Argentina
Lunes, 29 abril 2024
NOTA DE TAPA
13 de junio de 2023

Debilidad, el karma del próximo presidente

Sea quien sea que gane las elecciones tendrá el mismo problema: la gobernabilidad. El escenario electoral actual está fragmentado e imposibilita el crecimiento de liderazgos capaces de contar con fuertes respaldos sociales y políticos. La necesidad de negociar, como sea

Por Laura Funes

La gobernabilidad puede pensarse en dos sentidos: interno y externo. La gestión del Frente de Todos, con Alberto Fernández a la cabeza, afrontó un problema principalmente interno. Las diferencias con su compañera de fórmula, Cristina Fernández de Kirchner, generaron fuertes tensiones puertas adentro y no permitieron avanzar en una serie de cuestiones urgentes y necesarias para el buen desarrollo de cualquier mandato; pero, en términos generales, la gobernabilidad externa estuvo garantizada. La calle fue controlada. 

Es que la fortaleza no solo la asegura la propia dirigencia política que decide acompañar o no cierto programa, sino que también lo hacen el voto popular y la sociedad argentina en su conjunto. 

De acuerdo a la última encuesta de Zuban Córdoba y Asociados, las principales figuras de la dirigencia política actual, muchas de ellas posibles candidatos presidenciales, cuentan con más del cincuenta por ciento de rechazo.

“Cuando vamos a preguntar a quién votaría seguro, es lo que vemos como un núcleo duro, como el votante irreductible de cada uno de los candidatos. El ‘podría votarlo’ es aquel votante que simpatiza ideológicamente o en alguna propuesta, en alguna cuestión emocional, pero si aparece un candidato mejor podría irse. El ‘nunca lo votaría’ es el rechazo total y absoluto a votar a ese o esa dirigente, que tiene que ver con, primero, la imagen negativa que tiene la sociedad argentina de todos los dirigentes políticos, y en particular de cada uno de los dirigentes que están hoy en danza”.

Esto, por supuesto, presupone un verdadero problema para quien se convierta en el próximo Presidente de los argentinos. Si todos, absolutamente todos, los posibles candidatos a comandar los destinos del país tienen más del cincuenta por ciento de rechazo, llegarán al poder con un escaso respaldo popular. 

Las internas dentro de cada alianza electoral perjudican en gran medida este escenario. Principalmente a Juntos por el Cambio. Es que los votantes de Horacio Rodríguez Larreta en las PASO, posiblemente no voten a Patricia Bullrich en la primera vuelta.
 
Casi un 40% de los votantes se irían a otro espacio: unos pocos al Frente de Todos, otros al peronismo no K y  algunos se inclinarían por la abstención.
 
El Frente de Todos, en tanto, sigue conservando hoy un piso del 30% en la provincia de Buenos Aires y casi el 30% a nivel nacional, con lo cual, si existiera una fórmula de unidad o una PASO en un ambiente de concordia, podría ser el espacio político que obtuviera mayor cantidad de votos en las PASO. El peronismo, en ese sentido, siempre fue más verticalista.

Javier Milei es, como único candidato, el que tiene mayor intención de voto, con lo que es muy competitivo en la primera vuelta y llega mejor parado. Pero para Milei, la gobernabilidad sería un verdadero desafío. Sin gobernadores propios ni mayorías en ambas cámaras, y con un magro respaldo popular y casi nula presencia en las calles, su gobernabilidad interna y externa estarían en jaque. 

Es cierto que Néstor Kirchner llegó a la presidencia de la Nación con apenas 22 por ciento de los votos y sin haber ganado la elección en términos técnicos. En 2003, Carlos Menem lo superó por apenas dos puntos, pero, teniendo en cuenta el panorama de cara al balotaje, el riojano decidió bajarse de la competencia. 

Lo cierto es que el exgobernador de Santa Cruz contaba con el respaldo del aparato peronista y se convirtió en el líder de un espacio propio. Hoy no existen en la escena nacional ese tipo de liderazgos, capaces de ganar por sí mismos una elección presidencial, con el apoyo popular y de la dirigencia política. 

Por eso son muchos los que consideran necesario avanzar en un acuerdo programático con todas (o la mayoría) de las fuerzas partidarias que conviven actualmente en nuestro país. En la Argentina que se viene, las negociaciones serán una necesidad. Nadie podrá gobernar solo por el simple hecho de que, por el momento, ninguna coalición llega al 40 por ciento de los votos; pero, con la historia reciente de testigo, tampoco los números son garantes de la gobernabilidad. 


