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15 de enero de 2020

Desactivar bombas

Los desafíos que se le presentan desde ahora al gobierno de Axel Kicillof, tanto en el aspecto político como por el lado de la gestión. Los sectores que esperan gestos del mandatario y advertencias que le llegan al Ejecutivo

Desactivar bombas - La Tecla

Axel Kicillof transitó el primer mes como gobernador de la provincia de Buenos Aires sin sobresaltos como los que tuvieron sus antecesores Daniel Scioli y María Eugenia Vidal. El primero soportó una violenta toma del Ministerio de Desarrollo Social siete días después de asumir, y Vidal tuvo su “bautismo” dos semanas después de haber jurado, cuando se produjo la fuga de tres acusados del triple crimen de General Rodríguez.

No obstante, la situación financiera de la Provincia, con millonarios vencimientos este mes, es un verdadero dispositivo nuclear para el Gobierno. Además, la complejidad política y territorial bonaerense reclama permanente atención, y el Gobernador deberá desactivar quirúrgicamente bombas que siempre están a punto de estallar y otras que amenazan aparecer, incluso desde el propio espacio que lo acompañó a la victoria en octubre y donde hay sectores quejosos por lo poco que les tocó en el reparto de cargos.

Los vencimientos de deuda de la Provincia que operan en enero alcanzan los 725 millones de dólares, entre capitales e intereses. Las arcas bonaerenses no tienen ese dinero, y se especulaba con una ayuda de Nación. Pero el ministro de Hacienda, Martín Guzmán, anunció que no contempla “hacer un salvataje financiero por US$250 millones el día 26 de enero”, fecha en que vence el último pago de este mes. También el Presidente, Alberto Fernández, aseveró que esa ayuda “no está prevista en las cuentas del Estado nacional”.

La razón fundamental es que el Gobierno no quiere agrandar el déficit para entrar en una posición más cómoda en la negociación con el FMI. 

La Provincia, en tanto, ya encaró un plan de renegociación de la deuda, y propuso postergar el vencimiento del 26 de enero para el primero de mayo. Si los tenedores aceptan se evitará el default, y Kicillof habrá cortado el primer cable rojo.

En el plano legislativo, la discusión con la oposición por la recientemente aprobada ley Impositiva tuvo algunos costos para el sucesor de Vidal, sobre todo porque él mismo eligió confrontar directamente con la oposición y llevó la postura del Ejecutivo hasta los extremos, en una búsqueda casi desesperada por tener razón.

La Legislatura es un polvorín donde los movimientos bruscos suelen encender mechas, por lo cual, allí hay aspectos para mejorar, sobre todo con los interlocutores que hay en ambas cámaras.

La dinámica de la gestión hizo que el Gobernador decidiera partir en tres la discusión por las emergencias, la ley Impositiva y el Presupuesto. Es decir, tres negociaciones que históricamente se resolvieron en una. Ahora queda la Ley de Leyes, y la oposición ya probó la miel de llevar al mandatario a un estado de enojo. Será difícil la partida y exige nervios de acero. Desde el propio peronismo advierten: “No se tiene que enojar con la ley (Impositiva) que salió ni jugar a la grieta”.

“El Gobierno debe entender que tiene el 50 por ciento del electorado de la Provincia, por lo tanto, no le sirve la grieta. Kicillof debe tratar de desdibujar a Cambiemos, abrazándolo y ha-ciéndolo partícipe de las decisiones, porque al final del cuento, ellos también acompañaron los aumentos impositivos; y decir eso los debilita ante su electorado”, recomendó un peronista que sabe de estas mañas.

Desde las propias entrañas del Frente de Todos empiezan a escucharse quejas por la manera en la que el Gobernador encaró el armado de su gabinete, y por la demora en completar las segundas y terceras líneas de los ministerios, como para que la maquinaria estatal ponga todos los engranajes a funcionar al ciento por ciento.

