El estado de las vías de acceso a los campos en el interior bonaerense multiplica los reclamos, y también los intentos de solución. Disputas, proyectos e iniciativas en curso
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El problema es el mismo en todos lados; las soluciones que se ensayan son distintas. El problema es que los caminos de tierra que atraviesan y conectan los campos del interior de la provincia de Buenos Aires se deterioran rápidamente, en especial cuando hay lluvias fuertes, produciendo pérdidas a los productores e incluso aislando a familias que no pueden movilizarse.
El menú de soluciones va desde la intervención de los municipios con los recursos provenientes de la recaudación de la tasa vial (es decir, la receta tradicional) hasta la privatización del mantenimiento, pasando por el trabajo conjunto entre la comuna y los ruralistas, e incluso una modalidad que empezará a ensayarse ahora: que los propios dueños de los campos sean quienes mantengan los caminos y, a cambio de ello, reciban una compensación.
El obstáculo no es de complejidad, sino de escala. El mantenimiento de los caminos se hace con máquinas corrientes, que no son difíciles de conseguir, aunque sí bastante caras (la Provincia acaba de darle un subsidio al municipio de General Guido para que compre, por más de 23 millones de pesos, una rastra de tiro con discos dentados para reparar y mejorar los caminos; no un vehículo, sino sólo la rastra). El tema es la extensión que hay que cubrir. En toda la provincia de Buenos Aires hay más de 100.000 kilómetros de caminos rurales, que necesitan mantenimiento constante.
El gobierno bonaerense creó un fondo específico (el Fondo Compensador de Mantenimiento y Obras Viales), financiado con el 12 % de la recaudación del impuesto inmobiliario rural, que se distribuye entre los municipios en proporción a la longitud de su red de caminos de tierra. Pero las comunas generalmente aplican a ese fin, también, el grueso de lo percibido por sus propias tasas viales.
El senador provincial Alejandro Cellillo (UCR) viene insistiendo en que se apruebe un proyecto de su autoría para destinar más recursos a la constitución del Fondo Compensador, porque “el estado de los caminos rurales afecta directamente la vida cotidiana de miles de bonaerenses: desde el acceso de ambulancias y docentes hasta la salida de la producción agropecuaria”.
“Los intendentes no le daban importancia a este tema: lo tomaban como una tasa más. Ahora los productores se despertaron y se le está dando la verdadera dimensión que tiene”, dijo a La Tecla Gustavo Frederking, vicepresidente de la Sociedad Rural de Junín, distrito donde hace un mes hay una compañía privada que se hace cargo del mantenimiento de los caminos rurales. La iniciativa es similar a la que existe en Capitán Sarmiento, donde se recurrió a una licitación para que una empresa se haga cargo del servicio.
En otros municipios, como Tandil, Tres Arroyos o Benito Juárez, se da un trabajo coordinado entre el Estado y los ruralistas, a través de comisiones integradas por ambas partes. En distritos como Nueve de Julio y Carlos Casares, el enojo de los ruralistas viene en aumento. Luego de las últimas inundaciones, los productores llegaron a denunciar penalmente a los intendentes de ambos distritos, María José Gentile y Daniel Stadnik, respectivamente. La ira está más allá de la grieta: ella viene del PRO y él es peronista, de Cristina y Axel.
La indignación de los productores crece por momentos. En Nueve de Julio, los productores quemaron gomas frente a la Municipalidad e incluso entraron en el palacio municipal, donde se vivieron escenas tensas. Y hace dos semanas, en Casares, hubo un “tractorazo” para protestar por el estado de los caminos. Los ruralistas llevaron sus máquinas a la plaza central, con carteles que decían “Menos discursos, más caminos” y “Queremos transitar, no nadar”, entre otras consignas. También le entregaron una carta a Stadnik en la que advertían: “No más palabras, acciones. Porque no es exceso de lluvia, es exceso de abandono”.
