Argentina
Viernes, 19 abril 2024
CONGRESO NACIONAL
11 de noviembre de 2019

Una delgada línea de equilibrio que se puede romper por reemplazos o portazos

Tanto Alberto Fernández como Mauricio Macri tienen el desafío de mantener sus bloques fortalecidos en el Parlamento, donde quedó un escenario de paridad que puede verse afectado por diferentes movimientos. El presidente electo puede verse afectado al formar su propio gabinete; y el actual sin se produce una fuga que se cocina a fuego lento.

Una delgada línea de equilibrio que se puede romper por reemplazos o portazos - La Tecla
Una delgada línea de equilibrio que se puede romper por reemplazos o portazos - La Tecla

Los números fríos dicen que el Frente de Todos, con sus aliados, contabilizará 121 diputados a partir del 10 de diciembre, mientras que Juntos por el Cambio totabilizará 119. Los 17 restantes, de las otras fuerzas, son los que terminarán por inclinar la balanza para uno y otro lado en un escenario de paridad que le significará al próximo presidente de la Cámara un ejercicio constante de la muñeca política para cerrar acuerdos. El tema es que tampoco alcanza para los dos tercios que requieren algunas leyes especiales.

De mantenerse como están, la bancada del próximo oficialismo y la del principal frente opositor, sí o sí se necesitarán una a la otra para el caso de las normativas que necesiten la mayoría especial. Por ello, cada corrimiento o movida tiene impacto. Ni hablar, como pasa en Juntos por el Cambio, si se está en riesgo de perder una decena de legisladores que en caso de irse dejarán a Alberto Fernández a la puerta de alcanzar el número mágico. Pero Alberto tiene, primero, que decidir si mete mano en el Congreso para armar su equipo de Gobierno, y con ello disminuir el número propio

Felipe Solá, Daniel Arroyo y Mirtha Tundis parecen tener destino asegurado en el futuro gabinete nacional. Los tres ingresaron en 2017 por 1País, el frente que armaron Sergio Massa y Margarita Stolbizer, y si se van al Ejecutivo sus reemplazantes podrían terminar en tres bloques distintos. A saber, Jorge Sarghini seguiría vinculado a Massa y por ende abrevaría en el interbloque del Frente de Todos, mientras que Marcelo Díaz se mantiene dentro del GEN de Stolbizer e iría a un espacio opositor. En tanto, Liliana Schwindt se peleó con Massa y fue candidata este año por Consenso Federal, por lo tanto si ingresa a la Cámara iría a ese bloque. De modo que si el Presidente se lleva al gabinete a tres diputados, podría hacer que empaten en número (119) con el interbloque de Juntos por el Cambio.

Claro que para el actual oficialismo y futura oposición tampoco es fácil mantener inalterado el número. Se dice en el Congreso que esta semana será clave para definir el futuro del radicalismo dentro de la alianza que conforman con el Pro y la Coalición Cívica; y la jugada de los boina blanca será clave para determinar el mapa legislativo que comenzará a regir con el recambio institucional.

Alfredo Cornejo y Mario Negri pugnan por ver quién se queda con la comandancia del bloque de la UCR, pero a la vez en el partido creen que merecen mantener la presidencia del interbloque, lo que abre un espacio de discusión muy duro con el Pro.

Mauricio Macri, quien parece haber empezado a hacer en las últimas dos semanas la política que no tuvo en los cuatro años de gobierno, hará todos los intentos posibles por evitar rupturas. No obstante, su imposición de Cristian Ritondo como jefe de la bancada amarilla generó un sismo interno que pone en jaque la mentada unidad.

Emilio Monzó, actual presidente de la Cámara baja, fue el primer receptor de los reclamos de un grupo de legisladores del interior que piden tener más participación, y que no haya imposiciones verticalistas que decidan quién los conduce. “El problema no es Ritondo, son las formas”, se quejan en ese grupo.

El propio Macri se encarga de llamar en persona a quienes amagan con gestos de rebeldía. Los díscolos se referencian en Monzó, aunque no todos le responden directamente. Se da, en este caso, un juego de doble interés: por un lado los que quieren ganar músculo para fortalecer su reclamo, y por el otro el deseo de Monzó de agrandar su espacio y ser pieza clave en la negociación legislativa.

Macri ya bajó la orden de que no quiere más de tres bloques en el interbloque de Juntos por el Cambio: es decir el Pro, la UCR y la Coalición Cívica. El monzoísmo, que por ahora esboza intenciones de quedarse en Juntos por el Cambio, pretende hilvanar 10 o 12 voluntades para hacer una cuarta bancada en el interbloque del frente opositor. El aviso de la Rosada, por ahora es tajante: “adentro del blouqe, o afuera del interbloque”.

Una delgada línea de equilibrio que se puede romper por reemplazos o portazos

Monzó se reunió para la foto de la transición con Sergio Massa, quien sin haber sido elegido aún por sus pares (como se acostumbra) ya se puso el traje de presidente de la Cámara, cargo que le prometieron cuando se cerró la alianza entre el PJ, el kirchnerismo y el Frente Renovador. Cuidado, en el poroteo legislativo a veces el más pintado termina manchado y fuera de la mesa principal. No parece el caso, pero Massa tampoco debería dormirse en los laureles cuando hay muchos K, y también peronistas, que no lo terminan de digerir.

Por eso la foto de la semana pasada tiene mucho más de gestual que sobre el hecho en sí de una transición que nunca tiene complicaciones. Le sirvió a Massa para marcar la cancha en el Frente de Todos, y le sirvió a Monzó para hacer lo propio en Juntos por el Cambio.

Seguramente a los dos los términos de la transición les gustaría más tratarlos en un ámbito menos protocolar, como la misma casa del tigrense, por ejemplo, donde suelen reunirse a compartir una buena carne, y disfrutar de largas sobremesas con habano y truco. 

Todos conocen de esta relación de amistad de larga data, que ahora les sirve a los dos, y que puede ser la llave para que en un futuro no muy lejano Monzó se decida de una vez por todas a dar el portazo definitivo y con ello romper el equilibrio que hoy deja a las dos fuerzas mayoritarias sin supremacía en el Congreso.

La rosca seguirá a full hasta el 10 de diciembre y quizá exceda esa fecha. Algunos la reivindican, otros la padecen, ahora hasta el propio Macri (que la desprecia) la ejercita a diario. 
 

Comentarios
Dr cañones
De esos recambios terminan en 120-118. serìa bueno que se averigûen bien como irian los reemplazos
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