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Jueves, 2 octubre 2025
Argentina
2 de octubre de 2025
LA TECLA MAR DEL PLATA

Caminos rurales, el barro donde naufraga la gestión

Con 500 kilómetros intransitables, productores y vecinos denuncian abandono total. El EMVIAL carece de equipamiento, la tasa específica se multiplicó, pero la flota de máquinas se achicó. Además, ni las delegaciones, ni el Municipio, ni la Provincia asumen el costo político de una infraestructura que sostiene la producción y la vida cotidiana en el cordón frutihortícola.

Caminos rurales, el barro donde naufraga la gestión
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El campo marplatense no solo está hundido en el barro, sino también en la indiferencia. Lo que debería ser la "base de todo" —los caminos rurales— se ha convertido en un laberinto de cráteres, zanjones de hasta 90 centímetros y arterias cortadas por la inacción. La postal de General Pueyrredon, lejos del brillo turístico de la costa, es la de una zona productiva de primer nivel que se desmorona por el abandono de más de una década.

La miseria de una gestión sin fondos... y sin voluntad

La voz de los afectados es un grito desesperado: los caminos son un "desastre" que obliga a los vecinos a destrozar sus vehículos o a dejarlos, mientras la calidad de vida se deteriora. El dedo acusador apunta directamente a la Municipalidad y, específicamente, al Ente Municipal de Vialidad y Alumbrado Público (EMVIAL) y su titular, Mariano Bowden. Las autoridades esgrimen la excusa más cómoda y recurrente: "no hay recursos ni dinero".

Esta afirmación choca de frente con la realidad fiscal que denuncian los productores. Ricardo Velimirovich, presidente de la Asociación de Productores Frutihortícolas de General Pueyrredón, es tajante: la tasa de caminos es una de las "más caras de la provincia de Buenos Aires" y ha sufrido aumentos considerables, incluyendo un 500% de golpe hace unos años, supuestamente para comprar el equipamiento necesario. ¿El resultado? "Las máquinas son la mitad de lo que había en ese momento".

Se recauda más, la tasa aumenta al ritmo de la urbana, se paga impuesto inmobiliario provincial con un retorno del 12% a los caminos... pero ni el asfalto ni la maquinaria ven un peso. La ironía es sangrante: "La recaudación se hace, pero ni en los caminos ni en las máquinas se ve ese fondo", sostiene Velimirovich. Asimismo, la falta de prevención, la ausencia de gestión con mayúsculas, agrava la catástrofe. El año pasado, la sequía ofreció una ventana de oro para limpiar los canales laterales y alcantarillas. Pero "lamentablemente al no tener máquinas, eso no se hizo", y hoy las lluvias convierten los caminos en "arroyos" que terminan de destruirlos, denuncia el productor.

La situación actual es de una gravedad institucional inaceptable. El nuevo director de Caminos Rurales, reconocido por los productores por su buena predisposición, admitió que algunas máquinas son "irrecuperables" y que solo tienen operativo un "camión simple, volquete simple" para atender 500 kilómetros de arterias. ¿Una declaración de impotencia o la evidencia del fracaso de una política sostenida en el tiempo? Que el funcionario a cargo del área dé por perdida la maquinaria es la admisión de un gravísimo problema. Por eso, el problema de fondo es la opacidad. La tasa se aumentó bajo la promesa de equipar, y esa promesa se incumplió. Los productores exigen la transparencia de las cuentas para entender por qué la recaudación no se traduce en inversión.

El Concejo Deliberante no queda exento en este asunto. Velimirovich apunta a la responsabilidad política de los ediles, quienes "han aprobado durante todos los años los balances, pero sin pedir especificaciones sobre ese fondo de caminos rurales". Al aprobar sin fiscalizar, el Concejo se convierte en cómplice silencioso de una gestión que dilapida la confianza y los recursos.

El grave costo del abandono para el cordón frutihortícola

En el plano productivo y económico, la horticultura pierde competitividad. Los camiones modernos con equipos de frío no pueden ingresar a los campos por el pésimo estado de las vías. Esto obliga a un "trajín y un movimiento" insólito: trasladar la mercadería en camionetas hasta la ruta, una manipulación que "sufre golpes en el camino" y deteriora la calidad del producto de "primera calidad", restringiendo la comercialización.

Esta crisis se extiende al ámbito social y de calidad de vida, donde el campo es también un hogar. La dificultad para salir a la escuela o al almacén deteriora la vida diaria de las familias. Es una condena: el sector rural paga la carísima tasa de caminos y el impuesto provincial, pero no ve el reflejo de ninguno en cuestiones básicas. El lamento para el Municipio es categórico: "Lo único que tiene que hacer es arreglar los caminos y no lo tenemos". Finalmente, la dimensión temporal es crucial, ya que sin caminos aptos, la inminente primavera y el verano significan la paralización del comercio: "Si no hay camino no hay comercialización".

Ni el Municipio ni la Provincia están cumpliendo su obligación mínima: proveer una infraestructura básica para que el campo trabaje. En este marco, el abandono del EMVIAL no es solo un problema de baches; es un escándalo de gestión, opacidad fiscal y desprecio por una actividad económica y social esencial. Las autoridades no solo están en falta, sino que están en deuda con el campo que, a pesar de ellas, sigue alimentando a la ciudad, a la provincia y al país

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