Argentina
Jueves, 18 abril 2024
ROSCA PURA
28 de noviembre de 2019

Engranajes que aceleran el cronómetro legislativo y hacen peligrar su futuro funcionamiento

Disidencias internas en los bloques mayoritarios, tensiones para sacarle piezas a la nueva oposición, cargos que Juntos por el Cambio peleará con uñas y dientes y el Frente de Todos evitará entregar, y la particular situación de un posible gobernador por un rato.

Engranajes que aceleran el cronómetro legislativo y hacen peligrar su futuro funcionamiento - La Tecla
Engranajes que aceleran el cronómetro legislativo y hacen peligrar su futuro funcionamiento - La Tecla
Engranajes que aceleran el cronómetro legislativo y hacen peligrar su futuro funcionamiento - La Tecla

El reloj avanza, los tiempos se acortan, y las agujas empiezan a tener un ritmo acelerado de cronómetro movidas por esos engranajes invisibles que hacen funcionar la máquina legislativa y siempre operan entre tapas que apenas dejan adivinar su dinámica. “Rosca” se le llama en la jerga política. 

Así está la Legislatura bonaerense, con una aparente calma en lo visible, pero con un constante movimiento intenso que definirá la estructura política de los próximos dos años, o al menos perfilará los acuerdos con la oposición y hacia dentro del propio Frente de Todos con los que comenzará la gestión de Axel Kicillof como Gobernador.

En el Senado, Juntos por el Cambio quiere hacer valer la mayoría para quedarse con la vicepresidencia primera de la Cámara, con lo cual colocaría a alguien de la oposición en el tercer escalón de la línea sucesoria.  Una silla que el peronismo no quiere ceder por nada y por ello negociará hasta último momento con sectores del futuro espacio mayoritario, con la intención de partirlo y a partir de acuerdos parcializados controlar la Cámara alta.

Los enojados de Juntos por el Cambio son el objetivo. Con juntar tres voluntades hacen tablas en 23 y desempatará Verónica Magario en futuras votaciones; pero el número clave es cuatro, porque con los 20 del Frente de Todos y esos cuatro díscolos de Juntos por el Cambio el nuevo oficialismo junta quórum. ¿Hay posibilidades de que esto suceda? Sí, aunque todavía falta dar algunas puntadas.

Los engranajes que trabajan en esa movida son exógenos a la Legislatura provincial, pero se mueven intensamente. Se trata de Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” De Pedro. La terminal en el palacio provincial es el diputado Facundo Tignanelli, y en segundo lugar Santiago Révora. Trasladan al Senado a través de Teresa García y de los muchachos de La Cámpora. Magario se concentra más en contener hacia dentro. Los teléfonos están frenéticos. 

La discusión por la vicepresidencia primera en la Cámara alta tiene la pastilla extra de que quien sea ungido puede convertirse sorpresivamente en gobernador por un día. Todavía no se ha oficializado cuándo asumirá sus funciones Axel Kicillof, pero crecen las chances del miércoles 11. Como el mandato de Vidal caduca a las 0 horas del martes 10, si finalmente el nuevo Gobernador asume el 11, la Provincia estará durante más de un día al mando del vicepresidente primero del Senado.

Hasta ahora (falta la confirmación oficial) la sesión preparatoria en la que asumen los nuevos legisladores es el lunes 9 a la mañana. Allí se eligen las autoridades de la Cámara y de los bloques. Luego, el día que asuma la fórmula ganadora para el Ejecutivo, en Asamblea Legislativa, el vicepresidente primero del Senado le toma juramento al vicegobernador, en este caso Verónica Magario. Inmediatamente después el vicegobernador entrante le toma juramento al Gobernador, es decir Axel Kicillof.

Retomando la historia de la rosca, en Juntos por el Cambio hacen trascender un esquema que ubica como seguro presidente del bloque a Roberto Costa, y como posible vicepresidente primero de la Cámara (que como ya se dijo es el puesto que quieren pelear y que lograrán si mantienen el bloque unido) a Emiliano Lasala Reparaz, radical cercano a Daniel Salvador. El croquis se completa con Maximiliano Abad, radical no salvadorista, en la continuidad de la comandancia de la bancada de Diputados y Alex Campbell como vicepresidente de esa Cámara. 

Es lo que quiere Vidal y sobre lo que trabaja Federico Salvai, pero esa maniobra deja una parta importante sin ser parte de la mesa: los intendentes Pro. Ya lo anticipó Néstor Grindetti en la entrevista realizada con La Tecla esta semana: “Antes que poner nombres hay que anteponer y defender los criterios de equidad entre los espacios políticos, criterios de cantidad de votos, de importancia de los distritos”. Está clarísimo, los peso pesados del Conurbano lejos están de imaginarse con las manos vacías en el reparto.

