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Argentina
Política Provincial
24 de noviembre de 2018
OPINION

Campeones en la vergüenza

Mañana, si es que se juega, habrá un partido de fútbol por la final de la Copa Libertadores de América entre River Plate y Boca Juniors, que debió jugarse hoy pero por la incapacidad política y social de este país debió postergarse 24 horas. Habrá un ganador y festejará, seguramente con incicentes. Habrá un perdedor y expresará su bronca, seguramente con incidentes. En el medio un operativo de seguridad deficiente del que nadie se hace cargo a horas de recibir el G-20

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 Por Hernán Sánchez

¿Hay salida? Así no. ¿Así la Argentina está en condiciones de recibir la cumbre más importante de presidentes de su historia? No. Se lo acaba de demostrar a todo el mundo que, vía sus corresponsales de televisión, enviaron al mundo las imágenes más tristes y propias de la desorganización en la que nos estamos malacostumbrando a vivir.

Un simple partido de fútbol , que debió ser una fiesta aunque algunos lo pinten como una guerra a todo o nada (y en esto hay una responsabilidad importante del periodismo), nos demuestra crudamente en la sociedad que vivimos, deformada en valores, desarmada en prioridades y desprotegida desde el propio Estado a partir de una inusitada negligencia a la hora de proteger a unos y aplicar la ley a los que están fuera de ella.

Hace tan sólo dos días veíamos impávidos frente a la televisión, en la cancha de All Boys, cómo una manga de delincuentes desaforados hacía retroceder a patrulleros que chocaban entre sí, eran destrozados y mientras quedaban policías heridos apenas tres delincuentes fueron detenidos. Ni la prolífera imaginación de María Elena Walsh llegó a tanto en su recordadísimo “Mundo del Revés”. 



Dos mil policías dispuso para el partido de este sábado el ministerio de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires. Sólo debía registrar en la entrada a los hinchas del equipo local y asegurar la llegada de un micro (solamente un micro) con los jugadores del equipo local a uno de los estadios con mejores accesos que hay en el país. No lo pudieron hacer.

No pudieron evitar los incidentes afuera con los hinchas de River que se acercaron al estadio sin entrada. Y, lo peor, tampoco pudieron evitar que una decena de delincuentes lanzara una pedrada sobre el colectivo destruyendo las ventanillas del mismo y afectando a los jugadores del equipo rival. Después, la impresentable Conmebol se encargó de dilatar la suspensión durante tres horas hasta que por fin una vez hubo un poco de cordura. En una muy destacable actitud el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio acompañó a su par de Boca, Daniel Angelici, en la decisión de no jugar.

El operativo de seguridad del ministerio que conduce Martín Ocampo fue paupérrimo, al punto que los gases lacrimógenos que lanzaron también ingresaron al micro de los jugadores. 

Con esta misma fuerza de Seguridad la ciudad de Buenos Aires deberá afrontar en los próximos días un  desafío histórico: velar por las comitivas presidenciales de los 20 jefes de Estado más importantes del mundo. El planeta estará mirando, como estaba mirando en la tarde de este sábado. Es de esperar que el mundo no reciba las mismas imágenes vergonzantes de hoy pero nada puede garantizarlo. 

¿Y los responsables? Tranquilo, el lunes estarán sentados todos en los mismos despachos que estaban ayer, culpando siempre a otros, o responsabilizando a los astros desalineados por eclipses lunares de Saturno, a la espera de otro escándalo tape a este, para culpar nuevamente a otros o responsabilizar a los astros desalineados por eclipses lunares de Saturno. Y así sucesivamente.

No hay nada que festejar en este sábado que para algunos debió ser una fiesta, pero si quiere excusas para descorchar un vinito puede brindar porque somos campeones de la vergüenza. 
 

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