Admnistración Vidal: Gabinete compartido

El PRO, partido joven pero de crecimiento rápido, estaba cómodo en su campito cuando además pasó a administrar dos estancias. Los ingenieros, gerentes, administradores, capataces, encargados y peones no alcanzan para cubrirlo todo. Y los socios que llegaron hace poco dan muestras de poca confiabilidad metidos en viejas rencillas por parcelas chiquitas.

Lo primero fue distribuir en cada una de las administraciones lo que hasta ahora estaba en un solo lugar, pagar lo justo y necesario a esos socios mencionados, y contratar técnicos especializados, varios sin antecedentes políticos.

Una de las estancias, la provincia de Buenos Aires, todavía tiene muchos puestos por ocupar, y hay decenas que quedan habitados por funcionarios de la anterior administración. En el equipo de gobierno actual, por lo menos en una extendida transición, subsisten muchos funcionarios de Daniel Scioli.

En ese primer paso de distribuir los propios, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, sacó provecho de un largo trayecto político al lado de Mauricio Macri, quien alentó a que el calvo dirigente sea alma máter en la constitución de equipos técnicos que luego adquirieron vuelo político.

De esta forma, Rodríguez Larreta no solamente completó su gabinete en la Ciudad con hombres y mujeres cercanos a él, sino que también los tiene al lado del presidente de la Nación y en el equipo de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. Si bien en el PRO aseguran que el único “ismo” es el “macrismo”, será inevitable que ahora el sufijo empiece a acompañar otras raíces. De allí que el incipiente larretismo tenga injerencias provinciales. Y nada de cargos menores.

De las seis o siete dependencias ministeriales más importantes de la Provincia, cuatro quedaron a cargo de dirigentes ligados de alguna manera a Rodrí-guez Larreta, quien, por otra parte, tiene un estrecho vínculo con la Gobernadora.

María Eugenia Vidal comenzó sus pasos en la fundación Grupo Sophia, y desde allí fue convocada por Larreta para sumarse al PRO, donde hizo una meteórica y siempre ascendente carrera.

“Cambiemos busca el consenso y trabajar con los mejores”, dicen desde el macrismo para sostener las alianzas políticas. “Todos somos un solo equipo y nuestro jefe es Mauricio”, insisten en pos de no mostrar internismos.

Una vez agotada la instancia de los propios, y la búsqueda de los profesionales externos, que alcanzaron, por ejemplo, a las carteras de Salud y Trabajo, llegó el momento de analizar el material humano que había en Provincia. Por reconcer la experiencia en algunos casos, y por necesidad de contar con más gente en otros, el macrismo ha decidido conservar terceras y hasta segundas líneas del gobierno que caducó el jueves 10.

Se dice que muchos de ellos quedarán por un período corto, en una extendida transición; en una especie de interinato donde el experimentado enseña al que llega. Sin embargo, muchos hombres y mujeres que respondieron a Daniel Scioli podrían quedarse un largo tiempo junto a María Eugenia Vidal.

Jorge Rodríguez, el responsable de Lotería en la administración sciolista, mantendrá un lugar por debajo de Melitón López. Los dos subsecretarios de Asuntos Agrarios (el de Agricultura y Ganadería, Juan Angel Cruz, y el de Calidad Agroalimentaria, Leonardo Mascitelli) seguirán acompñando a Leonardo Sarquís, quien sólo arribó al ministerio con su jefe de Gabinete, Jorge Srodek.

Los responsables de la recaudación de Arba, y muy probablemente la encargada de las paritarias del Ministerio de Economía, Gisella Swells, seguirían al menos un tiempo más. Son sólo algunos ejemplos de los muchos que hay, y alcanzan a prácticamente todas las carteras y dependencias.

Achicar la estructura con la reducción de subsecretarías tampoco ha significado la pérdida de la fuente laboral de funcionarios que, si bien son considerados técnicos, ocupan cargos designados por la política.

Vidal tiene a personas de su extrema confianza bien cerca. Horacio Rodríguez Larreta, amigos que viajarán a diario a La Plata. Otros sectores del PRO, como Marcos Peña, a través de Federico Suárez, también tienen lo suyo. Es un gabinete compartido, en el que por ahora son todas flores y en el cual, por debajo de la primera línea superficial, quedan muchas huellas de la anterior gestión.