“El club del Clio”, como algunos llaman al círculo cercano que acompaña al Gobernador desde hace varios años, se expandió hacia prácticamente todas las carteras, y el nombramiento de los funcionarios subalternos es minuciosamente estudiado, muchas veces hasta por el propio mandatario. Eso ha provocado malestares entre los intendentes, el massismo y hasta la mismísima Cámpora, que soñó un desembarco masivo en el Ejecutivo ni bien se conoció el triunfo del Frente de Todos.

“Cuando empieza una gestión, todos se imaginan con más protagonismo del que terminan teniendo, y se enojan; después, todo se acomoda. Todos se muestran disconformes hasta que les dan un hueso; primero refunfuñan y luego se alinean. Kicillof, problemas políticos no va a tener, el peronismo lo va a acompañar”, minimizó el conflicto un legislador que tiene diálogo con los miembros del Ejecutivo. De todos modos, la rosca política no se puede descuidar nunca.

“Lo peor que te puede pasar es tener al peronismo unido y sin plata”, graficó, tragicómicamente, un dirigente bonaerense, haciéndose eco de la constante prédica del mandatario de integrar un gobierno austero. Kicillof pretende tener las cuentas con mucha rienda corta, y eso le demandará también una agotadora atención permanente.

Los intendentes, por su parte, comienzan a mostrar algunas broncas, porque también creyeron que el peronismo bonaerense iba a tener más lugares en el Ejecutivo que los asignados hasta ahora, y chicanean por lo bajo con la inexperiencia de algunos funcionarios en el terreno provincial. Pero en su caso, tener la obligación de llevar adelante gestiones municipales en épocas de crisis los lleva a morigerar las mezquindades políticas en pos de discutir algo más urgente: los recursos.

Otro tema inminente es la apertura de paritarias, don-de los gremios de los trabajadores del Estado buscarán recuperar, aunque sea en parte, el poder adquisitivo perdido durante el macrismo.

Más allá de algunos vaivenes producidos en las últimas horas, y del anuncio del ministro de Hacienda sobre cómo afrontar la deuda externa, tanto en Nación como en Provincia destacan que la relación entre ambos gobiernos es óptima. “A Kicillof le tiene que ir bien, lo tenemos que ayudar en todo lo que podamos”, dijeron a este medio desde la Jefatura de Gabinete, que conduce Santiago Cafiero. En los corrillos políticos bonaerenses, todos coinciden en que “si le va a bien a Alberto, también le va a ir bien a Axel”. Igualmente, el Gobernador deberá poner lo suyo, y hasta ahora se ha mostrado en sintonía con la Rosada.

El temor más grande de explosión que se tenía para cuando arrancara la nueva gestión se va diluyendo. Así como Cristina Fernández no ha tomado un intervencionismo con Alberto Fernández, como muchos temían, tampoco la Provincia se ha convertido en un reducto ultra-K que pueda poner en discusión la autoridad presidencial. La independencia en la gestión es un capital para el Gobernador, que deberá comenzar a desactivar los latentes explosivos que se generan desde la política y las megabombas añejas con las que lidia Buenos Aires desde hace años. Una de ellas, la deuda, entró en una vertiginosa cuenta regresiva.

 

Un mes de Axel Kicillof (*) Por Rosendo Fraga

Axel Kicillof cumplió un mes como gobernador de la provincia de Buenos Aires. No ha sido fácil su gestión.

Ante todo, enfrenta el mismo dilema que el presidente Alberto Fernández en la Nación: cómo lidiar con una deuda muy grande, que además gran parte ha sido tomada en dólares, por un lado; y por otro, las legítimas aspiraciones sociales de la población, tras cuatro años de economía estancada en el segundo mandato de Cristina y otros cuatro de caída en los cuatro años de Macri.

La deuda aumentó considerablemente en la provincia de Buenos Aires -como también en la Nación-, siendo el 80% en dólares. La devaluación aumentó mucho el valor de esta deuda, frente los ingresos de la Provincia, que son en pesos. No es el único caso: Córdoba, Santa Fe y Ciudad de Buenos Aires tienen una situación semejante, ya que más del 80% de su endeudamiento, también, ha sido tomado en dólares.

