Se definen los nombres para el BAPRO pero la sanción del endeudamiento sigue en duda
Kicillof sigue buscando anudar una fórmula para conseguir todos los votos que necesita. Se conceden cargos en el banco oficial para la oposición y fondos para los intendentes. Dos alfiles del mandatario procuraron el consenso llevando a las reuniones el teléfono con Kicillof al habla.
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El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, buscaba a última hora que la novela del endeudamiento se terminara hoy mismo, gracias a gestiones con la oposición en las que dos de sus alfiles llevaron la voz del propio mandatario, en términos literales, a los oídos de la oposición.
Mariano Cascallares, nuevo vicepresidente de la Cámara de Diputados provincial, y Gabriel Katopodis, ministro de Infraestructura, mantuvieron encuentros con los presidentes de los distintos bloques legislativos en los que tuvieron el teléfono abierto, con el propio Kicillof al habla. Así se buscaba destrabar el apoyo necesario para llegar al número mágico que permita convertir en ley el proyecto de financiamiento para el año que viene, que implica la autorización al Ejecutivo para tomar deuda en el exterior por 3685 millones de dólares.
En estas febriles negociaciones, los diferentes sectores habrían llegado a un acuerdo para añadir, previa reforma de la Ley, directores y síndicos al plantel del Banco Provincia. La composición exacta fue variando a lo largo de las horas (en realidad, de los días, ya que la idea se lanzó la semana pasada). El esquema que se barajaba cerca de las 23 era añadir dos directores a los ocho existentes para llevar el número a diez.
Según pudo saber La Tecla.info, en este esquema el oficialismo tendría seis sillones en el directorio del BAPRO, repartidos entre el kicillofismo, La Cámpora y el massismo; del lado de la oposición, en principio habría asientos mientras para el monzoísta Marcelo Daletto (propuesto por la UCR abadista), Matías Ranzini, del PRO, y Fernando Rozas, hermano de Martín, titular del bloque libertario “dialoguista” (Unión y Libertad) en la Cámara baja.
En un esquema que se propuso durante la tarde, con un total de nueve directores en el BAPRO, Daletto enrocaría cada año en el puesto con Fernando Pérez (radical del sector de Martín Lousteau), que empezará como síndico y accederá al cargo de director al año siguiente. Y el proísta Adrián Urreli también ocuparía una silla de síndico en el banco oficial. Al expandir el número a diez, esto podría cambiar.
Por el lado del oficialismo, el Frente Renovador aportaría dos intendentes a la mesa directiva del banco bonaerense: Javier Osuna (General Las Heras) y Sergio Bordoni (Tornquist).
También se arribó a un consenso provisional respecto de un fondo para los municipios, algo muy reclamado por intendentes oficialistas y opositores. Pero ya tocando las diez de la noche había resistencias y la discusión estaba trabada, según dijeron a La Tecla fuentes muy metidas en la negociación. Uno de los problemas es que la Provincia no estaría dispuesta a aumentar tanto dicho fondo.
Un camino difícil
La aprobación del proyecto le viene siendo esquiva a Kicillof porque, a diferencia del Presupuesto y la Ley Fiscal para 2026, el endeudamiento requiere dos tercios de los votos, y los números no estaban. Ahora el gobierno avanza en acuerdos para llegar a la cifra deseada y que en la sesión de hoy (ya pospuesta desde su horario original) se sancione la Ley de Financiamiento.
La cuenta que hacen en el oficialismo es sencilla: si los 37 diputados peronistas votan a favor y también se suman los 15 radicales, los tres de la Coalición Cívica y los tres de Nuevos Aires, más los seis libertarios dialoguistas de Unión y Libertad, los números cierran, porque así se alcanzarían 64 votos, dos más que la cifra mágica de 62 que representa dos tercios del total de la Cámara.
Ese apoyo amplio lo obtendría Kicillof a cambio de los puestos en el BAPRO y fondos para los intendentes. Y no haría falta entonces que ningún diputado del PRO sume su apoyo.
Ocurre que todos los ojos están puestos justamente en el PRO, porque hay diferencias entre quienes siguen a Diego Santilli, más intransigentes, y quienes se referencian en Cristian Ritondo, acaso dispuestos a acompañar el endeudamiento si el apoyo valiera la pena. No sólo el oficialismo les presta atención; también sus socios de La Libertad Avanza. Ayer, el presidente del partido en la provincia, Sebastián Pareja, dijo que sería “un baldazo de agua fría” que diputados proístas votaran a favor de la “locura” del endeudamiento.
Si el apoyo de los otros bloques no fuera absoluto y no se llegara a 62 voluntades, el gobierno podría contar con una forma de bajar el requisito: convencer a legisladores de la oposición de que no participen en la sesión. Estas ausencias serían más decorosas que el apoyo y, dado que para la aprobación es necesario el sí de dos tercios de los legisladores presentes en el recinto, harían que el umbral se achique. Con esto, Kicillof podría tener la tercera pata de su paquete de leyes y la oposición más dura salvaría la ropa.
Se trata de una alternativa, de un plan B. El gobierno quiere cerrar la primera opción que contemplan en calle 6: alcanzar el apoyo sin fisuras de los bloques opositores que no participan de la alianza entre el PRO y LLA. Pero la falta de acuerdos en los números dificulta, por estas horas, el cumplimiento del plan A.