La renuncia del diputado nacional Máximo Kirchner a la presidencia del bloque oficialista en la Cámara Baja, señalando diferencias con los términos del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), abre una serie de interrogantes respecto de la estabilidad del Gobierno nacional y la relación de fuerzas en el seno del Frente de Todos.
En diálogo con La Tecla.info, el politólogo y director de MyR Economía, Gustavo Marangoni, consideró que "me parece que esto es más que una pataleta de Máximo, porque cuando vos mirás lo que anunció el Gobierno el viernes, era previsible imaginar que iba a generar algún tipo de reacción".
El extitular del Banco Provincia señaló que "el acuerdo con el Fondo se basa en cuatro puntos que son los pilares del kirchnerismo, económicamente hablando: disminuir la emisión monetaria, evitar el atraso en el tipo de cambio, pasar a tasas de interés positivas y reducir el subsidio a las tarifas. En definitiva, el acuerdo pega en cuatro dogmas de fe de los economistas del kirchnerismo".
"Ellos creen que la emisión no genera inflación, que los subsidios son virtuosos, que las tasas negativas favorecen la producción, entonces era lógico que no lo iban a poder digerir", añadió.
Además, sostuvo que "si le agregás la supervisión trimestral del Fondo, recordemos que para el kirchnerismo es fundamental la decisión de Néstor de haberle pagado 10.000 millones de dólares para sacárselos de encima. No por cuestiones económicas, porque la deuda con el Fondo era más barata que las demás opciones, sino por una cuestión política de decir no quiero que nadie me esté supervisando. Y este acuerdo impone cosas que al kirchnerismo le cuesta asumir".
En cuanto a la sorpresa que pudo causar la decisión del legislador, Maragoni dijo que "uno podía esperar actitudes como la de Máximo, o alguna de la vicepresidenta, o alguna cuestión intermedia como acompañar pero como contrapartida volver a cobrar el impuesto a la riqueza".
"El propio presidente en una entrevista que Cristina hay cosas que no comparte tampoco, aunque no dijo cuáles eran. Como en una larga serie de Netflix, esto arrancó con los funcionarios que no funcionan, siguió con el capítulo de los funcionarios que renunciaban que no renunciaron, las cartas, etc", aseguró el analista.
Acerca de las repercusiones que podría traer a la estabilidad del Gobierno y la unidad del oficialismo, mencionó que "el Frente de Todos se organizó para evitar que Macri siga en el poder y eso lo logró. Ahora, para gobernar ha traído más problemas que soluciones, y es problema de origen que salta a la vista porque hay sectores que ven las cosas muy distintas".
Sobre el silencio de Cristina Fernández y sus evidentes diferencias respecto de la negociación, Marangoni expresó: "Yo creo que más tarde o más temprano las va a explicitar, y yo el fin de semana escribí, antes de conocer esto, que el discurso de la vicepresidenta en Honduras de alguna manera era el preanuncio. En la ceremonia de asunción de una presidenta, ante la cumbre del progresismo latinoamericano, cuando hablás del eje del mal mencionás al FMI, su posición era muy evidente. Y el día que se firmó el acuerdo ella estableció 12.000 kilómetros de distancia entre Buenos Aires y Tegucigalpa. No fue casual, no quería estar cerca".
"El Gobierno, para evitar un default económico, crea un default político de la coalición. El Presidente dijo que si no firmábamos el acuerdo teníamos feriado cambiario, y eso es reconocer una situación de extrema debilidad y precariedad. Y cuando el Presidente y su ministro de Economía señalan que firmar ese acuerdo es imperativo por las consecuencias que podría traer no hacerlo, habla de una crisis de mayor dimensión. Y pareciera ser la última oportunidad para ver si el gobierno encuentra un mecanismo interno para procesar sus diferencias, que no se puede hacer con cartas, renuncias o tuits", aseguró.
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