Evitar el default es una prioridad y una de las causas por las cuales aumentan los impuestos en la Provincia; medida que nunca es simpática, sobre todo para los sectores medios y altos de la sociedad, sobre los que recae este esfuerzo.

Pero este incremento, por ahora, va más destinado a pagar intereses de deuda y cubrir el déficit que a una necesaria política distributiva. Cabe recordar que en la Provincia vive el 38% de la población del país -y tiene 40% del PBI-; que en el Conurbano bonaerense -que es un tercio de los habitantes de la Provincia y un cuarto del total del país-, el desempleo y la pobreza están por encima del promedio nacional. La mitad de los niños y adolescentes en este ámbito está bajo el nivel de pobreza.

Para los movimientos sociales vinculados al peronismo, organizados hoy como sindicatos a través de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), el Gobernador ha sido demasiado tímido en el aumento de impuestos y ha tenido “temor” a enfrentarse con los ricos. Para el campo, la industria y el comercio, dicho incremento impedirá la reactivación y pude elevar la recesión.

Este es el dilema básico que enfrenta Kicillof. La política está para resolver dilemas, y esto puede estar sucediendo en la Provincia al cumplirse el primer mes de la nueva gestión.

Los intendentes peronistas del Conurbano, recelosos del Gobernador, fueron bajando su resistencia a él, priorizando la necesidad de poder pagar los sueldos de los trabajadores municipales. Algo similar ocurre con los intendentes de Cambiemos.

Es con el diálogo con los intendentes, tanto del oficialismo como de la oposición, que Kicillof parece estar resolviendo su dilema político básico, ya que ellos juegan un rol relevante en la contención social y en las decisiones de la Legislatura.

(*) Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

La cláusula gatillo, punto de conflicto en la negociación con los gremios

Si no se cruza ningún otro imponderable en el camino, los explosivos que deberá desactivar en breve el gobierno provincial serán las paritarias de los empleados estatales, marcadas fundamentalmente por la negociación con los docentes. Y allí aparece como punto clave no sólo el porcentaje de aumento inicial, sino la instauración o no de la cláusula gatillo que ata los incrementos salariales a la inflación, estimada este año por encima del 40 por ciento.

El Gobierno nacional ya advirtió que no aceptará esta modalidad en las negociaciones. De hecho, el Presidente lo dijo al expresar su voluntad de desindexar la economía. Esto le brinda a la Provincia un punto de apoyo para ir en el mismo sentido, pero esa no es la idea de los gremios, para los cuales, el ajuste por inflación es un derecho adquirido.

“Fue una conquista producto de una intensísima lucha con el otro gobierno, que costó muchísimo, con descuentos, sumarios a los docentes, etcétera. Nosotros, siempre, vamos a ir a plantear la necesidad de nuestro sector; tanto la salarial como otros aspectos que siempre son tema de agenda de las paritarias”, le dijo a La Tecla un representante gremial de los que se sientan a la mesa de las negociaciones. Está claro que le exigirán a Kicillof que la mantenga.

Desde el sindicalismo docente aseguran que “si bien tenemos la cláusula gatillo, vamos a destiempo, porque la última la vamos a cobrar en febrero, cuando se conozca la inflación de diciembre; por lo tanto, siempre corremos de atrás”. En ese sentido estiman que pese a tener los sueldos atados a la escalada inflacionaria, igualmente el sector perdió entre 18 y 20 por ciento de poder adquisitivo. Lo intentarán recuperar en las negociaciones, además de insistir en que se mantenga el régimen de indexación.

Sin embargo hay voces del oficialismo que advierten sobre el costo de mantener esta política salarial. “Si el Gobernador les da la cláusula gatillo a los estatales, no va a poder hacer un centímetro de asfalto, porque los salarios se van a llevar todo lo que vos podés aumentar de recaudación; por lo tanto, el Gobernador termina siendo un ministro de finanzas, que lo único que puede hacer es trasladar lo que recauda a las cuentas sueldo”, alertó un legislador con conocimiento en temas presupuestarios. Vaticinó además que “si esto ocurre y no se busca plata por afuera de la coparticipación y de la recaudación propia, el déficit de la Provincia este año va a rondar los 140.000 millones de pesos”.

