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Viernes, 27 junio 2025
Argentina
31 de diciembre de 1969
UN viaje político cultural

El diario boliviano del diputado mochilero

Eduardo Macaluse, legislador de Sociedad e Igualdad prefirió acercarse a las tierras de Evo para vivir de cerca el cierre de campaña del plebiscito. Con mochila en mano recorrió desde Humahuaca hasta Potosí. La intimidad del itinerario

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En una conversación con su esposa, Silvia, decidió conocer ciudades y pueblos de Bolivia en los días que la campaña política de Evo Morales estaba en pleno auge por el referéndum. Antes pasó por el norte argentino para recorrer los paisajes que siempre soñó. Eduardo Macaluse, diputado nacional por el espacio SI (Sociedad e Igualdad) cuenta y comparte con La Tecla el itinerario de su viaje, que abarcó del 2 al 30 de enero.



“Con mochila en mano y tomando micros armamos nuestro itinerario, porque no queríamos los paquetes turísticos”, dice. La intimidad del legislador en su recorrida por Bolivia contada por él mismo.



-¿Cómo surgió el viaje con una mochila a cuesta?



-Lo hablamos con mi mujer, queríamos hacer un viaje diferente. No me fui a dedo, eso lo quiero aclarar, pero sí agarramos una mochila y empezamos con el viaje.

Yo conocía La Paz y Trinidad, pero había muchos lugares que no conocíamos. Además, queríamos ver el proceso de transformación que se está dando con Evo Morales, así que armamos un itinerario improvisado, tomando colectivos hacía ciudades que nos gustaban más. La idea era llegar el 22 de enero a La Paz y en el cierre de campaña de plebiscito, que era el 25 de enero. Allá nos entrevistamos con el legislador y vicepresidente del Senado, Antonio Peredo Leigue, que además es herma-no de Roberto “Coco” y Guido “Inti” Pe-redo, dos guerrillos que estuvieron con el Che en Bolivia.



-¿Cuáles fueron las ciudades que visitaron?



-La ciudad de Uyuni; el salar de Uyuni, las lagunas Coloradas y Verde, que están casi en la frontera de Argentina y Bolivia; Potosí; Santa Rosa de Copacabana; la Isla del Sol y Coroico.



-¿Qué lugar de los recorridos le gustó más?



-Potosí, por su arquitectura, la gente y su contenido histórico. También La Paz, por lo caótica que es y por cómo la gente ocupa el espacio público. Coroico es agra-dable, a mi mujer le gustó más que a mí.



-¿Estuvieron en las ruinas del Machu Pichu?



-Sí, fuimos. Es impactante el lugar, pero caímos un día que llovía muchísimo y se veía muy poco. No pensábamos ir a Cuzco y al Machu Pichu, pero estábamos a diez horas en colectivo y decidimos llegar allá. En realidad, el viaje lo empezamos subiendo por el norte argentino. Estuvimos en Terma de Reyes, Humahuaca, Iruya y Purmamarca. Estuvimos dos o tres días en cada lugar.



-Ya en Bolivia, ¿cómo vivió con su mujer esa ebullición social que se daba?



-El país está muy dividido, y el plebiscito lo demostró, pero hay una mayoría muy grande que está de acuerdo con las transformaciones que está llevando adelante Evo Morales, aunque la resistencia en varias regiones también es muy grande, por los privilegios que se tienen que dejar de lado. Esto genera una situación muy compleja porque, por un lado, los que tuvieron muchos años de sometimiento piden profundizar el proceso, pero, por otro, Evo tiene la responsabilidad de mantener la unidad de país. Está haciendo un proceso en el que busca el equilibrio, y por ahora lo está logrando.



-¿Cómo vio la reacción de los bolivianos ante este proceso político durante su estadía?



-Hay ciudades donde hay más militancia política, y en otras no tanto. Por ejemplo, en La Paz había muchas pintadas y movilizaciones.