La “tambera poeta” Andrea Passerini, oriunda del distrito, denunció la situación compartiendo un video que mostraba a dos chicos montando sendos caballos y vadeando lo que parecía un arroyo, que en realidad era la calle de tierra que debían recorrer para ir a la escuela.
El intendente dijo que el problema es que Casares viene de sufrir “la peor inundación de su historia” y puntualizó que el municipio no sólo se dedica a conservar y mantener los caminos, sino que también hizo, en los últimos tres años, unos 100 kilómetros de caminos nuevos. Además, señaló que le extraña la intransigencia de los productores, porque él los recibe periódicamente.
“Esto es una política de Estado”
En Tres Arroyos, como en otros municipios del interior bonaerense, el mantenimiento de los más de 2.200 kilómetros de caminos rurales (y unos 500 de caminos provinciales) se hace a través de un sistema de gestión público-privada. En el ente autárquico encargado del tema funciona la Comisión Vial, integrada por los propios productores, que coordinan con el municipio los trabajos en los caminos.
“Este sistema fue implementado en el gobierno anterior y nosotros le dimos continuidad. Para nosotros, es una política de Estado, al igual que el parque industrial”, dijo el intendente tresarroyense, Pablo Garate.
Las obras de mantenimiento se financian con la recaudación de la tasa vial, que en el distrito tiene una alta cobrabilidad, según afirmó el jefe comunal. “Nos lo tomamos muy en serio y nos da buen resultado; es una experiencia que permite tener los caminos muy bien mantenidos. El sistema tiene un buen reconocimiento por parte de los productores. tenemos mucha cercanía con elos”, dijo el intendente Garate.
“Confiamos en que esta es la mejor decisión que pudimos tomar”
Junín se encuentra en el inicio de un experimento que genera buenas expectativas entre los aproximadamente 850 productores rurales del distrito. El intendente Pablo Petrecca (senador electo por Somos Buenos Aires) decidió desempolvar una ordenanza de 2020 que le permite firmar convenios para el mantenimiento de la red vial, y llamó a licitación para concederle a una empresa privada la tarea de mantener los más de 1300 kilómetros de caminos de tierra en la zona rural.
La empresa, EVA S.A., empezó a trabajar a principios de septiembre y, hasta el momento, los ruralistas locales están satisfechos con los resultados. En principio, la compañía tendrá la concesión por dos años.
“Estamos muy expectantes con este nuevo sistema, que pusimos en marcha tras un largo proceso, con mucha escucha hacia los productores”, dijo Petrecca. “Buscamos que sea exitoso para que ellos sólo tengan que preocuparse por la siembra y la cosecha, y cuenten con caminos en condiciones que les permitan sacar sus producciones, que son claves para la provincia y el país.”
“Confiamos en que esta es la mejor decisión que pudimos tomar, porque nos permitirá ser mucho más ágiles en la reparación de maquinarias y en la operatoria del día a día. Todo con el control por parte de todas las instituciones involucradas”, subrayó el intendente.
La tercerización del servicio, hasta ahora es bien vista por los productores, que venían quejándose de la falta de mantenimiento de los caminos por parte del municipio. “Vemos un cambio. Estamos entusiasmados. Lo que se viene viendo es alentador. Hay que ver cómo funciona en el tiempo, porque es algo que recién arranca”, dijo Gustavo Frederking, miembro de la Sociedad Rural juninense.
Frederking puntualizó: “Es muy difícil plantear un sistema de gestión que sea exitoso en todos lados. Las iniciativas de Azul y San Andrés de Giles me parecen interesantes. Pero en Junín tuvimos la figura del ‘colaborador de caminos’, que era similar, y se anotaron muy pocos productores”.
En Giles, los ruralistas proponen y el intendente dispone (que no)
Un día, Carlos Giacobone se cansó. El entonces presidente de la Sociedad Rural de San Andrés de Giles (ahora secretario de la institución) se paró frente a los concejales del distrito y explicó los lineamientos de un proyecto, elaborado por él mismo, para terminar con décadas de lo que considera una “desidia absoluta” respecto del mantenimiento de los caminos rurales.
