“Tengo muchos años y muchas más derrotas que victorias en la política. Vi muchas veces, cuando el partido pierde posiciones, a los que se acostumbraron a cobrar y a tomar de la teta cuando las vacas estaban gordas y luego terminan yéndose cuando no hay de donde sacar lo que tenían”.
La contundente frase corresponde a Margarita Stolbizer, líder del GEN de cara a la deserción masiva que está teniendo su partido en gran parte de la provincia de Buenos Aires.
Y la ciudad de La Plata y alrededores no es la excepción. Las últimas reuniones convocadas por referentes de este espacio dejaron en claro que muchos de ellos se han sumado al robustecido radicalismo.
Un referente importante, al ser consultado, explicaba la caída admitiendo que “cuando el radicalismo perdió el rumbo, muchos se sumaron al GEN porque esperaban reencontrarse con aquella ideología alfonsinista que tanto añoraban. Per lejos de eso el partido fue cambiando de rumbo, y tras coquetear con Massa y compañía, terminó sumándose al espacio de Macri”.
Lo concreto es que hoy, a la hora de hurgar en los motivos de semejante deserción, se conjugan las dos cosas.
Los que notan que es hora de sumarse a otros partidos porque “ya no es negocio seguir con Margarita” para seguir viviendo de la teta del estado, como dice la titular del GEN, y otros a los que se les terminó el enamoramiento de la líder porque “un día está con Massa, otro con los radicales y al final se fue al partido de Macri”.
Renuncias y escapes
En los comidillos de la política ya resonaba el “hartazgo” de la falta de posicionamiento del espacio y su falta de credibilidad ante el ciudadano de a pie.
Mientras el mensaje de sus inicios pasaba por un centro izquierda radicalizado en la imagen de referentes cercanos al ciudadano común, el mismo fue virando hacia el centro y recalando en otro con referentes ligados a la derecha tradicional de la Argentina.
No pasó mucho tiempo para que esa molestia generalizada comenzara a desangrar ese universo político, para que los desplantes y renuncias estén a la orden del día.
El que pegó el primer portazo e inició esta deserción fue Marcelo Díaz, quien en territorio bonaerense renunció a la presidencia del partido.
La salida de “El Oso” -así lo llaman- tuvo que ver con cuestiones internas, según se supo desde su entorno, por falta de apoyo de Margarita y la notoria salida de participantes del grupo que ya no eran contenidos por la citada referente.
Sin embargo, también admitió en declaraciones públicas que se alejó para empezar en un nuevo espacio pluralista, con el fin de encontrar caminos alternativos que reúnan a otros sectores.
Lo concreto es que, en un abrir y cerrar de ojos, Díaz ya se mostraba muy cerca del presidente del radicalismo bonaerense, Maximiliano Abad, aprovechando sus redes para enfatizar su felicidad por el encuentro y destacando que “conversamos sobre la realidad de nuestra Provincia y la construcción de una gran alternativa opositora en la coalición Juntos”.
Detrás suyo también partió Juan Cocino, miembro fundador del partido GEN y ex diputado provincial por esta fuerza, además de actual secretario general de la Asociación del Personal Legislativo de Buenos Aires.
Al menos quedó un soldado fiel
Pero no todas son tan malas. Porque en La Plata quien nunca sacó los pies del plato, y se ha mostrado fiel a Margarita, es el ex concejal Gastón Crespo.
El referente local de este espacio (muy cercano por estas horas al actual intendente de la ciudad, Julio Garro) comenzó días pasados la reconstrucción ante la salida masiva de hombres de peso y segundas líneas.
No es extraño, entonces, que participara junto a su grupo del Foro de Políticas Públicas del Partido GEN en la ciudad de Mar del Plata, en donde se debatieron propuestas para la construcción de un futuro inclusivo, equitativo y sostenible.
“Fue un encuentro muy positivo para consolidar el espacio en la provincia y trazar lineamientos básicos que nos unan en pos del bien común de toda la ciudadanía” dijo Crespo, agregando que “estamos convocando a todos los que compartan nuestra inquietud. En La Plata, sobre todo, hay mucho por hacer, ya que tenemos proyectos en marcha que queremos sumar para lograr una ciudad más saludable y sostenible”.
Lo cierto es que en cada reunión queda muy claro que la sangría no se ha detenido y que, a este ritmo, la cosa tiende a empeorar.
Muchos dicen que quienes deshojan la “Margarita” creen que esto ha pasado porque la gente nota que aquel espacio amplio y alternativo se ha convertido en un lugar personalista y sin futuro.
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