31 de diciembre de 1969
Informe
Muertos de la democracia
Todos los gobiernos cargan en sus espaldas con los muertos de la democracia. El gatillo fácil,
la tortura en comisarías, los asesinados y heridos durante
manifestaciones, son las grandes deudas que tienen y tenemos
La década del ‘70 estuvo marcada claramente -u oscura, mejor dicho por los enfrentamientos políticos. Estos se cobraron muchas vidas, sobre todo durante la dictadura militar iniciada en el ‘76, la cual ejerció un funesto terrorismo de Estado que culminó con 30 mil desaparecidos en su haber. Con el advenimiento de la democracia algunas cosas mejoraron. Si bien existieron otro tipo de muertes -tan numerosas y terribles- ocasionadas por el hambre, la miseria y el desamparo, la democracia tuvo varios episodios violentos que lamentar.
Muchas veces las fuerzas de seguridad no han sabido controlar los reclamos sociales sin caer en la represión. Natalio Botana lo ilustra así: “Cuando las democracias se ven compelidas a imponer el orden, deben hacerlo con la consigna de salvaguardar los derechos humanos. Para eso es preciso que puedan responder por la organización y la educación de sus fuerzas policiales y de seguridad”.
Presidencia de Alfonsín
El primer gobierno, luego de la tan ansiada reapertura democrática, tuvo que padecer diversos levantamientos militares que elevaban planteos del Ejército. Pero existió una revuelta en 1989 que no sería protaganizada por los militares sino por arquitectos, abogados, ingenieros y militantes.
La primera sublevación ocurrió el 14 de abril de 1987, bajo la conducción del Teniente Coronel Aldo Rico. Las presiones ejercidas dieron como resultado la sanción de la Ley de Obediencia Debida que eximió de culpa a los militares que habían cumplido órdenes durante la dictadura. El 3 de diciembre de 1988 estalló el segundo, cuando el Coronel Mohamed Alí Seineldín se rebeló en Campo de Mayo.
Ese mismo año, en enero, el líder carapintada Aldo Rico se rebeló y dejó el saldo de un muerto.
La resonante insurrección del 23 de enero de 1989 no se trató de un levantamiento militar sino de un copamiento. El Movimiento Todos por la Patria (MTP), liderado por Enrique Gorriarán Merlo, tomó el cuartel del Regimiento de Infantería 3 en La Tablada. El saldo: 28 de los atacantes muertos, de los cuales 9 eran militares y soldados del Ejército y 2 policías. Entre los 37 heridos hubo algunos de suma gravedad.
El entonces presidente del bloque de Senadores justicialista de la provincia de Buenos Aires, Horacio Román, dijo: “Los mili- tares fueron torturados y muy mal torturados. Al mayor Fernández Cutiellos, segundo jefe del Regimiento, le cortaron la lengua, los testículos, y luego lo asesinaron con un tiro en la cara”.
Uno de los emblemas de aquel levantamiento fue Fray Antonio Puigjané, a quien le costara 10 años de prisión en Caseros.
Hoy sus protagonistas están libres, ya que fueron indultados por el Presidente Fernando De la Rúa, que conmutó sus penas y hoy se encuentran en libertad condicional. Gorriarán Merlo fue detenido desde 1995 hasta mayo de 2003, cuando fue indultado por el ex presidente Eduardo Duhalde cinco días antes de dejar la presidencia.
Presidencia de Menem
Pino Solanas sostiene que en el gobierno de Carlos Saúl Menem hubo “más muertos que todas las víctimas del terrorismo de Estado y la guerra de Malvinas”. No sólo lo culpa por su política económica sino que enumera diversos casos como los atentados a la AMIA con 85 muertos y a la Embajada de Israel con 29 y 250 heridos; Río Tercero; y tantos “falsos suicidios ligados a accionares ilícitos”.
Menem también tuvo que sobrellevar un levantamiento militar donde se lamentaron varias pérdidas. El 3 de diciembre de 1990, Seineldín se alzó una vez más dejando un saldo de 13 muertos y 350 heridos. Fue condenado a reclusión perpetua, y fue indultado junto a Gorriarán Merlo en mayo de 2003 por Duhalde.