Engranajes que aceleran el cronómetro legislativo y hacen peligrar su futuro funcionamiento

Por el lado del Frente de Todos, por lo bajo todos coinciden en que Teresa García continuará al frente de la bancada, pero oficialmente esto no se confirma y Magario dijo textualmente que “se sigue conversando”. El trasfondo es que en la pelea por la vicepresidencia primera también tiene a García como una posibilidad concreta si es que las negociaciones prosperan y el nuevo oficialismo logra arrebatarle sobre el disco de llegada la mayoría a la nueva oposición.

Incluso hasta podría ser parte de una laberíntica jugada, en la que en lo formal García sea elegida vice primera y después pida licencia para mudarse como ministra del Ejecutivo, en cuyo caso la segunda autoridad del Senado detrás de Magario sea el vice segundo, en este caso sí de Juntos por el Cambio. Es una pieza de relojería difícil de ensamblar pero no imposible ante el complejo panorama reinante.

DIPUTADOS

Más lejos en las definiciones aparece el esquema de poder en la Cámara de Diputados. Allí también, por una paridad de bancadas, Juntos por el Cambio peleará por la vicepresidencia de la Cámara, que tiene firma compartida con el presidente. Sin la rúbrica de los dos no hay resolución valedera, y en ese contexto el funcionamiento podría complicarse en extremo. De modo que tampoco el Frente de Todos quiere ceder esa casilla. Si no le queda más remedio intentará recurrir luego al cambio de reglamento interno que elimine la exigencia de la doble firma.

Esa cuestión aparece hoy como secundaria frente a los acuerdos primordiales a los que se debe llegar para comenzar el nuevo período con signos de normalidad. Lo prioritario por estas horas pasa más por solucionar cuestiones internas de los dos bloques mayoritarios. En párrafos precedentes se explicó la situación de Juntos por el Cambio entre los deseos de Vidal y las pretensiones de los jefes comunales del espacio. En el Frente de Todos hay un verdadero mar de fondo.

Si bien el punteo minucioso lo hacen Máximo y Wado, y se espera que del acuerdo entre ellos, Sergio Massa y Martín Insaurralde surja reparto de poder de la Cámara, existe una intensa rosca interna en la propia Legislatura que puede hacer tambalear los mandatos de la superestructura. Y Kicillof no es ajeno. 

Engranajes que aceleran el cronómetro legislativo y hacen peligrar su futuro funcionamiento

Como se sabe, Carlos “Cuto” Moreno es “el hombre de Kicillof” en el palacio legislativo. El diputado de Tres Arroyos irrumpió días pasados en una reunión de bloque ya iniciada al grito de “a ver si nos ponemos de acuerdo, acá no ganaron ni los intendentes ni La Cámpora, acá ganamos nosotros”. La embestida dejó a más de uno con la boca abierta. Sin medias tintas, el Cuto mostró sus serias intenciones de ser el reemplazante de Manuel Mosca como máxima autoridad de la Cámara baja.

El mensaje tuvo claros destinatarios. El primero, el grupo de jefes comunales con base en el populoso Conurbano que hoy muñequea un bloque chico pero que le fue muy funcional a Vidal. Ese sector, comandado por Insaurralde, conduce accidentalmente Diputados a través de Marisol Merquel y busca la continuidad en el control. El primero en la lista de aspirantes es Federico Otermín, mano derecha del alcalde de Lomas de Zamora y de diálogo con el hijo de la expresidenta.

La cuestión con La Cámpora es más sinuosa. La muchachada K no desespera por la presidencia, pero sí por el control político del recinto. “Tignanelli tiene el poder, delegado por Máximo, quizá no necesite la presidencia para ejercerlo igual”, reflexionan en los pasillos del Parlamento bonaerense.

Entonces, la advertencia de Moreno, ¿marca un cerramiento de Kicillof a un esquema con los propios sin demasiado juego para los camporistas y los jefes comunales que, además, buscan terminal en Alberto Fernández?, ¿se trató de una arremetida en solitario del anguiloso Cuto para mostrar credenciales y anotarse en una carrera en la que no lo tenían en cuenta?, ¿el massismo, que por ahora se muestra cerca de Máximo, terminará jugando verdaderamente ahí o volcará la balanza para el lado del Gobernador en busca de acuerdos que hoy los deja un poco relegados en el reparto?

Las respuestas se deberán conocer sí o sí en los próximos días. La Constitución no deja margen para que la rosca se extienda más allá de sus límites. Las agujas del cronómetro aceleran como si midieran la velocidad de un Fórmula 1 en la recta de Bakú, y los engranajes ocultos del reloj se mueven con tanto frenesí que alguno puede terminar roto. Paradojal, precisamente con alguna rotura es que se pueda solucionar todo el andamiaje. De lo contrario cada pieza deberá funcionar, al menos en el primer tiempo, con energía prestada por el enemigo. 
 

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