Debilidad, el karma del próximo presidente



PAOLA ZUBAN
“Quien gane va a hacerlo por una diferencia muy exigua”

De acuerdo a la consultora Zuban Córdoba, los principales dirigentes políticos -muchos de ellos posibles candidatos presidenciales- tienen mayor imagen negativa que positiva. Todos. En algunos casos, incluso, tienen imagen negativa agravada; esto quiere decir que cuentan con más de 10 puntos -y a veces hasta 20 o 30- de imagen negativa por sobre la positiva.
 
“Es un fenómeno llamativo, pero no es sorprendente en el sentido de que esto se viene gestando desde hace tiempo. Mes a mes, desde hace varios años, hay una curva descendente en las imágenes positivas y una curva ascendente en las imágenes negativas”, señaló Zuban en diálogo con La Tecla. Para la politóloga es un fenómeno multicausal. “Por un lado, por el desprestigio de la dirigencia política, del cual hay una parte de responsabilidad muy significativa de la misma dirigencia política, que no ha hecho las cosas bien. Hemos tenido gobiernos neoliberales y más progresistas, y con todos, la sociedad ha tenido una decepción muy marcada y muy profunda; y han quedado esos pequeños núcleos duros, que se van achicando cada vez más. Entonces, el resto de la ciudadanía va encontrando mayores motivos para estar descontenta. Además han empezado a aparecer en estos últimos meses dos cuestiones muy marcadas, que tienen que ver con la bronca y con la incertidumbre”, aclaró. 

“Y por el otro lado también nos hemos encargado, desde los me-dios de comunicación y desde el círculo de la política, de desprestigiar a la política como herramienta para resolver problemas”, agregó Zuban.

Según reveló, la consultora midió 14 escenarios diferentes de cara a las próximas elecciones. En todos, la diferencia entre un espacio político y el otro es de tres puntos. “Lo que tenemos que pensar es que a partir del cierre de listas del 24 de junio se va a empezar a barajar otro mazo; vamos a juntar y dar de nuevo”, aseveró. 

No obstante, para Zuban, sea cual sea el resultado, el problema va a ser la gobernabilidad. “Néstor asumió habiendo ganado las elecciones con el 22 por ciento de los votos. Logró ordenar el problema económico y revitalizar de alguna manera la desprestigiada institución presidencial. El tenía ese liderazgo. Hoy no existen liderazgos que puedan lograr eso. Y el problema de la gobernabilidad va a ser para cualquiera que asuma, porque cualquiera que gane va a hacerlo por una diferencia muy exigua”, cerró. 


LUCAS KLOBOVS
“El interrogante es cuál va a ser la estructura de poder presidencial”

Para el analista de Poliarquía, Lucas Klobovs, el escenario político actual se muestra todavía con mucha incertidumbre, no solo desde el lado de la política, sino también del de la opinión pública. “La gente está bastante alejada del contexto político, de las cuestiones que se están decidiendo en los próximos días. Y lo que queda claro es que todas estas discusiones, debates y peleas internas, lo que terminan haciendo es perjudicar al electorado que podría llegar a votarlos”, consideró.

En este sentido señaló que “independientemente de tener un escenario de tercios o de cuartos, lo que sí estamos viendo es que no vamos a tener ningún candidato con 40 o 45 puntos. Ya el próximo Presidente va a tener un escenario de primera vuelta muy diferente a lo que teníamos en otras épocas. Incluso, la del ‘19 fue una elección muy polarizada, entre las dos opciones sacaron casi el 90 por ciento de los votos. Entonces, ese escenario va a ser bien diferente”. 

Destacó que “hay que ver cuál es el nivel de participación electoral que vamos a tener y la estimación de voto blanco en un contexto donde la bronca de la sociedad con la clase política y el desánimo es muy marcado. Todas esas cuestiones se pueden canalizar en el voto bronca, en la no participación”. Por ello, para el analista político, “uno de los desafíos que va a tener el próximo Presidente va a ser la gobernabilidad, no por un riesgo de gobernabilidad, pero sí en un momento histórico donde el país requiere una serie de reformas estructurales para ordenar algunas cuestiones económicas, financieras y sociales. Para eso el Presidente va a necesitar un respaldo político lo más fuerte y sustentado posible”.

Frente a este panorama, Klobovs anticipó un balotaje: “Entonces, el Presidente va a tener que contar con una legitimidad en cuanto al apoyo popular lo más alto posible. Después, el otro interrogante es cuál va a ser el andamiaje y la estructura de poder donde se asiente ese Presidente”. 


