Argentina
Sábado, 20 abril 2024
ANáLISIS
8 de junio de 2016

Francisco, un Papa anticorrupción

Los argentinos pensamos que somos el ombligo del mundo y, en ese contexto, miramos la realidad mundial con nuestra perspectiva; mucho por la costumbre de estos doce años en que Néstor y Cristina Kirchner hacían grandes discursos en tribunas internacionales, pero dirigidos en realidad a la política interna argentina.

Francisco, un Papa anticorrupción - La Tecla

*Por Mario Baudry


Esto, con el tiempo generó que muchos líderes mundiales no entendieran qué pasaba en la Argentina, ya que nues-tros presidentes hablaban de cosas que en un mundo globalizado no pasaban, pero sí eran cotidianas en las acciones de entrecasa; se podría resumir que lavábamos nuestros platos sucios en casa ajena.

El mundo está cambiando, y los partidos tradicionales ya no tienen la fuerza de años anteriores. Pasa en EEUU, con un candidato como Donald Trump, que se encamina a la presidencia y tiene preocupado a todos los que buscan evitar más guerras. En Europa también vienen tiempos de cambios.

En Italia acaba de ganar las elecciones a la Municipalidad de Roma un partido nuevo, con una alcaldesa como nueva referente. Inglaterra se apresta a salir de la zona Euro, que va a ocasionar un gran cimbronazo económico en la Eurozona. Libia se encamina a una nueva guerra interna de la mano de uno de los hijos de Gadafi. Siria vuelve a tomar el control del antiguo régimen de mano de los rusos. Latinoamérica vive un nuevo giro hacia la derecha, por las urnas o por los golpes blancos, como ocurrió en Brasil; también puede repetirse en Venezuela.

El Papa Francisco viene luchando sobre estas cuestiones globales que nosotros, como argentinos, no entendemos, y muchas veces nunca nos importaron, en la convicción de que vivir con lo nuestro fue el modelo de gobierno al que nos acostumbró el kirchnerismo.

Ahora que se trata de salir del aislamiento, entran a jugar otras cuestiones macro de la economía, que deben comenzar a tenerse en cuenta en un mundo globalizado.

El presidente Macri comete el error de disputarle poder al Papa Francisco, un hombre que en el mundo es respetado por su condición humilde, de reforma profunda de la doctrina social de la Iglesia, donde se pasó del Romanticismo Romano al sentir social de la pobreza estructural latinoamericana.

El Papa Francisco, o EL PAPA DE LOS POBRES, como lo señala el mundo, busca desterrar la corrupción, enquistada en las más altas esferas del poder político, económico y judicial, a través de la institucionalidad; muchas veces repiten por medio de sus voceros: “…Si logramos fortalecer las instituciones, limitamos mucho la enfermedad de la corrupción de los hombres que la integran…”.

Cuando el presidente Macri enfrenta al Papa Francisco está enfrentando no sólo a la Iglesia Católica, sino que está enfrentando al Papa de los Pobres, lo que resalta como contraposición que es un presidente para los Ricos.

El 29 de mayo, en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano, durante el cierre del Congreso Mundial Scholas, la red mundial de escuelas para el encuentro, el subsecretario de Culto de la Nación, Alfredo Abriani, tomó la palabra, y manifestó que el Gobierno hacía una donación a la institución, pero aclaró que no tenía el monto ni el decreto para leerlo. El Papa Francisco se enteró por los diarios del decreto 711, de fecha 30 de mayo, y del importe de la donación, de $ 16.666.000, para la fundación pontificia Scholas Occurrentes.

Bergoglio, conocedor como pocos de los dobles sentidos del poder argentino, se enojó porque sabía que venía la operación de prensa del Gobierno, y que no era un gesto genuino de ayuda solidaria.

No pasó un día y las usinas de propaganda política del PRO comenzaron a acusar al Papa Francisco de venderse por plata.

Lo que nadie sabía en el Gobierno, según los pasillos vaticanos, era que la noche anterior Bergoglio mandó un mail al titular de la fundación Scholas para que devolviera el importe que hubiera recibido, y que quería copia del recibo; y le puso a la misiva una posdata llamativa: “…nunca me gustó el 666…” (el número de la Bestia).

Muchos en el Vaticano están esperando que rueden cabezas, pero sólo aquellos que puedan leer entre líneas entenderán lo grave de la situación.

Mientras los líderes mundiales buscan la ayuda de Francisco, el Papa de los Pobres, el presidente argentino, Mauricio Macri, lo combate. La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿A quién le creerán más los presidentes del mundo globalizado, al Papa Francisco o al presidente Macri?. Sólo el tiempo lo dirá, y los argentinos seguiremos esperando.


*Director de revista La Tecla

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