo año y los vecinos del lugar están ansiosos porque se haga justicia más allá de que hayan pasado casi 30 años.