La frustrada sesión en el Senado, en la que iba a aprobarse el pedido de endeudamiento solicitado por Axel Kicillof, dejó en evidencia los resquemores y rencillas en el seno de Juntos por el Cambio.
Todo parecía indicar que había acuerdo, aunque fijado con alfileres, para que la oposición acompañe la iniciativa a cambio de un compromiso por parte del Ejecutivo para saldar las deudas que la administración provincial tiene con los intendentes de JxC (unos $ 7.000 millones) y comprometer un monto cercano a las 11.000 millones para obras en los territorios.
Sin embargo, con algunos legisladores ya sentados en sus bancas, la sesión se cayó. Poco tardaron en circular rumores, versiones y señalamiento de responsables por el fracaso del acuerdo, que obligó también a levantar la cita en Diputados, prevista para el viernes último.
Horas después, el radicalismo llevó a cabo el cónclave previsto para hace algunos días, suspendido hasta que se tuviese sobre la mesa los proyectos de Presupuesto y de Fiscal Impositiva. Fue en el anexo de la Cámara Alta, y tuvo un menú en el que predominó lo sucedido con el endeudamiento.
“Es una locura, no se puede patear todo por intereses personales o de sector. Ahora tenemos a varios intendentes que se las verán en figuritas para pagar sueldos y aguinaldos”, bramó un jefe comunal del interior luego de la negativa de algunos alcaldes PRO a suscribir el pacto.
Tras el cónclave, los dichos del senador radical Agustín Máspoli -uno de los negociadores cambiemitas- fueron toda una declaración de principios. “Estamos en contacto con autoridades nacionales, con legisladores nacionales de nuestra Provincia. Estamos trabajando, estamos hablando y nosotros sabemos una cosa: el radicalismo va a ser oposición en la provincia de Buenos Aires y también oposición a nivel nacional después veremos la reconfiguración de nuestro espacio”, lanzó.
Varios intendentes de la UCR llegaron mascullando bronca al encuentro en La Plata, y apuntaron a un sector de sus socios amarillos como responsables del fracaso. Y entre los señalados, sacaba amplia ventaja el jefe de Gobierno porteño y exjefe comunal de Vicente López, Jorge Macri.
La frase resonó en medio de las especulaciones respecto de una posible huida de legisladores PRO hacia un espacio común con los libertarios en el Congreso (no faltan quienes aseguran que Patricia Bullrich, confirmada en el ministro de Seguridad mileísta, se llevaría una decena de diputados), lo que podría repercutir en el parlamento bonaerense.
Desde los territorios se escuchan voces secesionistas, empujando para que el radicalismo haga rancho aparte en los bloques y diseñe su propia estrategia junto a “lilitos”, “margaritos” y, por qué no, algún que otro amarillo.
A pesar de las presiones y los impulsos rupturistas, los boina blanca se manejan con prudencia. A esta tarea de “bajar un cambio” contribuyó el titular del bloque de JxC en diputados y senador electo, Maximiliano Abad, partidario de mantener puentes entre los socios de la alianza opositora.
En el abanico de opciones, dependiendo de cómo decante la estrategia de los legisladores del PRO y su relación con los libertarios, aparecen la de impulsar una reforma al reglamento de las cámara para instaurar el modelo del interbloque, al estilo del Congreso nacional.
“Lo estamos estudiando”, admitió el chacabuquense Máspoli. Aunque también se evalúa que podrían funcionar como interbloque “de hecho”, con acuerdos puntuales, aunque no avance la modificación de la normativa vigente.
Por lo pronto, la consigna es estrechar filas. “Vamos a estar muy en contacto con nuestros intendentes, con mucho diálogo, atentos a lo que necesiten y luego ver qué decisión adoptamos”, sostuvo un senador de la UCR tras el cónclave capitalino.
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