De pronto, Horacio Rodríguez Larreta tomó impulso, se puso a jugar fuerte y, como si fuera en una partida de póker, está decidido a hacer all in en todas las manos para quedarse con la mayor cantidad de fichas que le permita, a la postre, alzarse con el campeonato. La estratégica movida de pretender sumar al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y con él a una buena parte del peronismo no K, elevó a niveles estratosféricos la tensión que desde hace tiempo afecta a la principal coalición opositora.
Schiaretti es una pieza más del armado de hormiga que el jefe de Gobierno porteño pergeña desde hace un tiempo para inclinar a su favor una balanza que por el momento aparece como equilibrada, pero que en el bullrichismo están seguros de dominar. O lo estaban hasta ahora. Sucede que en esa acumulación de voluntades, si finalmente se incorpora el gobernador cordobés, Horacio Rodríguez Larreta se quedará con casi todo el espacio de centro, mientras que Bullrich deberá disputar el voto extremo con el libertario Milei.
“Patricia estaría de acuerdo con lo de Schiaretti pero si hubiese sido en otro momento, no ahora con el cierre de listas a la vuelta de la esquina y con una elección en Córdoba en 20 días, eso es cambiar las reglas de juego”, se quejó ante la consulta de La Tecla un hombre que trabaja para la campaña presidencial de Bullrich. Reconocen en el búnker de la exministra de Seguridad que si finalmente la sociedad Larreta-Schiaretti se concreta el adversario en la interna adquirirá un sustancial músculo político. Porque, además, el acuerdo no termina solo ahí, sino que parece estar bendecido también por parte del radicalismo.
Gerardo Morales fue muy claro al señalar que los intereses de Juntos por el Cambio están por encima de los intereses de Patricia Bullrich. El gobernador de Jujuy, y por ahora también candidato presidencial de la UCR, juega en una sintonía fina con Rodríguez Larreta y hasta algunos lo señalan como parte de la estrategia trazada para sumar al cordobés.
En el campamento de la candidata del Pro sospechan que Morales terminará bajando su candidatura y hasta resignando la posibilidad de ser el compañero de fórmula de Rodríguez Larreta. “Creemos que Horacio tiene todo cerrado para que “el Gringo” sea su candidato a vicepresidente. ¿Qué rol le quedaría a Morales entonces? Quizá ser senador por Jujuy y aspirar luego, si gana Juntos por el Cambio, a ser el presidente provisional del Senado, es decir el tercero en la línea sucesoria. “Si Morales es parte de esa jugada estamos hablando de una estrategia política de primer nivel que nos complica”, reconoció un bullrichista.
Claro que no todo es fácil. El primero en pararse de manos es el radicalismo cordobés. En esa provincia, el centenario partido se viene quedando con intendencias que hasta ahora gobernaba el peronismo y aspira a que Juntos por el Cambio gane la gobernación. Si se cierra un acuerdo con Schiaretti esa posibilidad entra en una nebulosa que altera sobremanera los nervios de Luis Juez, el candidato que se apareció sin que lo invitaran a la reunión de la mesa nacional de la coalición que se celebró este mediodía y no pudo dilucidar el entuerto.
Por ahora la posibilidad de sumar al mandatario de la provincia donde el macrismo duro sacó siempre muchos votos (y donde hasta ahora estaría ganando Bullrich) sigue en la nebulosa aunque en varios sectores de la alianza sospechan que “eso ya está cerrado, y si Larreta lo elige como su vice nadie puede decir nada”. Pero, como se dijo, es un grano más (aunque sería, claro, el más notorio) de los muchos que Rodríguez Larreta se lleva para su hormiguero. En ese conteo debe destacarse que el Pelado cerró acuerdos con Cynthia Hotton (que se ofreció como candidata a vicegobernadora de Santilli), para sumar pañuelos celestes y parte del electorado evangélico, y con José Luis Espert, que puede convertirse en uno de sus voceros económicos. Además, el desembarco de Schiaretti vendría acompañado por Florencio Randazzo.
En la última elección, en la provincia de Buenos Aires, Espert, Hotton y Randazzo sumaron, por caminos separados, más del 16% de los votos. Si todos lograran retener la mitad de esos sufragios le aportarían a Larreta el caudal necesario para asegurarse la interna en la provincia de Buenos Aires. Y, se sabe, ganando en el territorio bonaerense el éxito nacional está prácticamente garantizado. Pero la jugada puede derivar también en otras consecuencias favorables para el calvo candidato. Si Morales se suma a esa estructura, significa también conseguir el apoyo del possismo y de Evolución, el núcleo que conduce Martín Lousteau. Y si buena parte del centro abreva en ese espacio también puede tentarse el radicalismo bonaerense orgánico liderado por Maximiliano Abad. Ese espacio cabildea por estas horas y aunque algunos lo acercan más de lo real a Patricia Bullrich, lo cierto es que procrastina la definición. A la luz de los acontecimientos quizá deba aplaudirse esa demora.
