Mientras el trabajo del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos se centra en la ejecución de obras que demanda el avance del coronavirus, su titular, Agustín Simone, asegura que ya se piensa “en el día después”. Habla con La Tecla de la prioridad de reactivar la economía a través de la obra pública, de ampliar el presupuesto para atender la creciente demanda en infraestructura, de las grandes obras; y tira una frase que puede definir el destino del FIM: “Hay municipios que no eran del color político de Vidal que en el 2018 y el 2019 no recibieron ni un centavo; entonces, ¿es justo que esos municipios ahora no pueden tener una consideración de esa situación?”. -Con el coronavirus, ¿qué es lo que se paró y qué se empezó a hacer que no estaba pensado?
-Se ralentizó todo lo que no está relacionado directamente con la pandemia. No es que no se está trabajando, pero las mismas empresas tienen menos dotación, han reducido la población de riesgo, y eso ha bajado el nivel de ejecución. Cuando empezó la pandemia, el Gobernador me indicó que reactivemos las obras en salud que tenían un impacto directo en la atención del coronavirus. Reactivamos 112 obras, divididas en tres grupos: las que apuntan a la ampliación de cantidad de camas de terapia intensiva o de internación; después, las obras sobre las guardias, para tener circuitos separados de aquel que va al hospital por un posible caso de coronavirus del resto de la gente; y, por último, las obras de los Centros de Atención Primaria. -¿Y cuáles se detuvieron?
-Hay empresas que han tenido más problemas para avanzar. Por ejemplo, en las obras del Salado deben estar trabajando con la cuarta parte de la gente que había antes de la pandemia. Muchas veces tiene que ver con la decisión de cada empresa, y nosotros no las estamos obligando a trabajar. Si no es urgente o esencial, puede esperar. Las obras viales, por ejemplo, están paradas, y las hídricas dependen de la emergencia. Las cooperativas que hacen limpieza de ríos y arroyos, que es un trabajo manual, no trabajan porque es un posible foco de contagio. -Usted dijo que la gestión requiere de una intervención quirúrgica y creativa. ¿Cuánto bisturí y cuánta creatividad se exige ahora?
-Muchísimo. Salimos rápidamente con las obras en salud; muchas de ellas hubo que adaptarlas, y eso implica estar trabajando sobre la marcha. Es un trabajo muy preciso coordinado con las empresas, que a su vez tienen dificultades con sus proveedores. Además de la dificultad de escasez de fondos, que debimos ir redireccionando. Simultáneamente estamos pensando en el día después, que también es muy importante. Estamos planificando y armando un plan de obras para cuando termine la pandemia, porque la economía va a necesitar un refuerzo de obra pública. -¿En qué consiste el plan?
-En varias líneas. Por un lado estamos hablando con los bancos con los que teníamos créditos para tratar de flexibilizar esos créditos y que tengan un impacto mayor en la generación de mano de obra. En general, esos créditos son para obras de envergadura y no están orientados a obras más chicas, entonces tratamos de generar un plan con trabajos más chicos que puedan comenzar rápidamente. -¿Qué tipo de obras serían?
-De vivienda, por ejemplo, o las que tienen que ver con zanjeo, cañerías, cordón cuneta en el interior. Obras de una dimensión más chica, que posiblemente puedan ser ejecutadas por municipios, o por la Provincia, y que generen rápidamente una demanda importante de mano de obra. Por ahí, antes teníamos una visión de grandes obras viales, que no quiere decir que igualmente no las hagamos. -¿Las grandes obras quedan postergadas definitivamente?
-No, no, para nada. Las que veníamos planificando van a seguir igual, y esperamos, también, al día siguiente de este problema, poder reactivarlas. Muchas ya están financiadas, con los proyectos hechos. -¿Cuándo calculan que lanzarán este plan?
-Para la primavera, que es cuando se espera que la epidemia tendría que bajar.
-¿Hay presupuesto para hacerlo?
-Eso lo estamos discutiendo con los bancos, para conseguir el financiamiento, fundamentalmente del BID y el Banco Mundial. Son con los que estamos trabajando más fuerte en estos programas -¿Puede trabajar bien con el presupuesto prorrogado?
-El tema no es tener un presupuesto prorrogado o no tenerlo, el problema es que nosotros heredamos una situación de escasez presupuestaria, de obras paradas, de deudas, de determinaciones de precios pendientes. Si estuviéramos prorrogando un buen presupuesto de 2019 no tendríamos ningún problema; el tema es que el presupuesto del año pasado fue pésimo, y venimos de dos años donde el gran ajuste que hizo el gobierno anterior fue sobre la obra pública. -¿Qué volumen del presupuesto que viene espera para su ministerio para poder realizar el programa que proyecta?