Los estatales tienen preparada su lista de demandas

En las paritarias que se avecinan, el gobierno de Axel Kicillof deberá afrontar varias demandas de los gremios que nuclean a los empleados estatales. Como en cada administración, los posicionamientos ideológicos acercan más a las autoridades hacia uno u otro sector. En este caso existe una manifiesta simpatía por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), pero eso no significa que las negociaciones que deba llevar adelante Mara Ruiz Malec, como ministra de Trabajo, sean fáciles.

El secretario general de ATE, Oscar de Isasi, habló con La Tecla sobre las demandas que el gremio tiene preparadas para el momento de sentarse con el gobierno; y las enumeró de la siguiente manera:

*- “En primer lugar, nosotros decimos que esta negociación salarial debe terminar con la pérdida del poder adquisitivo del salario. Cuando se negoció con María Eugenia Vidal, en lugar de recuperar poder adquisitivo teníamos menos poder de compra cada vez que terminaba una negociación”.

*- “Segundo, recuperar poder adquisitivo; es decir que cuando termine la negociación tengamos mayor poder de compra con el salario de cuando iniciamos las negociaciones”.

*- “La tercera cuestión es que el premio al presentismo pase a los organismos formales, que se incorpore a las cifras en blanco”.

*- “La cuarta cuestión es tener una política que permita avanzar sobre la construcción de una nueva carrera administrativa y un nuevo escalafón, que dignifique y jerarquice la tarea de los trabajadores del Estado en el marco de un convenio colectivo de trabajo. Que el trabajador y la trabajadora puedan crecer en la vida laboral porque hacen las cosas bien y no porque están cerca del poder de turno”.

*- “Además, en esta época del gobernador Kicillof hay que desterrar el trabajo irregular, la precariedad y la inestabilidad laboral; por eso creemos que hay que pasar a planta permanente a todos los trabajadores precarizados; y los que ingresen deben hacerlo por los caminos formales de la ley 10.430”.

*- “También en la negociación va a estar presente la defensa del IOMA y el IPS, la necesidad de recategorización del personal y la necesidad de nombrar gente en áreas críticas; porque la provincia de Buenos Aires sigue siendo la que tiene la menor cantidad de trabajadores del Estado por habitante”.

El desafío de generar recursos por otras vías

El métier donde mejor se mueven Axel Kicillof y sus principales colaboradores es la economía. Por eso se abren muchas expectativas acerca de políticas que pueda impulsar la Provincia en busca de recursos por fuera de los que lleguen vía coparticipación y recaudación propia.

De acuerdo a datos suministrados por el diputado Guillermo Bardón, de Cambio Federal, Buenos Aires recibirá este año 76.000 millones de pesos que no tenía contemplados al inicio de la gestión: 30.000 por Ingresos Brutos, por la firma del Consenso Fiscal 2019, que suspende la reducción de alícuotas de este tributo; 10.000 por la eximición a la Provincia de reducir al 0,75% la alícuota máxima del impuesto de Sellos; y 36.000 por las reformas introducidas en el impuesto a las Ganancias (no reducción de la alícuota del 30% al 25% para sociedades) y el aumento de alícuotas en Bienes Personales.

De todos modos, tampoco alcanza, y el Gobierno deberá salir a buscar más recursos tratando de evitar un mayor endeudamiento. Es un tema que todavía no está en agenda, pero deberá aparecer, y pone al Ejecutivo ante un verdadero desafío. En los corrillos legislativos dicen que esa plata “se consigue haciendo política”, es decir, con consensos que anestesien a la oposición, recetas para reducir el costo de la política y bisturí para operar sobre organismos propios (abajo, dos ejemplos).

La pérdida millonaria de una caja

La Caja de Jubilaciones del Banco Provincia tiene un déficit estimado para este año de 6.000 millones de pesos. Hay quienes entienden que es prioritario hacer algo para evitar ese escape constante de dinero que María Eugenia Vidal intentó tapar con el cambio del régimen jubilatorio de los empleados bancarios pero quedó a mitad de camino.

