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Argentina
Informe Especial
9 de enero de 2020
ESCENARIOS

El primer mes de Kicillof

El Gobernador de la provincia de Buenos Aires transita los primeros 30 días de la administración entre la necesidad de avanzar con propuestas para sanear las arcas públicas y tomar el ritmo de la negociación política siempre necesaria. La Legislatura y la división de poderes generaron dolores de cabeza. El rol de Juntos por el Cambio como nueva oposición.

El primer mes de Kicillof
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Axel Kicillof se convirtió en un gobernador temprano. La amplia victoria sobre María Eugenia Vidal en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto de 2019, lo ubicaron solamente a una distancia temporal del sillón de Dardo Rocha.

Entre el primer triunfo en las urnas y asumir, el tiempo jugó con las cartas a su favor y desgastó de antemano a una gestión sin iniciar. A un mes de su asunción, el Gobernador afronta varias problemáticas en las que la Legislatura, con propios y ajenos, marcó la cancha rápidamente.

Claro está, al dar su primer discurso ante los bonaerenses, Kicillof se preocupó y ocupó por la situación económica y financiera como principal factor de conflicto. Como detalló LaTecla.info, el mandatario marcó un rumbo bien distinto al que inició Cambiemos hace cuatro años. Utilizó buena parte de su oratoria – por no decir casi toda – para hacer un diagnóstico de la crisis de las arcas públicas y hablar del “industricidio”. Nada librado al azar. “Era lógico que lo hiciera, de alguna manera tiene que diferenciar su gestión y hacer un balance de cierre y uno de apertura. Ese error le costó caro a Cambiemos, al no decir como había encontrado la situación económica, financiera y social al inicio, después no lo pudo hacer”, reflexionó ante este medio la especialista en oratoria Daniela Aruj.

La estrategia discursiva del nuevo líder provincial sentó un precedente de lo que serán los primeros meses de la gestión. “Lo que se olvida se repite”, se podría decir y Kicillof no quiere que los bonaerenses pierdan el recuerdo de la preocupante situación que se atraviesa. De esa manera, hizo foco en la gestión de María Eugenia Vidal como garante de la bicicleta financiera apostada por Mauricio Macri a nivel nacional.

Así, el relato de memoria activa de parte del Gobernador, dejó de lado a la principal arma de gestión para la provincia de Buenos Aires: la rosca política.

La misma situación de conflictividad denunciada por Kicillof al hacer propio el bastón de mando, derivó en la necesidad de avanzar con fuerza en una Legislatura agridulce para el Ejecutivo. Mientras en Diputados no presenta grandes problemas para sesionar y conseguir sanciones a medias, en el Senado necesita sí o sí ceder – o consensuar – ante Juntos por el Cambio, quienes presentan mayoría de escaños. Como si fuera poco, en la Cámara Alta no hay tercera posición que permita abrir el juego a una negociación indirecta como sí ocurre en la Cámara Baja.

El primer escollo, “las leyes de emergencia”, pasó sin grandes sobresaltos. De antemano, en la oposición anunciaron que acompañarían las medidas necesarias para “brindarle herramientas a la nueva gestión”. Tal como ocurrió hace cuatro años, cuando el tablero era diferente y en pos de “la gobernabilidad”, Vidal logró sanciones claves para su administración.

No obstante, la mitad de la corta gestión de Kicillof como Gobernador se encontró enmarcada por la problemática para conseguir la Ley Impositiva 2020, normativa fundamental. La rosca que estuvo ausente en los primeros días, emergió con más fuerza que nunca para ser protagonista central.

En definitiva, la Impositiva quedó signada por las internas. Según el Gobierno, la falta de un líder de la oposición y la temporada de “vacaciones” derivaron en varios interlocutores que “embarraron” las negociaciones. En la vereda rival, apuntaron a la falta de diálogo, más eventuales grietas entre el Ejecutivo provincial y los alcaldes. Además de cuestionar que “nos pusieron el precio antes de negociar”. Así, un senador radical comentó a este medio: “como decía Perón, ni el gato acorrala al ratón”.

En ese sentido, y al fin de varios días, la mano derecha de Kicillof, el jefe de Gabinete Carlos Bianco, rompió el relato inicial: “no hay discusión por los cargos”. En un principio, se apuntó a que con la Impositiva se repartirían bancas en el directorio del Banco Provincia. No ocurrió.

La rosca se convirtió en eje central. “Todavía no tienen (Gobernación) aceitada la negociación con la oposición”, comentó un dirigente bonaerense a LaTecla.info para marcar el andar del Ejecutivo con el Poder Legislativo. De la misma manera se expresó el analista, Tognetti: "Quizás le falte algo de perfil negociador, que está aprendiendo".

Entre las varias hipótesis del primer tropiezo de Kicillof a la hora de buscar consensos, pica en punta la virtual fragmentación de Juntos por el Cambio y la pelea por dicha conducción. Así lo graficó a LaTecla.info el politólogo Andy Tow: “Hay una interna en Cambiemos entre `halcones´ y `palomas´, los primeros con una actitud mucho más cerrada, tendiendo a una oposición al estilo venezolana, y los segundos apuntando a una oposición más leal. Tal como sucedió en el peronismo luego de la derrota de 2015, hay un segmento con responsabilidades de gestión (intendentes) y otro más centrado en la pelea política”.

Los primeros días del Gobernador lo encontraron en la vorágine por su nuevo mandato público y el sinsabor por no avanzar a gusto con las legislaciones deseadas. Lo acontecido en la articulación de los poderes sirvió como antesala para una gestión que, al menos hasta el 2021, deberá negociar sí o sí con la oposición para conseguir que la Legislatura sancione normativas. Mejor pronto que tarde, dicen.

El mes de la oposición

Desde el llano, y con los intendentes al acecho, la ex gobernadora María Eugenia Vidal optó por tomarse dos semanas de vacaciones en Paris junto a su pareja, Enrique Sacco. La ausencia de “la leona” coincidió con el primer tropiezo de la Ley Impositiva 2020, que se aprobó un día más tarde de su regreso al país.

En el medio, los jefes comunales, con Jorge Macri (Vicente López); Gustavo Posse (San Isidro); Néstor Grindetti (Lanús); y Julio Garro (La Plata) a la cabeza, se convirtieron en los representantes de Juntos por el Cambio. Por caso, Grindetti hasta mantuvo una conversación con el presidente Alberto Fernández, donde “la Impositiva” fue parte del diálogo fluido.

Claro está, el grupo de alcaldes con el combo de poder territorial, representación legislativa de más de un escaño cada uno y responsabilidad de gestión, buscan ser los interlocutores validos para la gobernación bonaerense a la hora de llegar a consensos. Del otro lado, se mantiene el deseo de Vidal, acompañada por la Unión Cívica Radical, y buena parte de los legisladores, de ser eregida como jefa opositora.

Dicha fragmentación fue la apuntada por el oficialismo como responsable del primer tropiezo de Kicillof en la Legislatura bonaerense.

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