En general, nosotros eludimos el circuito turístico, y lo que hicimos fue ir a bares, fondas y mercados donde comen los habitantes y conversamos con ellos para conocer su pensamiento. Hay opiniones muy diversas, en términos generales hay un acompañamiento al gobierno de Evo, pero las complejidades no están dadas sola-mente por el tema étnico, sino también por el tema religioso, social y económico. Las clases muy humildes apoyan al gobierno boliviano.



-¿Por qué decidieron ver la transformación de otro país?



-Nos interesa. Y venimos siguiendo el proceso de Bolivia y de Ecuador porque nos parece de lo más serio y de los más avanzados que se ha hecho en los últimos años en Latinoamérica. Hacía tiempo que teníamos ganas de hacer un viaje de este estilo. Además, tratamos de evitar lugares donde no se puede descansar. Tampoco nos gustan lugares que dicen ser top y va la elite.



-¿Hay similitudes en el proceso político de Bolivia con el de Argentina?



-Yo creo que en nuestro país no hay un proceso de transformación. En Argentina hay una continuidad del saqueo, pero por otros medios. No hay evolución. En Bolivia, cuando dicen ‘vamos a recuperar la soberanía energética’, lo hacen. Estatizan la empresa y la maneja el Estado; acá se actúa más de lo que se hace.

-Supongo que tendrá para contar varias anécdotas de su itinerario, ¿cuáles recuerda?



-A dos kilómetros de llegar a Iruya se detuvo el micro, y al rato de estar parados nos dijeron que agarráramos nuestras mochilas porque teníamos que cruzar el río a pie. Es que no estaba el personal de Viali-dad.



-¿A qué hora fue eso?



-A las 22.30. Nos tuvieron que prestar linternas porque no se veía nada, y tuvimos que cruzar el río cuesta arriba. Después, volviendo hacía Puno, me acuerdo de que había una tormenta impresionante y en el micro en el que viajábamos llovía como si tuviera una ducha por dentro. Sacamos unos pilotos que teníamos, pero nos empapamos igual.

Otra de las anécdotas fue cuando llegamos a La Paz, el 22 de enero, a la Plaza de Murillo, justo cuando se producía el cierre de campaña del plebiscito, que fue una fiesta extraordinaria. Empezó a las dos de la tarde y terminó a las doce de la noche. Había bandas de todas las etnias, y Evo bailando con el pueblo. Eso fue muy lindo y muy pintoresco; además, significó la unidad de los bolivianos que estaban presentes.

Otra cosa que nos pareció curiosa fue que en la carpa donde habló Evo había carteles con la insignia SI, y nosotros somos del partido Sociedad e Igualdad (SI).



-¿Es la primera vez que realiza un viaje de este tipo?



-En realidad, no fue un turismo aventura, sino que agarrábamos la mochila y tomábamos colectivos, porque no nos gusta que nos armen el paquete turístico. Además, es más barato que pagar una agencia de turismo.



-¿Le trajo regalos a algún legislador amigo?



-Sí. También a la gente que trabaja en la oficina conmigo, a mis hermanos, a mi vieja, a los padres de mi mujer; a todos los parientes.



-¿Cuánto dinero gastaron con su esposa en el viaje?



-No hicimos los cálculos rigurosos, pero gastamos lo mismo que ir 20 días a la playa. Nosotros fuimos a la Secretaría de Turismo de Cuzco y averiguamos precios. Lo que podíamos hacer caminando, lo hacíamos, porque era muy interesante charlar con algún habitante de las ciudades. Se aprende mucho culturalmente.



-Más o menos habrán gastado cuatro mil pesos durante la estadía...



-Y menos también. Por ejemplo, en Bolivia, uno va al mercado y comen dos personas por 12 bolivianos, que son 6 pesos argentinos. En los hostales donde íbamos pagábamos entre 70 y 90 bolivianos, que son entre 40 y 45 pesos.



-Es decir, bien gasoleros...

-Sí.

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