-Va a ser un año atípico. No podemos esperar una explosión en infraestructura, porque, por la epidemia, vamos a perder medio año, y es una realidad que debemos tener en cuenta. Más allá de eso recibimos una Provincia donde la inversión de infraestructura no llegaba al dos y medio por ciento del presupuesto total, y ese valor debería estar, por lo menos, en el doble, en el cinco o seis por ciento. Lo pienso más para el 2021 que para el 2020. -¿Y para el 2020, en cuánto debería andar?
-El seis por ciento del presupuesto total debería ser para infraestructura. Es el mínimo necesario. Deberíamos tener el equivalente, al menos, a mil millones de dólares por año en inversión de infraestructura. Ese es para mí un valor piso para la Provincia. No lo tuvo nunca. -¿Esos mil millones son posibles, probables o utópicos?
-Una fuente es la presupuestaria, que yo hoy la veo muy difícil por la situación de deuda que tiene la Provincia. Lo que tratamos de hacer es buscar financiamiento externo barato y de largo plazo, con bancos de desarrollo. Aunque llegar a mil millones de dólares por año es muy ambicioso dada la situación de la Provincia, si conseguís financiamiento y lo complementás con presupuesto propio podés acercarte a ese valor. En 2019, el ejecutado no llegó a los 25.000 millones de pesos, y eso son más o menos 500 millones de dólares, o sea que hay que duplicar lo del año pasado. -Pero si usted quiere quedarse con el seis por ciento del presupuesto, ¿a quién le saca?
-No. Hay que ampliarlo, porque está la restricción de que una gran parte del presupuesto es para mantener los sistemas de salud, seguridad y educación, y no les podés sacar a esas áreas. Por eso, no hay otra opción que conseguir más recursos. Hay que trabajar con la Nación, para tratar de tener más ayuda, que es necesaria; y después buscar financiamiento externo sustentable, a largo plazo. Hoy está el problema de los vencimientos de deuda que te comen muchos recursos. Esas son las fuentes de financiación.
Algunas grandes obras a las que apunta el ministro Simone considera “muy importante” la ruta 4, que atraviesa el Conurbano, porque tiene “un impacto muy fuerte sobre la población, y no ha contado con un plan de obra estructural de fondo. En paralelo se proyectan “una buena cantidad de obras viales”. Intervención sobre temas hidráulicos en el Conurbano “en los que se ha trabajado poco. Queremos darle una solución de fondo al Reconquista y al Luján”, dice. Además de la continuidad del dragado del Salado. Pretende mejorar “otras cuencas hidráulicas que necesitan un trabajo de fondo”. Se refiere a los arroyos Las Perdices, San Francisco y Las Piedras, que recorren el sur del Conurbano. Se encararán trabajos complementarios en arroyos que están en la cuenca del Riachuelo en la zona de Esteban Echeverría y de Lomas de Zamora. La provisión de agua a Bahía Blanca a través de un préstamo del Fondo Kuwaití, con el cual ya se firmó el convenio. Una nueva planta potabilizadora para mejorar el servicio de agua en La Plata, Berisso y Ensenada. El trabajo de la cartera durante la cuarentena -¿Cómo funciona el ministerio en esta coyuntura?
-Estamos muy abocados a los temas que tienen que ver con el coronavirus. Por un lado es difícil para un ministerio como el nuestro trabajar en cuarentena, porque se necesita mucha presencia en el territorio. Se definieron los servicios esenciales y los trabajos más técnicos se hacen desde la casa. Hay áreas que trabajan full time, fundamentalmente las de obras abocadas a la salud y de Vialidad, que está haciendo la gran parte de la logística de insumos y traslados. Después hay guardias en todas las secciones. Hay algunas obras, por ejemplo de agua, a las que les dimos mucha fuerza para evitar problemas de suministro en el medio de la pandemia. Y simultáneamente tratamos de ir trabajando para el día después. “Nuestros intendentes fueron muy perjudicados en los 4 años de Vidal” -¿Qué le piden los intendentes?
-En general tienen muchos problemas con obras que se pararon o que la Provincia no les pagó nunca. Después, los intendentes de nuestro color político fueron muy perjudicados en los cuatro años de Vidal. Si se le daba a un intendente del Frente de Todos un peso, a uno de Cambiemos se le daban tres. Entonces hay reclamos de haber tenido nula intervención de la Provincia en sus municipios. Lo único que tuvieron fue el FIM en los años ‘16 y ‘17, y después se terminó. Hay mucho reclamo en relación a eso. Después, lo que piden es planes de viviendas: en el interior, mucho pavimento y obras de agua y cloacas; y en el Conurbano tenés problemas hidráulicos importantes. No es que hay un pedido común, pero en general piden obras perfectamente justificadas. Te traen esos problemas y quieren que los ayudes a solucionarlos. Ellos tienen muy clara la situación de sus municipios y piden una Provincia más presente.
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