“Si los empleados se siguen jubilando como hasta ahora, el déficit de la Caja se va a agravar”, pronosticó un legislador del peronismo que considera necesario plantear el tema, aunque reconoce que Kicillof, difícilmente encare políticas que afecten derechos de trabajadores, pese a que a ojos vista “es injusto que otros empleados estatales deban esperar a los 65 años para jubilarse”. Negociar con los gremios del sector es una tarea titánica.

Un conflicto de larga data

Desde hace varios años, las pérdidas generadas por la actividad hípica son un dolor de cabeza para los sucesivos gobiernos que, pese a distintos intentos, nunca encontraron la solución.  La actividad genera muchos puestos de trabajo, pero mantener los hipódromos de La Plata y San Isidro produce un gran déficit. La propuesta de María Eugenia Vidal de recortar progresivamente, hasta llegar a cero, el subsidio a la actividad ocasionó un gran conflicto, y la exgobernadora no pudo avanzar como quería. Siempre aparece como una posible solución la que se halló en el hipódromo de Palermo: conceder espacios para la instalación de tragamonedas. Volverá a aparecer el lobby de las empresas del rubro, pero políticamente no es bueno para ningún gobierno extender la oferta del juego en una sociedad con un crecimiento exponencial de los casos de ludopatía.

Sorpresa y disgusto: les dijeron “no” por haberle dado la espalda a Vidal

No fueron muchos los intendentes que no adhirieron al Pacto de Responsabilidad Fiscal propuesto por la administración Vidal. Y según ellos mismos, en su mayoría peronistas, no la pasaron para nada bien. Alguno que otro denunció por lo bajo que se les llegaron a negar obras, financiamiento y hasta el desembarco de programas provinciales, justamente por darle la espalda a la entonces mandataria. El tiempo pasó y Vidal no es más Gobernadora.

Sin embargo, las cosas parecen no haber cambiado mucho. Un par de jefes comunales K que resistieron estoicos sin poner el gancho se mostraron con bronca luego de “rebotar” en sus intentos de solicitar “una mano” a la flamante gestión Kicillof. “Complicado financieramente, me vi en la necesidad de pedir un adelanto de coparticipación ante el Ministerio de Economía que conduce Pablo López”, relató un mandamás. Para su sorpresa, la respuesta fue negativa. De todos modos, lo que más le llamó la atención fue el fundamento: le dijeron, palabras más, palabras menos, que por no haber adherido al Pacto Fiscal de Vidal no le podían cumplir su deseo, que no había manera legal de hacerlo. “En Gobierno me manifestaron que no podía ser, que seguramente se trataba de un error, pero quedó ahí”, sostuvo el referente PJ de tierra adentro, quien raudamente se dirigió a golpear puertas a la Casa Rosada.

La espada de Damocles que no deja de mecerse

Desde el primer momento, el nuevo Gobierno puso sobre la mesa las dificultades que tendría para afrontar los compromisos de deuda heredados, y que comienzan a vencer desde este mismo mes. La Nación anticipó que no habrá ayuda en el corto plazo para pagar deuda, lo que obliga a Kicillof a renegociar los vencimientos. El día 26 del mes en curso vence un pago de capital por 249.975.000 dólares, correspondientes al bono que durante este año tiene vencimientos por 750 millones.

Para evitar el default y mostrar voluntad de pago, el Gobierno les propuso a los tenedores de este bono postergar el pago hasta el 1 de mayo. Si el 75% de los acreedores lo acepta, la gestión provincial habrá detenido, al menos por un rato, esa espada de Damocles que no deja de mecerse sobre su cabeza. “Se plantea proponer a la comunidad inversora una estrategia justa y equitativa para lograr la sustentabilidad de la totalidad de la deuda”, dijo el ministro de Hacienda provincial, Pablo López.

Las obligaciones de deuda totales que el gobierno bonaerense debe afrontar este año ascienden a unos 2.705 millones de la moneda norteamericana.

