19 de noviembre de 2025
LA TECLA PATAGONIA
Si hay miseria que no se note: la bicicleta financiera de un gobernador del sur
El proyecto enviado por el rionegrino, Alberto Weretilneck, a la Legislatura le permite duplicar la emisión de letras y ampliar el sobregiro del Fondo Unico de Cuentas Unificadas. Desde la oposición advirtieron en diálogo que la provincia “vive de deuda” mientras hay falencias en los servicios esenciales

El tratamiento legislativo del proyecto enviado por el Ejecutivo para autorizar un sobregiro récord sobre el Fondo Unificado de Cuentas Oficiales (FUCO) y habilitar la emisión de Letras de Tesorería por $120.000 millones en 2026 reactivó un debate que la política rionegrina conoce bien: la dependencia del endeudamiento como herramienta permanente y la concentración de atribuciones financieras en cabeza del gobernador Alberto Weretilneck. Aunque estas autorizaciones forman parte de una práctica habitual, la magnitud del pedido y el nivel de delegación solicitado exhiben un modelo que se afianza sin mostrar señales de corrección estructural.
Las objeciones surgieron rápidamente desde la oposición peronista. En diálogo con La Tecla Patagonia, el legislador José Luis Berros afirmó que “Juntos Somos Río Negro hace 13 años que gobierna y siempre toman deuda, por más que le pongan palabras lindas. Es deuda, no hay otra”. Para el dirigente del PJ–Vamos, la insistencia en instrumentos de financiamiento de corto plazo revela prioridades equivocadas y un desgaste creciente en áreas clave. “Se patinaron muchos recursos en la campaña de hace un par de semanas atrás, y hoy los rionegrinos y rionegrinas siguen teniendo una salud pésima, con trabajadores agotados y sin recursos, y una educación que no está a la altura ni salarial ni estructuralmente”, remarcó.
Las afirmaciones de Berros se insertan en un contexto donde el Gobierno solicita duplicar la capacidad de emisión de Letras de Tesorería: de los $60.000 millones autorizados este año a $120.000 millones para el próximo. El salto no solo marca una expansión inusual de la deuda de corto plazo, sino que normaliza la idea de que la provincia debe recurrir sistemáticamente a financiamiento extraordinario para sostener su funcionamiento ordinario. A la par, el proyecto autoriza un sobregiro de $140.000 millones sobre el FUCO, la caja central donde confluyen todos los ingresos, lo que permite al Ejecutivo disponer de una línea de crédito inmediata sobre la totalidad de la tesorería provincial.
La explicación oficial, expuesta por el ministro de Hacienda Gabriel Sánchez y la secretaria Natalia Crociati, sostiene que ambos instrumentos responden a necesidades estacionales de liquidez y variaciones en la recaudación nacional. Sin embargo, el propio Gobierno reconoció que el sobregiro es de “uso diario” y que incluso generó “rentabilidad” al combinarlo con inversiones temporales de excedentes: un mecanismo que se acerca a una lógica de bicicleta financiera aplicada al sector público. La dinámica consiste en endeudarse a corto plazo mientras se colocan fondos para obtener rendimientos que se espera compensen los costos, una estrategia sensible a cualquier error de cálculo o fluctuación de mercado.
El proyecto también incorpora un paquete de facultades que, si bien no son inéditas, amplían el margen de discrecionalidad del Ejecutivo: autorización para afectar en garantía la Coparticipación Federal y regalías, exenciones impositivas a las emisiones, y la posibilidad de realizar modificaciones presupuestarias desde el Ministerio de Hacienda. En los hechos, el Poder Legislativo habilita un uso más laxo de la caja pública mientras reduce su capacidad de intervención efectiva.
Aunque el PRO anticipó su voto negativo, su postura quedó aislada en un escenario donde otros bloques pidieron más tiempo para analizar la propuesta y el oficialismo legislativo ya adelantó su respaldo. De este modo, el expediente avanza con un consenso parcial que minimiza las implicancias institucionales de delegar facultades ampliadas y sostener un endeudamiento creciente.
La advertencia central no pasa solo por los montos, que se duplican, sino por el carácter estructural del desequilibrio que buscan tapar. Para la oposición peronista, el modelo financiero de Weretilneck no cierra porque relega mejoras en salud, educación e infraestructura mientras concentra poder y normaliza la deuda como herramienta permanente de gestión. La bicicleta financiera podrá esquivar tensiones coyunturales, pero la factura la termina pagando la ciudadanía en servicios que se desgastan cada año un poco más.