"Lo que nosotros queremos hacer es imposible pero es imprescindible, y lo vamos a hacer el año que viene", parafraseó Facundo Manes a José de San Martín en el cierre del Congreso provincial de la Unión Cívica Radical en La Plata. El diputado nacional nacido en Salto usó el palco para lanzarse directamente a la carrera presidencial. Está convencido que quiere pelear por el sillón de Rivadavia el año que viene y ya tiene parte de la estrategia armada.
“Voy a abrazar y besar a diez millones de personas”, suele decir en las reuniones políticas en las que participa. En algunas de ellas tratan de disuadirlo de que no se apure; en otras directamente inflan más el ego político del neurocirujano y lo incitan a acelerar el proceso de instalación.
Lo que tiene en claro el científico es que la carrera la hará con una bajada constante al territorio, fundamentalmente en la provincia de Buenos Aires. Cree, con mucha convicción, que “cuando el radicalismo se levantó en la provincia de Buenos Aires, se levantó el país”. Lo dice en cada discurso y es un leitmotiv que lo lleva a priorizar por el momento el territorio bonaerense, que es donde quiere dar los primeros millones de abrazos y besos.
Manes probó en el terreno, y comprobó con el resultado de las PASO, que su contacto mano a mano con los vecinos, al estilo de la antigua política, sigue dando réditos. Antes le había dado buenos frutos a Axel Kicillof, que en la previa de 2019 recorrió los 135 municipios a bordo del ya mítico Clio.
La estrategia es estar en contacto permanente con los vecinos, escucharlos, nunca negarse a una selfie, y empatizar más allá de las creencias radicales. La apertura hacia sectores medios y moderados, así comulguen con otras expresiones políticas, es el reclamo que le hace al partido que lo eligió como figura para las elecciones de 2021 y ahora tiene el desafío de transformar en liderazgo.
"El año pasado, en menos de un mes de visibilidad, ganamos en la mayoría de los distritos de la Provincia y le dijimos a toda la Argentina que el radicalismo de la provincia de Buenos Aires está de pie para gobernar la Argentina el año que viene", dijo en el discurso del sábado en La Plata, rememorando la única campaña de la que participó y le gustó.
Manes se convirtió en el primer opositor en lanzarse casi abiertamente a la carrera pesidencial luego de que, por el lado del oficialismo, Alberto Fernández insinuara sus intenciones de reelección y que seguidores de Sergio Massa recordaran las aspiraciones del tigrense para 2023.
El saltense está convencido que en esta oportunidad sí hay una salida por el medio de la grieta y él la quiere encabezar. “La tarea de todos este año va ser ir casa por casa”, les dijo a los militantes. Y esa tarea se la pondrá al hombro como punta de lanza.
Dentro de la alianza opositora el discurso de Manes hace ruido. Sus críticas al Pro y a la imposibilidad que tuvo el gobierno de Mauricio Macri para cerrar la grieta son más espinas en la tensa relación entre los socios que componen la coalición. En el mundo amarillo saben que el neurocirujano les tiene poca simpatía, y que la apertura de la que habla es más hacia sectores moderados que incluso son refractarios al discurso del Pro duro.
La campaña de los besos y los abrazos ya empezó. En la Plata, después del cierre del Congreso, y pese al apuro por tener que ir otro acto en Chascomús, demoró un buen rato en abandonar las inmediaciones de la Junta Central de la UCR convocado para las fotos con quienes querían saludarlo.
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