Verano con pocos pesos para el gobierno de Milei, que reza por los dólares de Trump
Dos informes ponen la lupa sobre sendos factores de precariedad que amenazan con destruir el veranito libertario: la caída en la recaudación y la necesidad permanente de auxilio de los Estados Unidos.
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El gobierno de Javier Milei atraviesa meses de cierta estabilidad, pero está atada con un metafórico alambre, según dos informes que ponen la lupa sobre sendos factores de debilidad del programa económico de la administración libertaria.
Uno de los informes, elaborado por el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) y sugestivamente titulado El Gran Salto hacia Atrás (un juego de palabras sobre el “Gran Salto Adelante” de Mao Tse Tung en China), hace foco en la dependencia del programa mileísta de la asistencia financiera procurada por los Estados Unidos.
El otro, de la Fundación Encuentro motorizada por Sergio Massa, analiza la caída constante en la recaudación nacional en los últimos cuatro meses, y pone un signo de pregunta sobre la viabilidad del ajuste practicado por el gobierno de Milei.
Una caída constante
En base a datos oficiales de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), los analistas de Encuentro determinaron que en noviembre, la recaudación tributaria total de la Nación registró “un incremento nominal interanual del 19,7% pero una caída real del 8,9%” debido al efecto de la inflación, con el impuesto a los combustibles y los derechos de importación y afines como los únicos dos rubros que tuvieron subas en términos reales.
En efecto, tanto los ingresos a las arcas nacionales por conceptos de seguridad social, impuesto al valor agregado (IVA) e impuesto a las ganancias como por los gravámenes sobre los débitos y créditos y sobre los bienes personales y las retenciones a las exportaciones computaron bajas respecto del mismo mes del año anterior, a lo que se suma la pérdida del ingreso por el impuesto PAIS.
Las caídas más fuertes se dieron en los derechos de exportación (–69% interanual) y el impuesto sobre los bienes personales (–63,9%).
El informe muestra que la recuperación de la recaudación para noviembre del año pasado fue cancelada con creces este año, ya que se ubicó por debajo de la de noviembre de 2023, antes de que Milei asumiera el gobierno. Y detalla que se trata del cuarto mes consecutivo de caída real en los ingresos fiscales.
Los indicadores muestran que “el consumo permanece débil y no logra consolidar señales de mejora”, apuntan los autores del informe de la fundación massista. Y señalan que “la caída real de la recaudación plantea una pregunta de fondo sobre la sostenibilidad del modelo”.
“Un Estado que recauda cada vez menos en términos reales, pero sigue comprometido con pagar jubilaciones, sostener servicios esenciales y asistir a las provincias, difícilmente pueda sostenerse sólo a fuerza de recortes y licuación del gasto, mientras se mantiene la presión sobre los impuestos que paga la mayoría y se alivian tributos a sectores específicos”, expresaron desde la Fundación Encuentro.
Poco alimento para tanta hambre
En tanto, el trabajo del CESO, dirigido por el economista Andrés Asiain, revela que el modelo económico mileísta tiene una fuerte dependencia del ingreso de dólares, ya que las arcas del Estado no cuentan con divisas suficientes para satisfacer el “apetito dolarizador” de los argentinos.
“La relativa calma financiera y política tras las elecciones le da al Gobierno margen para intentar consolidar su programa económico, pero el interrogante de si podrá hacerlo continua en el frente externo”, afirma el estudio. Es decir, el veranito del gobierno libertario podría acabarse pronto.
“Los argentinos vienen demandando USD 4.650 M mensuales, muy por encima de la capacidad de intervención disponible. Las reservas hoy son de USD 41.899 M brutas, en un 40% están compuestas por depósitos de particulares encajados en el Banco Central, USD 13.000 M corresponden al tramo del swap con China aún no activado, USD 8.000 M están en oro y USD 430 M en DEG. La capacidad de fuego en el mercado cambiario sin tocar las reservas propiedad de particulares ronda los USD 3.709 M. La meta de acumulación de reservas netas del FMI luce incumplible”, se explica en el estudio.
“La fragilidad externa del actual programa económico deriva en una fuerte dependencia de la asistencia financiera del área dólar, tal como se evidenció en las intervenciones del Tesoro de los EE UU en las últimas elecciones. La consecuencia es una sumisión geopolítica hacia los EE UU, aún cuando el intercambio comercial con China sea un 60% superior al que mantenemos con la potencia norteamericana”, concluye el CESO en su informe.
“Si bien es reconocible la mayor estabilidad post electoral, es un hecho que el programa económico depende críticamente del apoyo de EE UU, el FMI y otros organismos para evitar incumplimientos y sostener la estabilidad cambiaria dados los fundamentos mismos de dicho programa”, señala el texto. Los vencimientos que debe afrontar la Argentina en los próximos años limitan la capacidad de maniobra del gobierno.
El trabajo afirma que el resultado de la colocación de un nuevo bono en dólares anunciada por el ministro de Economía, Luis Caputo, servirá para testear qué tan dispuestos están los mercados internacionales a prestarle a la Argentina, y señala que el REPO con bancos internacionales, augurado con entusiasmo por el gobierno, “pasó de un monto de USD 20.000 M a humo en un par de semanas”.
Los efectos del “populismo cambiario”
El trabajo del CESO apunta a lo que llama el “populismo cambiario” del gobierno mileísta como factor determinante en consecuencias negativas como la caída del empleo.
“La contracara de la política de dólar barato y apertura importadora es la desindustrialización, con su consecuente cierre de empresas productivas y la pérdida de puestos de trabajo. Sin embargo, es juzgado como un mal necesario por un proyecto liberal que considera a la industria argentina como un sector artificial, que vive indirectamente del agro vía protección y subsidios, tal como señaló el propio presidente Milei a poco de asumir en una reunión con empresarios industriales”, detalla.
Este modelo, subrayado por la intención del gobierno de suscribir acuerdos de libre comercio con los Estados Unidos y la Unión Europea, consolida “un patrón claro: la reprimarización de la economía argentina con la consiguiente destrucción del aparato productivo industrial local”, advierte el Centro. “De esa manera, se busca institucionalizar la política que el proyecto liberal viene ejecutando a través de la política cambiaria y de apertura importadora.”