14 de septiembre de 2010
CAMINO A 2011
El juego de los vice del pingüino
Artemio López, de fuerte llegada a Olivos, tiró una bomba desde su blog: anunció tres nombres que estaría barajando Néstor para ocupar la vicepresidencia de la Nación. Quiénes son los sucesores de Scioli y Cobos
En un misterioso mensaje, el encuestador Artemio López, de excelente llegada a Olivos, confesó un secreto que se cocina a intraumuros en la quinta presidencial. En un escueto mensaje, López deslizó tres posibles nombres que manejaría Kirchner para ocupar la vicepresidencia.
“A mi los tres vices que me tiró el Dr. Pierre el jueves en Olivos: Massa, Sabbatella, Marcó del Pont”, dijo, escuetamente, el sociólogo. Kirchner suele sorprender con sus elecciones. Sacó a Scioli de debajo de la manga en 2003 y puso a Cobos para completar la fórmula de su esposa, esta vez encararía una apuesta no menos arriesgada.
Sergio Massa fue Jefe de Gabinete de Cristina Fernández hasta hace pocos meses, y se alejó, no en los mejores términos, tras el episodio 28-j. El distanciamiento fue un punto de inflexión en la carrera política del tigrense: hoy se lo menciona como posible candidato a Gobernador –él lo desmiente- y ahora se lo baraja como compañero de fórmula.
Con Massa de vuelta en la tropa, Kirchner se aseguraría no tenerlo en la vereda de enfrente. Además, restaría competencia seria a Scioli, que quedaría mano a mano con Aníbal de cara a una interna. El juego con Massa concita un riesgo: el tigrense tiene juego y aspiraciones propias, y algunos dudan de que pueda emerger “otro Cobos”.
Sabbatella es el otro as que mide Kirchner. Con un perfil más “progresista” arrastraría votos de centroizquierda que de otra manera podrían migrar a Proyecto Sur. El de Morón tiene un plus: no se duda tanto de su fidelidad, aunque en algún punto puede temer la pérdida de un capital político construido con paciencia y buena gestión.
Menos conflictiva y con un buen perfil público aparece Mercedes Marcó del Pont. Es prácticamente una incógnita, ya que no tiene experiencia política y se la cuenta más bien como un cuadro técnico.
La tarea será conseguir una figura que convoque, no opaque a quien encabece la lista y, sobre todo, sea fiel y esquive el signo que marca a casi todos los vicepresidentes desde la vuelta a la democracia.