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Argentina
Política Provincial
25 de julio de 2014
SERGIO BERENSZTEIN

"Hoy no dice mucho cómo va a ser la película"

El politólogo Sergio Berensztein habló con La Tecla de las campañas y la incidencia que tiene cada hecho coyuntural en el desarrollo de las candidaturas. Los pros y los contras en cada espacio y la importancia de los sondeos

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-Si un politólogo llegara hoy al país, ¿cuál sería la primera impresión que se llevaría de la política argentina?
-Me pasó recientemente, cuando recibí a un colega mexicano que trabaja en Estados Unidos y hacía mucho que no visitaba la Argentina. Le llamaron la atención tres cosas. Una es la publicidad oficial en la tele y en la calle; me confesó que no veía esto desde hace muchísimo tiempo, que le hacía acordar a los años duros del PRI en México. No está acostumbrado a ver esto, por lo menos en países democráticos. La segunda cuestión es que casi todos con los que interactuó daban por cumplido el ciclo del kirchnerismo y tenían una mirada muy optimista respecto de lo que venía. Y cuando él preguntaba quién iba a ganar o qué va a pasar se le quedaban mirando como diciendo que eso no es tan importante, como que las opciones instaladas son todas mejores. Le llamaba la atención que no hubiera disputa respecto de si había mejores o peores candidatos, sino consenso respecto de la tendencia positiva del país a partir del próximo gobierno. Y la tercera cosa que le llamó mucho la atención es la disparidad social, con cada vez mayores contrastes.

-¿Y usted cómo lo ve?
-Yo respeto mucho esas tres fotos, y le agregaría algunas más. Creo que el sistema político está organizándose de cara al proceso sucesorio, y llenó de forma exitosa el vacío de representatividad que teníamos, por ejemplo, con los cacerolazos de 2012 y 2013; la política logró resolver esa demanda de cambio en cuanto a la falta de límites al gobierno de Cristina. Pero me parece que hay asignaturas pendientes, no menores, respecto de cómo funciona la política en Argentina, no tanto en términos electorales sino en términos de gestión. Cuando se mira lo que la gente opina en ese sentido se ve que hay una demanda bastante generalizada de mejores gobiernos.

-¿No es curioso que mucha gente vea el ciclo terminado cuando la imagen de la Presidenta tiene todavía números
respetables?
-Depende de cómo se evalúe. Si uno evalúa la aprobación de la gestión de la Presidenta con la variable “aprueba o desaprueba”, está igual que el presidente Obama: 43 por ciento. Se puede decir que eso es un montón, que Menem a esta altura estaba mucho peor; aguanta, llega; y no hay ninguna duda que es así. Pero en Estados Unidos, el 43 por ciento lo evalúa como una presidencia fallida. Todo es relativo. Por ahí la Presidenta termina con imagen positiva mayor de la que tuvo posconflicto con el campo, del 40 al 45 por ciento, pero eso de ninguna manera significa que va a tener una sucesión con un candidato que va a seguir o defender su política. La mayoría quiere cambios; algunos, totales; otros, parciales; pero dos tercios del electorado busca un gobierno de distintas características. El agotamiento de la gestión no significa que la gente deteste a Cristina; hay gente que la quiere, que está de acuerdo con algunas de sus políticas, pero eso no implica que ella tenga influencia en el proceso sucesorio, o que vaya a tener poder luego de este gobierno.

-Con esta evaluación, el panorama para quienes surjan del oficialismo se presenta complicado.
-Va a depender del distrito y del candidato. Mirando las elecciones del 2013 y la performance electoral del oficialismo, tener un 30 o 35 por ciento de votos no parece poco, sobre todo cuando se trata de una elección de dos vueltas.

-¿Y alguno de los candidatos del kirchnerismo los puede tener?
-Falta mucho para saber cuál es la intención de voto real de estos candidatos. En principio, el oficialismo demostró que en elecciones complejas, como 2009 y 2013, sacó ese porcentaje de votos. En 2007 y 2011, con contextos económicos mejores, el resultado electoral fue mejor. Si en el peor escenario el kirchnerismo sacó el 30 por ciento, va a depender mucho de lo que ocurra con la economía. Lo que pase económicamente de acá a mediados del año que viene va a ser espectacularmente importante para entender cómo se canalizan las demandas del electorado y la intención de voto. No es lo único, la inseguridad también va a tener influencia. Pero, en mi opinión, las variables económicas son claves para los votantes en el proceso de recesión que está pegando duro. Y encima estamos con un lío con el default técnico.

-¿Usted ve un escenario con tres o con cuatro candidatos presidenciales con chances?
-Recién se inicia el proceso, y hay que tomar todo con la cautela del caso. Hasta ahora veo tres candidatos y la posibilidad de conformar un espacio competitivo; no veo cuatro candidatos.

-¿Los candidatos son Scioli, Massa y Macri?
-Sí, y un espacio, que es UNEN, con posibilidad de conformar una candidatura competitiva.

-¿Cuál sería esa candidatura?
-No la tienen todavía. Binner, Cobos, Sanz, Lilita o Pino no tienen hoy la envergadura, el volumen, la profundidad como candidatos que tienen los otros tres. Ahora, cuando vos mirás el resultado electoral de las elecciones del año pasado, y sumás los votos que tuvo UNEN, son más de cinco millones de votos. Ahí tenés una posibilidad no menor de entrar en la segunda vuelta si sigue fragmentado el electorado. La foto de hoy no dice mucho de cómo va a ser la película, la cosa puede cambiar de acá a las primarias.

-También se habla de que una parte de UNEN pueda jugar con Macri.
-Esa es una de las posibilidades que se barajan. Y la pregunta es qué pasa con el espacio si un sector va con Macri. Creo que a nivel de las provincias hay mucha presión para lograr acuerdos que le den competitividad al espacio no peronista. Me parece que dos casos típicos son Córdoba y Entre Ríos, donde si lo que hoy es el radicalismo y el PRO más otros aliados se juntan, pueden ser alternancia a nivel de las gobernaciones. Eso tienta a bastante gente que hace mucho no está gobernando.

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