Debilidad, el karma del próximo presidente


PABLO ROMA
“Las elecciones son variables, ya no hay pesos identitarios grandes”

En diálogo con La Tecla, el director de Circuitos Consultora afirmó que es difícil determinar qué es lo que sopesa en la sociedad en el momento de ingresar al cuarto oscuro y elegir una boleta. “Las elecciones tienen mucha variabilidad, ya no hay pesos identitarios tan grandes, esta idea del radicalismo y el peronismo como dos organizadores identitarios. A ningún espacio por sí solo le alcanza, y la sociedad también en-tiende que hay una cuestión que es el alejamiento de la política, de la realidad que viven, de la ausencia de respuestas frente a las demandas. Es difícil de comprender el voto, también hay un porcentaje alto del voto que se define a último momento”, señaló. 

En esta línea consideró que “parte de las diferencias en-tre las encuestas previas con la realidad tienen que ver un poco con ese proceso y entender que a veces hay cosas que no se puedan comprender, pero quizás uno tenga que tratar de aproximarse lo más que pueda a esas decisiones, aunque tal vez no comprenderlas en esencia. Si uno tuviese que responder esa pregunta personal, individualmente, por qué voto lo que voto, es difícil, ¿no? Muchos hacen un voto estratégico en la PASO, después votan otra cosa en la general y otra cosa en el balotaje. ¿Por qué votan así?”.

En cuanto al escenario actual, Romá analizó que “la política está muy partida. Creo que es difícil para cualquier fuerza gobernar. Cualquiera de las fuerzas que ganen necesitan también tener cierto respaldo político. El tema es dónde se va a buscar ese apoyo, ese respaldo político para tener fuerza para gobernar. Hay un consenso en términos del ajuste por lo que significa la presión del FMI respecto al endeudamiento. Entonces, ahí creo que las dificultades las van a tener todos o cualquiera que gane, porque también la situación es compleja, complicada. La economía tiene sus contradicciones, pero para los sectores mayoritarios, la cuestión de la inflación es muy importante, es central”.

En este sentido reveló que “hay un nivel de incertidumbre muy grande; también un poco por este nivel de discusión y de tensión política que tienen todas las fuerzas, que se retroalimenta. Es un proceso que va y viene, entonces ahí hay una dificultad, y después, un nivel de pesimismo alto. Eso no ayuda y la evaluación ante la situación del país es muy mala. El negativo es muy alto.  Para los sectores mayoritarios, la situación no es buena, y habrá que ver cómo lo logra resolver el próximo Gobierno”.


CON QUIEN NEGOCIAR
Posibles escenarios de acuerdos ante diferentes resultados 

El escenario de tercios (Juntos por el Cambio, Frente de Todos y La Libertad Avanza) o de cuartos (sumado el voto blanco y el indefinido) supone un verdadero problema para  cualquier fuerza que finalmente gane las elecciones y comience a gobernar el país el 10 de diciembre de 2023. Pero, si los resultados se dan como en la mayoría de las encuestas, sería la primera vez en la historia que el peronismo no tenga mayoría en el Senado. Aun si ganara.

Esto presupone un escenario muy complejo y obliga a la próxima gestión a negociar de manera obligada con las demás fuerzas. Ahora, bien, la pregunta es: ¿con quién negociar? Si Javier Milei resulta ser el próximo jefe de Estado, muy probablemente no tenga ningún gobernador suyo, y la cantidad de diputados y senadores nacionales va a estar muy lejos de una mayoría propia. Para poder llevar adelante reformas, seguramente buscará el respaldo en el sector más duro de Juntos por el Cambio, que, frente a este escenario, podría afrontar serias internas que pongan en riesgo su unidad. 

En los casos del Frente de Todos y de Juntos por Cambio, la diferencia es que van a tener más diputados y senadores, y un andamiaje político un poco más organizado, pero carecerán de mayoría en las cámaras; entonces, la cuestión de la negociación va a ser un elemento muy importante para el futuro Gobierno.

A este escenario se le suma otro problema: es probable que las bancas de diputados independientes disminuyan, porque es muy posible que haya una tercera fuerza que crezca, que va a ser la de Javier Milei. Por eso, los diputados o senadores marginales en cuanto a bancas menores resultarán claves para poder establecer acuerdos. Todo dependerá de la composición del próximo Congreso Nacional, de las posibles rupturas o nuevas alianzas estratégicas, que tendrán por objetivo dotar de gobernabilidad o, por el contrario, bloquear el parlamento y generar un dolor de cabeza a la nueva gestión. Lo cierto es que, muy probablemente, el próximo Gobierno va a tener que negociar ley por ley.



 

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