Acaso la silla más importante del futuro gobierno bonaerense se ubique en el viejo edificio de avenida 7 entre 58 y 59 de la ciudad de La Plata. Allí, en el cuarto piso, atiende el ministro de Infraestructura, que desde el 10 de diciembre concentrará gran parte del poder de la estructura gubernamental. En ese lugar se sentará Edgardo Cenzón, actual titular de Espacio Público Porteño y hombre de máxima confianza de Horacio Rodríguez Larreta.
Sin una figura casi omnipresente como tuvo Scioli desde la jefatura de Gabinete (Alberto Pérez), hoy todas las miradas se posan en este economista cordobés que llegó desde el estudio de Melconian a la gestión porteña ya iniciada. Cenzón, dueño de estaciones de servicio y enfrentado en la interna del PRO con su antecesor, Diego Santilli, “pisará” gran parte de la administración Vidal.
Bajo su órbita tendrá todas las empresas del Estado (desde ABSA hasta AUBASA), la medular Secretaría de Ingresos Públicos, los entes de contralor de Servicios Públicos, Vialidad, el Instituto de la Vivienda, la Subsecretaría de Tierras y la siempre controvertida Dirección de Hidráulica.
Cenzón es Larreta. Su desembarco en Buenos Aires no fue obra de la casualidad, ni del azar; es un hombre de Macri, que le llevó los números al día en la Ciudad y se transformó en algo así como “el cajero” de la exitosa campaña electoral.
Bajo la órbita de Cenzón estará el famoso fondo que bajará de Nación para hacer obra pública, de alrededor 13 mil millones de pesos. La conexión de Horacio con la Provincia obedece a varios motivos:
1- Vidal no tiene equipo propio de gestión. Y el hombre de la gestión porteña fue Larreta. Ergo: es lógico que de esa cantera surjan los funcionarios bonaerenses.
2- “Los mejores” se fueron a Nación. Las únicas primeras líneas del PRO que estarán junto a María Eugenia serán el citado Cenzón y Cristian Ritondo, en Seguridad.
Los demás pueden resultar -a futuro- los mejores dirigentes de la Provincia, pero por ahora son de las inferiores del macrismo.
Es el caso, por ejemplo, de Santiago López Medrano, quien estará a cargo de Desarrollo Social y tendrá línea directa con su jefa política, Carolina Stanley, en Nación. López Medrano también abreva en el larretismo desde la primera hora.
La otra conexión clara Nación-Provincia es la que se dará en Educación: Esteban Bullrich tendrá en la Dirección de Escuelas a uno de sus hombres de máxima confianza, Alejandro Finocchiaro, quien estuvo a cargo en la Ciudad de la famosa capacitación docente. ¿Se vendrá el examen a los maestros?
El único ministro con peso propio, pero que también mantiene una estrecha relación con Larreta, es Cristian Ritondo, a cargo de la Seguridad bonaerense. Si bien siempre se mantuvo equidistante en la pelea entre larretistas y michettistas, en el tramo decisivo se inclinó por el primer espacio. Hizo campaña por Larreta y puso referentes en sus listas.
Está claro: no todos son de Larreta. Federico Salvai es el único de Vidal puro. Será su hombre fuerte en Gobierno y la persona de más estrecha confianza. Y quizás también el secretario general Fabián Perechodnik, ex socio de su marido, el intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro. De ahí no sale la mesa chica.
La “misión” de este equipo resultará más relevante hacia adentro de la Provincia, en la relación con los intendentes, sobre todo, y no tanto en la conexión Nación.
El hombre de la Economía tampoco es de Larreta. Hernán Lacunza viene de la mano del “Coti” Nosiglia. Incluso Larreta había optado por otro técnico cuando punteaba quién podría ser el presidente del Banco Ciudad. Pero no hay dudas de que la conexión BA del “Pelado” será muy intensa. |