En el plano que remite a enfrentamientos con las fuerzas, el gobierno menemista tuvo uno de gran repercusión: la muerte de Teresa Rodríguez, ocurrida durante los incidentes entre manifestantes y miembros de la policía y gendarmería en Cutral- Có, el 12 de abril de 1995.Rodríguez tenía 24 años y era madre de tres hijos. Se dirigía a su trabajo en el momento de los incidentes y murió consecuencia de una bala. Además, se registraron 13 heridos, cuatro de ellos con heridas de bala.
La única instancia que llegó a juicio fue la causa por abuso de armas en la que se condenaron a cuatro policías. Los cuatro están trabajando nuevamente en la fuerza. Nunca se abrió la causa por homicidio. Su familia continúa reclamándole juticia al gobernador neuquino, Jorge Sobisch.
Presidencia de De la Rúa
Un caso similar al anteriormente citado es el del militante Aníbal Verón, que recibió un balazo en Tartagal, el 10 de noviembre de 2000.
Pero en este período es inevitable mencionar el fatal “cacerolazo”. Diversos actores sociales se manifestaron los días 19 y 20 de diciembre rehusándose al “corra- lito” -estado de excepción monetario, que implicaba un tope extracciones de efectivo-. La policía reprimió con crudeza. El saldo fue de 33 muertos en todo el país, cifra que luego se elevó a 37, ya que algunas personas que habían quedado gravemente heridas por impactos de plomo fallecieron luego de una intensa agonía.La jueza María Romilda Servini de Cubría solicitó la detención de cuatro policías imputados. Otros procesados son el ex secretario de Seguridad de gobierno de la Alianza, Enrique Mathov; el ex jefe de la Policía Federal, Rubén Santos, y otros tantos efectivos.
Presidencia de Duhalde
El 26 de junio de 2002, durante una protesta en el Puente Pueyrredón, al enfrentarse piqueteros con las fuerzas policiales murieron dos jóvenes. Se trataba de Maximiliano Kosteky, de 25 años, integrante del grupo Aníbal Verón; y de Darío Santillán, de 21, militante del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Lanús.
Además de estas dos emblemáticas muertes, que desestabilizaron al entonces presidente Eduardo Duhalde, hubo 90 heridos y 160 detenidos.
Hace unas pocas semanas se dictó prisión perpetua a los ex policías Alfredo Luis Fanchiotti y Alejandro Acosta por el doble homicidio de los piqueteros. Además, los policías Carlos Jesús Quevedo, Mario Héctor de la Fuente, y Félix Osvaldo Vega tendrán 4 años de prisión por encubrimiento.
Presidencia de Kirchner
El actual período sufre un pérdida reciente, la muerte del suboficial Jorge Sayago en Las Heras, el 7 de febrero del corriente año. Esta muerte fue producto de los incidentes acaecidos en la comisaría de Las Heras, cuando los manifestantes intentaban liberar a un integrante detenido del Sindicato del Petróleo y Gas privado, Mario Navarro. El suboficial fue asesinado de un balazo calibre 22. Recibió un golpe de un hierro en la cabeza y cuchillazos en la espalda. Otros 14 efectivos fueron heridos, cinco de ellos de bala, de los cuales tres se encuentran internados, uno en "estado gravísimo". Sayago fue ascendido post mortem al grado de comisario.
La causa se maneja de manera silenciosa, pero se sabe que el ataque habría sido perpetrado por 36 personas.
En todos los casos –al igual que en aquellos mencionados al principio, donde la muerte se debe a la negligencia y el desabrigo hay un actor principal: el Estado. Pero con todas sus penurias, ese actor está presente gracias a la democracia. Más allá de todo, es el mejor de los sistemas posibles. Aunque a veces, parezca sólo un disfraz correcto de muchas injusticias. Pero esta vez, todo tiempo pasado no es mejor.
Y a ambos -Estado y democracia- hay que cuidarlos, recordando lo sucedido para mejorarlos en el futuro.