En este sentido, los últimos encuentros hacia la consolidación de la unidad son sin duda una señal de retorno a las bases, ya que ha quedado claro en estos casi tres años que el enemigo es uno sólo y está en el gobierno, ahogando a los trabajadores y expulsando a los más vulnerables afuera del sistema y de la sociedad. Las últimas noticias de la reunión de Cristina con Pérsico y el Chino Navarro, después de dos años de distancia y peleas, sumado a la creciente cantidad de legisladores que se apartan de Miguel Pichetto para sumarse a las filas de la unidad opositora, son claves fundamentales que dejan en claro que ahora lo que impera es la defensa de los intereses colectivos por encima de los intereses individuales.Y para que no queden dudas sobre esta necesidad, Perón decía: “Cada uno dentro del movimiento tiene una misión. La mía es la más ingrata de todas: me tengo que tragar el sapo todos los días. Otros se lo tragan de cuando en cuando. En política, todos tienen que tragar un poco el sapo”. La contundencia de esto es absoluta. No son tiempos de andar midiéndonos entre nosotros para ver quién hizo qué a quién, porque la realidad nos supera y quienes hemos asumido el compromiso de estar al frente del pueblo tenemos que llevar a cabo sin pretextos la tarea de representar los intereses de quienes nos han brindado esa potestad. Continuando con el rol de cada peronista dentro del movimiento, Perón agregaba: “Pero yo hago aquí de padre eterno, bendigo ‘urbi et orbi’. ¿Por qué? Porque mi misión es esa. La misión mía es la de aglutinar al mayor número posible. Porque la política tiene esa técnica: acumular la mayor cantidad de gente proclive o pensante, hacia los objetivos que se persiguen. Todo el que piensa o sienta así debe estar”. En este momento, ese rol lo estaría cumpliendo Cristina, que es sin duda alguna la dirigente con mayor intención de votos por ella misma y la única que tiene la espalda política necesaria para hacerle frente a Cambiemos de cara a las elecciones del próximo año, para las cuales la situación del país será mucho más compleja que la actual dado que el plan de saqueo seguirá avanzando sin miramientos. Vamos en camino hacia una coyuntura sumamente cruel para los trabajadores y hostil para hacer la tarea militante, pero ciertamente el retomar las banderas del movimiento es el cimiento fundamental para la realización de la tarea de reconstruir la Patria desde el pie. El punto de inflexión para la conformación de una unidad multiforme y fuerte es, como no puede ser de otra manera, lo que el General decía sobre apuntarnos con el dedo entre peronistas: “Ahora, dentro de eso hay distintas posiciones. A mí se me presentan todos los días y me dicen: ‘Estos son los traidores’ y vienen otros y me dicen ‘los traidores son los otros’. Y yo siempre les digo lo mismo, porque todos lo que vienen me dicen ‘¡Pero nosotros tenemos razón!’ y yo les digo ‘Tal vez, pero yo no soy juez, no estoy para darles la razón. Yo estoy para llevarlos a todos, buenos y malos’. Porque si quiero llevar sólo a los buenos me voy a quedar con muy poquitos”. Ya vendrán los tiempos de los mejores, hoy lo que necesitamos es salir a la cancha a ganar o morir, porque tenemos la responsabilidad de ser quienes definan los destinos de la Patria. Y una vez que logremos salir del infierno al que el odio y el engaño nos han arrastrado a todos, podremos continuar con la tarea de saldar las deudas y de poner cada cosa en su lugar. Ya lo dijo también Perón: “La Patria no consiste en el tiempo limitado de nuestras vidas. Nos prolongamos en nuestros hijos como en nuestras obras. En consecuencia, aspiramos a proporcionar a las generaciones de mañana una vida más plena. Más fuerte en el respeto de sus derechos. Más feliz en el cumplimiento de sus deberes”. El futuro está en nuestras manos. MARCO ANTONIO LEIVA |