Su propuesta: que sean los mismos dueños de los campos los que se hagan cargo de esos trabajos, en vez del municipio. Y que el municipio, a cambio, los compense. ¿De qué manera? Pagándoles por el combustible que usen en esa tarea, ya sea en dinero o en vales. El ruralista utilizó el mecanismo de “banca ciudadana”, que permite que cualquier vecino de Giles presente un proyecto en el Concejo Deliberante para poner a consideración su iniciativa.
Giacobone explicó que la idea es “darle un marco regulatorio a algo que, de todas maneras, se viene haciendo”, con control por parte de la comuna y una capacitación técnica para los ruralistas. En Giles hay 900 kilómetros de caminos de tierra y los productores están disconformes con el estado en que se encuentran.
Para Giacobone, la “desidia y el abandono” no son sólo del municipio sino también del gobierno provincial, y no son de ahora, sino de hace por lo menos veinte años. Por eso decidió cortar el problema de raíz cambiando el sistema. “Ya nos cansamos. Después de esto sólo nos queda la instancia de la demanda judicial”, señaló.
La propuesta de la Sociedad Rural no encontró eco en el municipio. El intendente Miguel Gesualdi insiste en que la comuna seguirá prestando el servicio de mantenimiento a través del sistema de siempre. Reconoce que hubo inconvenientes, pero anticipa que se solucionarán pronto, en las próximas semanas.
“Nosotros tuvimos problemas con la maquinaria, pero ya está siendo reparada y por salir al campo a mejorar la situación”, explicó el jefe comunal.
“Por otro lado, hemos enviado un proyecto de ordenanza para declarar la emergencia vial, lo que nos permite llevar adelante convenios con los productores para poder atacar algunos problemas de manera conjunta”, manifestó.
En Azul hay acuerdo para poner en marcha “una iniciativa inédita”
A diferencia de San Andrés de Giles, en el distrito de Azul la iniciativa surgida del campo, para que los productores puedan hacerse cargo del mantenimiento de los caminos a cambio de una compensación, sí tuvo buena acogida por parte del municipio y se arribó a un proyecto de ordenanza que será tratado en breve por el Concejo.
El proyecto abre la posibilidad de que los ruralistas puedan ponerse al hombro la tarea de mantener los caminos y, a cambio, el municipio (a la sazón gobernado por el camporista Nelson Sombra) les descuente un porcentaje del pago de la tasa vial, en reconocimiento al gasto en que deben incurrir y, a la vez, del ahorro que le representa a la comuna no tener que dedicar parte de la recaudación a esos trabajos.
El puntapié inicial lo dio Carlos Masson, presidente de Fundazul, una fundación dedicada a promover y facilitar el trabajo del sector rural en el distrito. Masson lanzó la idea en mayo y logró convocar a una reunión entre productores y concejales de distintos partidos para hablar del tema. Luego hubo más reuniones, en las que se le fue dando forma a la iniciativa.
Entre esos concejales estaba la peronista María Inés Laurini, que aún ocupa una banca en el Concejo, pero en diciembre se mudará a la Legislatura bonaerense, ya que fue electa senadora provincial en los comicios de septiembre.
“Hay que aclarar que esta ordenanza no obliga a nadie a nada”, explicó Laurini, “sino que se trata de algo voluntario, para los productores que deseen adoptar este sistema. Es el resultado de un trabajo que se realizó en conjunto con un sector de los productores. Y tenemos entendido que es una iniciativa inédita.”
En Azul hay unos 1.440 kilómetros de caminos de tierra y desde la Sociedad Rural local estiman que un 90 % están “destrozados”. Por eso cifran su esperanza en que se implemente este sistema.
Todo indica que la ordenanza sería aprobada, ya que en las reuniones participaron ediles de las distintas fuerzas políticas y hubo consenso en la posibilidad de poner en marcha la modificación. Sólo queda esperar que hablen las bancas.