Una señal que va en ese sentido es lo que acaba de marcar Facundo Manes. El neurocirujano, que siempre se muestra cercano a Abad, se manifestó en favor del desembarco del cordobés; aunque en este caso también jugó su ficha al un pleno. “Me gustaría una fórmula radical-peronista”, dijo, como para acompañar la idea de sumar al peronismo crítico pero sin dar muestras de bajar su candidatura presidencial. La invitación de Manes es que venga, pero que esté conmigo.
Pero, si Larreta se alía a Schiaretti, “¿se terminan los pases de los intendentes que primero estaban ligados a Larreta pero después terminaron acompañando la candidatura de Bullrich?, ¿culminan las dudas de los jefes comunales que se mostraban neutrales?, ¿ya no reclamarán listas únicas abajo los alcaldes que siguen ligados al mandamás porteño?. “Sí, todo eso se termina”, coincidieron un par de dirigentes de Juntos por el Cambio consultados por este medio.
También, quizá, pueda ser un atractivo para que Cristian Ritondo no rompa su sociedad política con María Eugenia Vidal y no termine del otro lado de la vereda de la exgobernadora, que sin explicitar un apoyo a Rodríguez Larreta ya mandó a trabajar con él a su hombre de máxima confianza: Federico Salvai.
Ahora bien, no todo es tan simple para Rodríguez Larreta. Primero, ordenar el desorden interno que podría generar la llegada de un peronista hasta ahora tan crítico del kirchnerismo como del gobierno de Macri y peleado con el radicalismo de su provincia. Uno de los casos a contener es el de la Coalición Cívica. Lilita Carrió ha sido, hasta ahora, una aliada de valor para Rodríguez Larreta. Por caso, la voz que critica con ferocidad a Macri sin que ello salpique al jefe de Gobierno. ¿Aceptará Lilita peronistas? Por ahora no ha objetado la posible incorporación del cordobés. como sí lo hicieron Ricardo López Murphy y Alberto Assef, líderes de partidos pequeños que integran la alianza, donde para incorporar nuevos espacios es necesaria una aprobación por unanimidad.
Sin embargo ese está lejos de ser el principal problema para el Pelado si sigue con la acumulación de sectores y de dirigentes en la búsqueda de su único objetivo: calzarse la banda presidencial. Cada uno de esos convocados, de acuerdo al aporte que puede hacer al éxito del primer candidato, exigirá algo a cambio. La lista de diputados nacionales parece un buen lugar para contener las exigencias de Hotton y Espert. El peronismo, en cambio, va a pedir algo más. Y ese algo más son las ajustadas listas para la legislatura bonaerense -fundamentalmente- y para la competencia por las comunas donde no gobierna Juntos por el Cambio.
Ese es un puzzle sobre el cual el larretismo deberá trabajar con pericia para dejar la menor cantidad de disconformes posibles. De nada le sirve sumar de un lado si va a perder por el otro. Y todos buscarán lo concreto y tangible, no una promesa a futuro si se es gobierno. Ya con lo que tiene, y como señaló este medio en su edición impresa de la semana pasada, para Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli será muy complicado cerrar las listas seccionales. Y eso se llevará a la máxima expresión a medida que se sumen comensales, porque habrá más platos que panes a repartir.
Por el otro lado, Patricia Bullrich también intenta dar golpes de efecto. La señora ya pegó con las incorporaciones de los intendentes Héctor Gay (Bahía Blanca) y Manuel Passaglia (San Nicolás), y ahora busca sumar a Fernando Burlando. En diálogo con Radio Con Vos, el mediático abogado dijo: “No descarto la posibilidad de ser vicegobernador o vicepresidente, hay muchas alternativas”. Sin embargo no se puede comparar la magnitud del impacto si Larreta logra la aprobación de la mesa nacional para que se sumen Schiaretti y Espert (su acuerdo con el mandamás porteño está cerrado, pero el pleno todavía no le dio la bienvenida).
Horacio Rodríguez Larreta hizo all in con la seguridad de que recibirá las cartas ganadoras. Si se le da, después tendrá que repartir las fichas de una manera tan ingeniosa como supo pergeñar una jugada de último momento que descoloca el tablero y crispa los nervios de la derecha Pro.
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