El vecinalismo le hace un gesto al gobierno bonaerense

Si bien fueron muchos los intendentes de Cambiemos que eligieron no criticar al gobernador Kicillof en el marco de la puja por la ley Impositiva, vale destacar que los mandatarios vecinalistas se pusieron de entrada del lado del Ejecutivo, incluso soltando críticas al sector más duro de la oposición.

“Comprendemos al Gobernador, entendemos por la situación que está pasando. Nosotros, en los distritos también tuvimos problemas similares con la Impositiva; atravesamos discusiones, peleas y recortes”, dijo ante La Tecla el jefe comunal de Salliqueló, Miguel Nossetti.

A su lado, otro de los vecinalistas, Carlos Bevilacqua, de Villarino, sostuvo: “Vemos que el Gobernador se ha encontrado con un contexto difícil, complejo”; y resaltó que “los que estamos en el sistema político, seamos oficialistas u opositores, debemos hacer primar el sentido de la colaboración, para que tanto los gobiernos nacionales, provinciales como municipales puedan ir resolviendo los diversos problemas que se presentan”.

“Tendría que haber sido un poco más sencillo el comienzo de la gestión; me parece que al inicio de cualquier gobierno hay que facilitarle las herramientas, pero como sabemos que esto es política, es lucha de poderes y hay que lograr hacer valer los consensos o las mayorías”, completó el debutante Nossetti, líder de la Unión Vecinal de Salliqueló.

A modo de cierre, el 1 de Acción por Villarino enfatizó que la demora y las trabas en la votación tuvieron más que ver con las dificultades de la oposición (flamante exoficialismo) que con cuestiones legislativas. “Se están dirimiendo liderazgos y, muchas veces, eso repercute en las cuestiones vinculadas al gobierno, en la institucionalidad, cosa que no tendría que ser así”, aseveró el mandamás de la Sexta.

Ajustar los engranajes entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo

“Quemaron una bala de plata a partir de una autoconsideración excesiva y creer que la oposición iba a ser llevada a rebencazos”, graficó ante La Tecla un legislador de origen peronista sobre la discusión legislativa por la ley Impositiva, que significó un revés político para Kicillof por los cambios producidos en el texto; además de dejar dañada la relación entre los dos espacios mayoritarios. Esa convivencia, que será siempre tensa, el Gobierno debe procurar mejorarla, porque necesitará consensuar más leyes importantes, como, por ejemplo, el Presupuesto.

“Si no votan la ley, sale Axel en TV y los prende fuego”, les dijo el Cuto Moreno a los demás diputados para convencerlos de avanzar con la Impositiva la noche del 26 de diciembre, en ausencia de Juntos por el Cambio. Finalmente, aquella sesión en la que el oficialismo conseguía el quórum con los legisladores del bloque 17 de Noviembre se cayó porque faltaba una diputada y porque el diputado José Pérez pasó factura porque lo dejaron afuera del reparto de cargos y dijo que no bajaba al recinto. Cuando se cayó la sesión, muchos del propio bloque oficialista respiraron aliviados. Entendían que si sesionaban, sin cumplir lo acordado con la oposición de analizar más el texto, se dinamitaban todos los puentes para esa ley y las venideras.

No obstante quedó claro que hay tuercas para ajustar en la relación con la Legislatura, y en el funcionamiento de los bloques oficialistas. En el Senado, algunos ya extrañan a Teresa García, y todo parece recaer en Verónica Magario. En Diputados, en cambio, hay demasiados caciques, pero los ordenamientos vienen de afuera: Cuto Moreno, a veces con vehemencia, habla por Kicillof; Máximo Kirchner y Wado de Pedro guían a La Cámpora; Martín Insaurralde es el jefe de Federico Otermin; y Sergio Massa sigue muy de cerca los movimientos de los suyos.

De hecho, el llamado de Alberto Fernández al tigrense para que ayudara a Kicillof a sacar la ley fue uno de los datos claves de los días previos a la votación. La filtración en los medios sobre el pedido expreso de Cristina Fernández al Presidente para que le solicitara a Massa su intervención, no cayó nada bien en la Gobernación. El hecho ocurrió, pero tanto en calle 6 como en la Rosada hubiesen preferido que no se conociera.

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